“Hasta febrero no vuelvo”

“Hay cuatro cosas que disfruto más en la vida: leer un libro, escuchar música, ver una película y jugar al básquet”. Juan Ignacio Sánchez, para todo el mundo Pepe menos en su casa, se lo cuenta a Olé antes de juntarse con amigos. ¿Motivo de la reunión? “Un partidito. Voy a jugar al básquet el resto de mi vida. Soy muy feliz en una cancha”, asegura. Pero ahora no lo hace a nivel profesional: en abril decidió romper su contrato con el Real Madrid y se recluyó en su Bahía Blanca para pedir un minuto.

-Van ocho meses. ¿Cuáles son tus planes?
-En principio mi idea era quedarme en Bahía hasta diciembre y salir al mercado para conseguir algún club de Europa, pero lo voy a extender un poco más. Estoy muy contento acá. Hasta fines de febrero no me muevo. Ahí veré el panorama y decidiré mi salida al mercado. Mi prioridad es ir a Europa, pero no descarto nada, ni siquiera quedarme y fichar para un club argentino.

-Estás yendo a entrenar con Estudiantes...
-Voy una vez por semana para mantenerme en forma. Son muy buenos chicos, tienen un plantel corto y ponen mucho huevo. Les debo un asado porque ganaron dos partidos seguidos. Trato de ir a verlos. También juego con amigos, corro un poco y hago pesas. Estoy listo para jugar.

Estudiantes, un histórico de la Liga, fue su último club en el país. Tras la temporada 95/96, abandonó al Albo y partió a la Universidad de Temple, que le abrió la puerta para ser el primer NBA argentino (honor compartido con el Colo Wolkowyski). ¿Cierra el círculo? “La carrera empieza como un sueño, se convierte en una realidad y después se transforma en una carga. Llega un momento en el que se distorsionan las cosas. Uno hasta se la agarra con el básquet. Y no tiene nada que ver... Esto es poner las cosas en su lugar. Hacer la pausa en este mundo tan loco te da la posibilidad de ver las cosas más claras. No te sirve de nada estar en un lugar sin disfrutarlo aunque te paguen bien. Para mí no tiene sentido”, define el base de 32 años.

-En estos meses te deben haber llegado ofertas...
-Sí, por suerte hubo, pero le dije a mi agente que estoy fuera del mercado. Es una decisión personal que no pasa por la oferta económica. Voy a salir al mercado cuando sienta que estoy para jugar. Así estoy muy feliz.

-¿Nunca te agarra la desesperación?
-No te voy a mentir, veo un partido y siento la adrenalina, te pica el bichito. Pero yendo a entrenar con Estudiantes me saco las ganas. Eso me alcanza porque no extraño el día a día. Influye que sé que es un paréntesis en mi carrera. Me quita mucha ansiedad. Debe ser complicado cuando es el final... Yo quiero seguir jugando. Pero hay momentos en la vida para darle la prioridad a otras cosas. Son 15 años sin parar. Necesitaba romper la rutina.

-¿Hace cuánto no pasabas tanto tiempo en Bahía?
-Yo me fui a los 17 años para jugar en Roca. Estuve siempre afuera, primero Estados Unidos y después Europa, con la Selección en el medio. Hacía tiempo que sentía que mi relación con el básquet había pasado a ser un trabajo. Quiero que siga siendo un juego, volver a las raíces y disfrutar los últimos años de mi carrera. Necesitaba alejarme de la situación, barajar y dar de nuevo. Sé que voy a jugar algunos años más.

-La Liga tiene muchos viajes y eso desgasta al jugador. ¿Vas a estar dispuesto a alejarte de Bahía?
-Mi decisión pasa por divertirme más allá del lugar. La realidad es que no tengo una necesidad imperiosa de jugar... Hay cosas que llenan el hueco del básquet. Pero mi lugar es Bahía. Acá tengo a mi mujer, mi familia y mis amigos. En la próxima temporada, me gustaría desarrollar un proyecto para devolver a la ciudad a su lugar de privilegio en el básquet nacional, volcar toda mi experiencia y ayudar al club. Por suerte estoy en la posición de elegir. Mi opción número uno es Bahía. Y quedarme en casa.

Foto: Gentileza ESPN Deportes
Fuente: Andres Pando - Diario Olé