El despertar de la fuerza

El primer cuarto tuvo un fuerte potencial defensivo de Atenas, con el que logró mantener en línea a Quimsa, que por momentos sufrió ese bloqueo “griego” y se sintió totalmente incómodo a la hora de atacar el cesto cordobés. Esto se notó sobre todo, a la hora de tomar decisiones en la zona interna, buscando el lanzamiento de larga distancia, desde donde sólo anotó 1/9 en esos primeros diez minutos.

Con esa condición principal, de defensa fuerte, el Griego pudo empezar a desplegar un juego más ordenado en ofensiva, con Casey Jones y Mateo Chiarini, como principales artífices de ese cuarto (5 y 4 puntos, respectivamente). A pesar de haber estado abajo en el marcador en algunos pasajes, el equipo cordobés se fue al primer descanso corto ganando 23 a 17, dominando además la lucha rebotera 13 a 9, con un sólido trabajo en ese aspecto de Horace Spencer, con 4 recobres.

En el segundo y con mucha rotación a esa altura por parte de los dos bancos de suplentes, otra vez Atenas mantuvo esa premisa y volvió a jugar de manera prolija en ataque frente a un rival que no podía por ese entonces entrar en ritmo. A eso se le sumó que el debutante en el bando cordobés, Elijah Robinson, tomó un protagonismo marcado en ese período anotando 19 puntos.

De esta manera, los dirigidos por Osvaldo Arduh encontraron variantes para los puntos en ofensiva que pudieran darle algo de respiro a Chiarini, quien terminó la primera mitad con 10 unidades en su cuenta personal. Quimsa encontró algunos lanzamientos convertidos desde la zona de tres puntos y tuvo un buen ingreso de Leonardo Mainoldi a cancha, aún así no pudo revertir el resultado y la primera mitad se fue con el marcador favorable a los cordobeses 48-36.

La duda planteada para la segunda mitad era saber si Atenas podría mantener esa intensidad o si los de Sebastián González lograrían tomar algo de vuelo en el partido. La respuesta comenzó a develarse en el tercer cuarto, momento en el que los de Santiago del Estero comenzaron a mostrar otra cara, sobre todo en la línea ofensiva, con Cosolito tomando definitivamente la posta del ataque en La Fusión.

Mauro se despachó en ese segmento del partido con 13 puntos, con tres triples en ese cuarto, secundado por Ravenel, comenzando a abrir por la vía de tres puntos la defensa cordobesa que buscó cerrar la zona pintada. De esta manera, sin ser desequilibrante, La Fusión logró soltarse en ataque y fue solidificando sus ataques para lograr lastimar de forma más precisa a los cordobeses.

Así, los de González fueron más punzantes y esto se notó en sus ataques, llegando a anotar 31 puntos en esos diez minutos y permitiéndole 17 a Atenas, que además perdía presencia en el cesto rival. Con estos atenuantes, la visita se fue al último descanso con la historia a su favor 66-67.

Los últimos diez minutos fueron de trámite parejo en toda su extensión, con momentos para ambos, pero sin dominador de esas acciones. Cosolito fue el encargado de marcar el primer triple de ese período y de estirar la ventaja a cuatro unidades. Los dos equipos siguieron aprovechando los baches defensivos de sus rivales, algo que se presentó en gran medida en el juego, incluso para poder correr la cancha, sin balances cordobeses ni visitantes.

En ese marco, el juego se desarrolló y Atenas debió pelearla desde atrás, sobre todo en el tramo final del partido, sobre todo porque pareció sentir el trajín del juego con un equipo más corto que su rival. Eso fue bien aprovechado por Quimsa, que levantó su producción de larga distancia (16/39-41%, cinco en el último cuarto)) y eso fue fundamental para tejer la ventaja sobre el cierre del partido. Un partido peleado, disputado y con un tiempo para cada uno.

De esta manera, el equipo de Santiago del Estero pudo mantener su invicto y seguir el camino de construcción de un equipo que se arma y puede encontrar variantes para su juego, aún sin brillar, como ocurrió ante Atenas.

Crónica: Juan Pablo Casas (@JPabloCasas)
Fotos: Germán Ruiz - Prensa Atenas