El partido venía muy caldeado. Los árbitros como foco de todas las protestas. Para los dos lados. Encima dos situaciones que son detonantes. Primero quien toma el protagonismo en el final es el ex Peñarol Fernando Calvi, quien ya viene desde hace tres partidos sosteniendo duelos verbales con los hinchas de Quilmes. Segundo, en la jugada del final, Carl Edwards tira a errar el segundo libre y Diego Prego le comete un grosero fuol (no evidente sino ya grosero) a Jason Keep en la lucha por el rebote que Rodrigo y Guzman (lamentable partido) decidieron no cobrar.
Los ánimos explotaban en Once Unidos y a Fernando Calvi no se le ocurre nada mejor que ir a cargar a los hinchas de la popular local, levantando su mano derecha con la señal de ¨cagones¨. Previo a esto había hecho la señal del ¨topo Gigio¨ como que no escuchaba los insultos. Esto provocó una inmediata reacción del jugador Esteban López que fue a recriminarle a Calvi la actitud.
Según el Coprosede sus operativos son perfectos pero siempre tienen la cualidad de darse cuenta de las cosas luego de que ocurren. Así hubo una inmediata invasión de cancha (en busca de Calvi) que fue frenada por los propios jugadores de Quilmes. Lanús salió rápido por la manga rumbo al vestuario para evitar que el bochorno crezca.
No hace falta ponerse del lado de la moralidad ni la lógica para decir lo evidente, ni los hinchas pueden (ni deben) invadir la cancha ni mucho menos un jugador profesional hacerle esa clase de señas al público, y especialmente en el marco de un partido de mucha tensión. Tirón de orejas para todos.