El sueño americano

Cerca de mil personas se rompían las manos para aplaudir la salida del equipo desde el rectángulo rumbo a los vestuarios. Había terminado el primer tiempo y los hinchas se pellizcaban entre ellos para saber si era verdad. Quilmes llegó al descanso del entretiempo arriba 50-28. Y antes que eso hubo una historia.

La noche desapacible, el fútbol de la selección con Messi, el mal momento de Quilmes era una linda invitación para no ir. Pero los que fueron tuvieron su recompensa, porque no debe haber nada más lindo que recibirlo todo cuando no se espera nada.

Para Quilmes medirse con Boca Juniors representaba una medida de exigencia plena para entender donde estaba parado luego del terremoto con la salida de Román González. Acaso ganar (siempre ganar) no era lo más importante, sino crecer.

Los buenos momentos ante 9 de Julio debían ratificarse y eso mismo hizo Quilmes desde el comienzo del partido. Metió una defensa de mucha acción que fue su sustento, su piedra basal. Tener el jugador más alto del plantel (Johnsen) en el puesto del alero le da al equipo de Maffei la posibilidad de cambiar mucho en todas las cortinas y tomar indistintamente las marcas. Y tiene el peligro de volverse lento. Son apuestas.

La defensa de Quilmes tuvo como objetivo romper el juego de Stanic con Alston en los pick and roll exquisitos que arman el base y el pivote xeneize y le negaron a O´Bannon la chance de ir para adentro saltando con cambio en todas las cortinas. Boca se encontró de golpe con una película parecida a la que había vivido con Peñarol 48 horas atrás y como si lo persiguiera un karma el primer tiempo de Boca ante Quilmes fue la continuidad del segundo con Peñarol. Completó 40 minutos muy flojos.

El local lo aprovechó todo. Porque su defensa armó la estructura pero su ataque construyó la victoria a pura efectividad. Quilmes no había podido pasar los 74 puntos a favor ni en la victoria ante 9 de Julio. De repente todos la metían. Morris mostró nuevamente las cualidades con el aro cuando le pasan el balón en las cercanías, además de su respetable tiro de media distancia. Hopson jugó e hizo jugar y Britton Johnsen ¡Por fin! encontró el aro desde los 6.75 mts y clavó dos triples seguidos para abrir la diferencia inicial muy rápida a 21-8.

El “Huevo” Sánchez ya había parado el juego (13-4) y apostaba a los cambios para frenar el aluvión pero nada resultaba. Boca erraba y ataca a un sólo tiro sin rebote ofensivo. Alston estaba dominado, Stanic fuera de conexión con sus compañeros y Graves en otra cosa. Solo le quedaba la voluntad de O´Bannon que impedido de ir para adentro metió dos triples por puro talento y decisión y las ganas de Ale Diez que alternaba buenas con malas.

En el segundo cuarto Quilmes se divirtió atacando la zona rival. Boca se plantó en una 2-3 para invitarlo al local a que salga Morris de la pintura (11 pts 100% de cancha en el 1er cuarto) y solidificar su rebote. Pero Johnsen estuvo muy fino y metió dos triples más (4/4) mientras Piñero se sumó al show con dos triples de 7 metros y medio. Quilmes terminó el primer tiempo con 7/9 en triples, 13/21 en dobles y dominio absoluto de los rebotes (23-6).

Por su parte Boca tuvo la voluntad de Brussino en ofensiva, y nada más. Martina y Fierro entraron a cambiar el ritmo defensivo, no lo lograron y ofensivamente fueron anulados. Fueron realmente 20 minutos de mucha confusión en el equipo visitante que se vio abrumado y sin respuestas. La distancia fue de 50-28 al cabo del primer tiempo. Inesperada en la previa pero tan real como ese cariñoso aplauso de la gente que le devolvía el alma al cuerpo.

En el segundo tiempo hubo otro Boca en cancha y otro partido. Más real, mucho más cercano al partido que fuimos a ver. El conjunto visitante salió con mentalizado en dar otra imagen si era que tenía que vender la derrota. Y lo logró.

Subió su defensa con mucha presión y tuvo mucha más decisión para atacar el aro. Le faltó un goleador en toda la noche, porque las intenciones, el desgaste, la lucha se deben refrendar con puntos (al final de la cuenta siempre se gana metiendo más que el rival) pero a pesar de la ausencia de un líder anotador, Boca ganó el tercer parcial 21-15 y lució mejorado.

También es justo decirlo que la remontada de Boca de coincidió con la salida de la tripleta Hopson – Johnsen y Truscott que se estaban reservando con aire para el final.

En el último cuarto Boca tiró el resto y metió presión todo el campo con Stanic (y luego O´Bannon), Barlasina y Brussino para correr, D´Elia por Alston y Mariano Fierro. Un Equipo ágil, rapidito y de mucha piernas. Quilmes tuvo una secuencia de equivocaciones contra la presión muy evidentes, pero Boca no estuvo fino para aprovechar esos recuperos, a pesar de ponerse a 12 (72-60 a falta de 4:18) no tuvo gol en momentos claves. Además cada vez que Boca falló un tiro Quilmes tuvo un león debajo de las tablas como Louis Truscott que literalmente le puso un candado a su zona pintada. Terminó con 19 rebotes y todos los aplausos.

Finalmente con el propio Truscott y Brian Morris sellaron la victoria. Nico Ferreyra tomó buenas decisiones con el canasto para coronar una actuación equipista de un equipo que se muestra solidario y unido. Quilmes Tuvo un primer tiempo de lujo y el segundo de obrero. Va construyendo su renacer en la liga con pasos firme disfrutando del poder de su cuarteto americano.

Síntesis:
Quilmes (86): Philip Mac Hopson 18, Nicolás Ferreyra 14, Britton Johnsen 13, Brian Morris 19, Louis Truscott 12 (formación inicial); Facundo Piñero 8, Gregorio Eseverri 2. DT: Daniel Maffei.

Boca (69): Maximiliano Stanic 7, Larry O´Bannon 16, William Graves 2, Alejandro Diez 5, Derrick Alston 7 (formación inicial): Juan Brussino 10, Mariano Fierro 9, Fernando Martina 2, Marcos D´Elía 11. DT: Oscar Sánchez.

Progresión: Quilmes 26-15, 50-28, 65-49 y 86-69.
Árbitros: Fernando Sampietro y Oscar Brítez.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas.

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.net)

Pablo Tosal
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