Fue la lucha su vida y su elemento

Hay banderas que los hinchas de Peñarol quieren ver seguir flameando aún en la pesadez de la derrota: la bandera de ser digno, de luchar, de seguir defendiendo y peleando sin darse por vencido. No es mucho lo que piden. Y en verdad este equipo de Peñarol está en deuda, tuvo altibajos pero nunca enamoró a la gente. Ni siquiera hoy, pero puede haber sido un comienzo.

Con Leo Gutiérrez fuera de la posibilidad de jugar por otro desgarro, el plan de emergencia volvía a ponerse en marcha. Figueroa tocado y Brussino definitivamente sin marcha de 4ta y 5ta. Perdió la explosión el chico que vino a hacerse cargo del puesto del escolta como titular por su esguince severo grado 2.

Entones no le quedó otras que mover el equipo y del juego uno al dos cambió nada menos que cuatro titulares. ¿Qué se podía esperar de un equipo que cambia tanto en etapa de play offs?. En realidad bien mirado Peñarol no modificó la idea del equipo donde el escolta-alero saquen diferencias físicas de la posición de Redivo. Esta vez no fueron Winston-Giorgetti sino Winston-Brussino. Luego apostó a Juan Pablo Figuera en el inicial para seguirlo al tirador bahiense antes que la ductilidad de Sahdi en ataque. Acuña por Moss era cambio cantado.

El partido tuvo un tono de paridad desde que comenzó hasta los 3 minutos finales. Encontraron ambos momentos, situaciones, formaciones y manos individuales para sacar ventajas pero no para dominarse. Fue todo un permanente estado de equilibrio que le hizo muy bien al partido, le brindó un carácter dramático e intenso.

Si tuviera Peñarol que enumerar las virtudes de la victoria debería pensar como primer punto en la defensa, en lo que logró nuevamente en el dispositivo anti-Johnson, encerrando entre tres jugadores cada vez que el pivote gira con derecha para el aro. También controlando a jugadores veloces cuyos rompimientos al aro fueron letales en el juego uno. Los tiradores del equipo bahiense respondieron por rachas.

Pero también a la hora de anotar las virtudes del triunfo se debe mencionar rápido a Alejandro Diez quien contagió a todos en el tercer cuarto liderando su ofensiva con 8 puntos seguidos y tirándose de cabeza al piso para dividir y ganar un balón. Sobre el final la aparición de Sahdi, Winston terminaron de cerrar el círculo virtuoso.

Si tuviera Bahía Basket que enumerar los errores de la derrota podría pensar en su falta de variantes para destrabar su ofensiva toda vez que Johnson jugó un primer tiempo horrible. Cuando el potente pivote extranjero mejoró para la segunda mitad se apagaron los tiradores. Juan Pablo Vaulet no estuvo en la cancha (si su camiseta) y entre Corvalán y Santiago Vaulet no pudieron imitar sus propias faenas del juego uno. Gastón Whelan jugó un partidazo, pero el entrenador Sebastián Ginóbili lo sentó en el último cuarto y cuando volvió a ingresar cometió tres faltas seguidas que fueron literalmente el partido. Algunas decisiones fueron difíciles de entender.

Finalmente Redivo hizo 20 puntos pero fue controlado en todo el segundo tiempo. El exquisito tirador hizo 14 en la primera mitad y sin encontrar espacios sobre el cierre fue forzando todo. El triple de 62-65 a falta de tres minutos de un rebote ofensivo fue mérito de su mano caliente pero que llegó como regalo de una mala decisión. Luego en la última acción tomó dos tiros de tres puntos sin tener lectura de la situación y forzando todo. Bahía Basket es así, juega con chicos muy jóvenes, tienen todo para correr, meter, jugar, divertirse pero les falta lo que solo el tiempo les otorga: experiencia y lectura de juego.

Bahía Basket se llevó el primer tiempo apenas por un punto (35-34) lanzando 8/14 en triples. ¿Qué clase de ventaja es esa de un solo punto teniendo semejante efectividad?. Una que se arma a partir de la carencia absoluta del poste bajo. A Peñarol le preocupaba la efectividad de tres puntos de la visita pero sabía que eso era algo que debería cortarse solo. Y apostó por seguir negando el rompimiento y la bola interior.

Efectivamente pasó. La visita lanzó 0/6 en triples en el tercer cuarto y se quedó sin gol. El “Milrayitas”, más regular a la hora de llegar al gol se lo hizo pagar con un parcial 18-4 para pasar al frente 55-46. En la cancha la sensación era que el local lo estaba pasando por arriba, la gente (que dio un marco fantástico al partido) estaba en llamas con la voluntad de su equipo liderado por Ale Diez. Pero era más grande la sensación que la realidad. Peñarol nunca dominó el juego de pases, ni los espacios, eran todos arrebatos individuales y lucha defensiva.

Y no haber podido acomodarse en el desarrollo Peñarol lo pagó en el último cuarto, cuando se quedó sin gol, jugando como de costumbre al “modo heroico”. Cuesta distinguir si el equipo de Sergio Hernández tiene alguna otra forma de resolver esta ecuación en la serie pero eso de ganar jugando bien hasta el momento no lo ha podido cumplir.

Cuando Bahía volvió a encontrar porcentajes en el tiro de tres (triples de Redivo y Ramos) con un Whelan fantástico se puso tres arriba (62-65) a falta de 3:00 minutos con parcial extendido de 7-19 en 8 minutos.

Pero el cierre fue todo de Peñarol. Apareció Sahdi para hacerse cargo de los errores de Whelan y facturó 7 de los 8 libres que lanzó. Luego un doble largo de Massarelli y las estocadas finales de Kennedy Winston definieron el pleito. El parcial con que el local cerró el partido fue de 15-2 en tres minutos. Fue un mazazo contundente para quedarse con juego de suma paridad. Se repartieron todo, menos la victoria, que quedó en manos del equipo que enarboló la voluntad y la lucha y supo cómo ganarlo. Y eso en los play offs es oro puro.

Síntesis
Peñarol (77): Juan Pablo Figueroa (-), Nicolás Brussino 6, Kennedy Winston 15, Alejandro Diez 14 (x) y Roberto Acuña 11 (FI); Fabián Sahdi 10, Luciano Massarelli 15, Chris Moss 3 y Franco Giorgetti 3. DT: Sergio Hernández.

Bahía Basket (67): Gastón Whelan 7 (x), Lucio Redivo 20, Juan Pablo Vaulet 4, Jamaal Lavy 12 (x) y Anthony Johnson 11 (FI); Máximo Fjellerup 7, Ariel Ramos 3, Facundo Corvalán (-), Santiago Vaulet 3 y Hernán Jasen (-). DT: Sebastián Ginóbili.

Parciales: 17-16, 34-35, 55-47 y 77-67.
Árbitros: Pablo Estévez, Diego Rougier y Jorge Chávez
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas (Mar del Plata)

Pablo Tosal
@pablotosal