Baxley y Robin

Ya le había costado mucho ante Regatas en un duelo parejo que se lo quedó con el tiro final de Baxley, y no satisfecho con la angustia del lunes, repitió la gesta de cerrar un juego en los últimos segundos, con el mismo personaje, mismo lugar, misma circunstancia, diferente rival.

Esta vez, a diferencia de Regatas el rubro “mérito” está muy discutido, ya he contado varias veces que en el axioma “en básquet el que juega mejor gana” yo no lo suscribo. Por mil causas, pero no es real. Atenas hizo un partido para ganar y lo tenía dominado a su rival, pero las derrotas y el ánimo del plantel también juega en los finales: quiso ser prolijo y se entregó ante un equipo que, por el contrario, siente que perder ya es imposible, es su antítesis. Mientras Quilmes confía en que va a ganar, Atenas duda de todo. Esa fue la diferencia real del segmento final. Ahora vamos a los “cómo”:

Cuando nacía el juego, Atenas ya mostraba las garras: iría a zona probando que tan bueno podía ser Quilmes para desarticularla. Similar receta que Regatas, pero ya se sabe cómo es el básquet: impredecible. El lunes Maciel con 3/3 en triples desarticuló la zona a bombazos. Anoche ante Atenas 1/8 en triples en el primer cuarto para sufrir como nunca. Hubo dos buenos tiros de “Junior” Cequeira pero el resto fueron muy forzados, mérito de la defensa del conjunto cordobés.

A Ramella se le agotó la paciencia cuando perdían 11-14 a falta de 2:45 y mandó un triple cambio a la cancha. Adentro Vildoza, Romero y Ortíz. Miravet, por el contrario seguía con los titulares que venían cumpliendo muy bien el plan de juego.

La distancia era más grande en el desarrollo que en el tanteador pero una falta de Rivero sobre Vildoza le posibilitó a Lucas meter tres tiros libres para dejar en tablas los primeros 10 minutos en 16 puntos.

La conexión Míkulas – Torres había funcionado con intermitencias y Atenas sabía por dónde ir pero lo hacía a los tropezones. Tenía más claro su defensa que su ataque, y por eso sumó 7 pérdidas en el primer segmento.

Para el segundo cuarto el dominio de Atenas se extendió y se hizo más evidente con el ingreso de tres relevos que anduvieron bien: Rivero, Filloy y Bortolín. Miravet sabía que la zona defensiva lucía imposible para Quilmes y la prolongó con éxito.

En tanto Quilmes que perdía solo por dos puntos (25-27) dependía con exclusividad de Walter Baxley con 18 puntos del escolta foráneo. Era un unipersonal que no fue sostenido por ningún otro compañero. Un solo de guitarra en el medio de un desconcierto. Mucho tenía que ver la defensa de Atenas, en las imposibilidades de Quilmes en ataque. Muchísimo.

Sobre el final del primer tiempo, Baxley erró tres tiros seguidos y perdió un balón en una penetración y Quilmes no tuvo forma de compensarlo. Atenas se aprovechó con Mikulas, Gonzalez y Filloy para sacar 7 (31-38) al cierre de la primera mitad.

Lo bajos porcentajes fueron patrimonio de los dos (1/12 en triples Quilmes y 1/9 Atenas), ambos con muchas pérdidas (11 por bando), Quilmes gozó de las tapas de Clark y Atenas de los rebotes ofensivos. La ventaja fue de la visita que puso los puntos en un reparto de manos diferentes.

En el tercer cuarto se mantuvo la tónica dominante del partido. Atenas mejor desde su defensa zonal, con un detalle significativo. Quilmes cambió la marca del pick and Roll con Lábaque y resolvió que su marca sea seguidor, sin salto al balón del pivote. Con esa premisa, una buena cortina y la versatilidad de Bruno, el base cordobés encontró el metro que necesitaba para castigar a la defensa: 3/5 en triples en 5 minutos.

La aparición goleadora de Lábaque fue contestada por Baxley (dos triples) pero Quilmes lo corría siempre de atrás (43-51). Hasta que el local pudo plantar mejor su defensa y construyó un pasaje positivo para ponerse a cuatro puntos (50-54). Allí en dos acciones ofensivas seguidas, Atenas encontró 4 rebotes y 6 tiros al aro, siempre terminando con conversión para llevarse el tercer cuarto 53-59.

En el segmento final hubo dos decisiones claves. El descanso de Baxley en el local, cuya media cancha quedó con Vildoza, Cequeira y Maciel. Y el regreso a la defensa individual de Atenas, después de sacarle mucho provecho a la zona.

Sin el escolta foráneo, Quilmes tuvo su mejor momento defensivo del partido, pero no solo por la contracción de los 5 jugadores en el campo, sino porque sabía que el único sustento posible para ganar era dándolo vuelta desde atrás para adelante, y buscando en el juego asociado la mejor opción (brilló Vildoza). En el momento más caliente del partido, Quilmes lució más concentrado, decidido y firme para ir a buscar el partido.

Por el contrario, Atenas sabía que había 30 minutos de dominio y faltaba la puntada final. Quiso ser prolijo, seguir la regla, el tiro de sistema. Cuando la pelota llegaba al final set play quedaban 3 segundos, terminaban siendo atrapados, tomando un mal pase o un mal tiro. De las 7 pérdidas de Atenas en el cuarto final, 3 fueron por posesión de 24 segundos.

La salida por cinco faltas de un laborioso y cansado Clark lo dejó a Maciel de 4 y le permitió a Ramella darle reingreso a Baxley a la cancha en una decisión que de tener que sacar a alguien hubiera sido difícil.

Después de remar por 36 minutos, el cervecero llegó al empate en 69, completamente lanzado al ataque habiendo cambiado la energía que había en la cancha, ya todo el viento soplaba para Quilmes. Empatados en 71, en una defensa muy buena de Atenas, extendida a un metro arriba de la línea de tres, montados todos en línea de pases, Luca Vildoza, encerrado sobre el lateral y de 7 metros y medio clavó un triple monumental.

La clase de conversión que vale mucho más que tres puntos, porque no solo llena de confianza al que convierte. Ese golpe a Atenas lo mató. Demoledor para un equipo que venía trabajando y contando los puntos como monedas.

No obstante Míkulas le dio un “tomá y hacelo” a Juan Manuel Torres y el partido se puso a uno con 75-74 con 59 segundos. Walter Baxley que había reingresado hacía solo 3 minutos, sin tomar tiros de campo, fue a pedir el balón. Lo controló, se hizo dueño de la pelota y por sobre la marca de Elsener clavo el doble decisivo (77-74) a falta de 22 segundos.

En la última Cequeira en busca de Lábaque chocó con la cortina de Torres y Juan Fernández determinó que fue “flopping”, técnico y un tiro para Atenas, que Luciano González no desaprovechó (77-75). Ahora podía ganarlo Atenas con un tiro, pero en la del final, Elsener penetró por derecha y cuando se vio encerrado abrió al lado opuesto, donde Baxley cortó el balón y fue frenado con falta. Desde la línea de libres, el escolta sentenció el juego.

Quilmes se llevó todo con una ráfaga, es cierto, pero bien mirado esta clase de victorias dicen mucho para el futuro, porque no era un juego con marco fácil para los jugadores. Se sobrepusieron a la presión, lo dieron vuelta y festejaron. Atenas se quedó con “sensaciones”. Las buenas y las malas, pero que pueden sumar para el futuro si entiende que tuvo mucho más cerca de ganar defendiendo y poniendo la energía que mostró.

Síntesis
Quilmes (79): Luis Cequiera 7, Walter Baxley 31, Maximiliano Maciel 6, Ivory Clark 4 (x) y Tayavek Galizzi 8 (FI) Luca Vildoza 15, Lucas Ortíz 0, Diego Romero 8 Bruno Sansimoni 0. DT Leandro Ramella

Atenas (75): Bruno Lábaque 13, Luciano González 11, Alexis Elsener 7, Gabriel Míkulas 12 y Juan Manuel Torres 13 (FI) Juan Manuel Rivero 3, Demián Filloy 4, Matías Bortolín 12 (x) Agustín MasDelfino 0. DT Gustavo Miravet

Parciales: 16-q6, 31-38, 53-59
Árbitros: Juan José Fernández – Leonardo Zalazar
Estadio: Once Unidos – Mar del Plata

Fotos: Majo Gil y Prensa Quilmes.

Pablo Tosal
@pablotosal