No estuvo a la altura

La previa: Buenas intenciones

El descenso de Sionista de Paraná había dejado a la Liga Nacional sin una muy buena plaza, como la capital entrerriana. Sin embargo, Lanús decidió dejar de jugar en la máxima categoría del básquet nacional, por lo que la gente de Echagüe no lo dudó. El Negro volvía, a través de la vía administrativa, a codearse con los más importantes de este deporte en nuestro país.

Pero claro, más allá de la alegría momentánea por lograr acceder nuevamente a la posibilidad de jugar en la Liga Nacional, había que armar un equipo. Echagüe ya tenía algo armado pero para disputar el TNA, no pensado para la máxima categoría. Más trabajo entonces, además de la lógica complicación de tener que competir en una durísima Conferencia Norte desde el vamos.

Desde la experiencia de un técnico como el Loro Maffei, se contruyó un plantel sin nombres rutilantes, en el cual el sacrificio debería ser la bandera a levantar para llevar a Echagüe a conseguir los triunfos que lo mantengan en la categoría. Además de necesitar un aporte casi decisivo de los extranjeros que serían parte de un equipo planeado para jugar un peldaño abajo.

La primera fase: Apenas un buen comienzo

Los tres primeros partidos del torneo ilusionaron a todos en Paraná. Echagüe le ganó en el Butta a Libertad, Atenas e Instituto. El equipo parecía apto para jugar en la Liga Nacional, estaba invicto y demostrando personalidad para cerrar tres partidos durísimos. Parecía que lo mejor estaba por venir en una capital entrerriana muy sedienta de ver básquet del bueno.

Sin embargo, lo que vino después fue muy duro. Fueron quince derrotas de manera consecutiva, muchas de ellas goleadas impiadosas, que dejaron al equipo entrerriano de lleno en el último lugar de la Conferencia Norte. Se necesitaba un golpe de timón, y la dirigencia optó por la salida de Maffei, quedando en su lugar el asistente técnico Ignacio Barsanti para la segunda fase.

El comienzo de la segunda fase: Más derrotas

Ya con Barsanti como head coach, el Negro arrancó la segunda fase con el ánimo renovado, pero sin resultados. Dos amplias derrotas en casa y tres sinsabores más jugando lejos del Luis Butta, hicieron que el elenco entrerriano cierre el 2016 con un contundente registro de 3-20 que lo dejaba lejos de cualquier pelea en la tabla de cara a la parte decisiva de la Liga Nacional.

El final de la segunda fase: Condenado de antemano

Enero no fue un mal mes para Echagüe. Pese a perder de forma contundente los cuatro partidos que jugó lejos de casa, el Negro ganó muy bien los dos partidos que disputó en el Luis Butta, quedando 5-24, aunque con un problema. Una larga historia con la habilitación de Barsanti hizo que Echagüe de Paraná deba cambiar de entrenador, asumiendo Iván Najnudel el 1 de febrero.

Al hijo de León le esperaba una interesante seguidilla de cinco partidos seguidos en Paraná en el comienzo de su gestión. Sin embargo, solamente pudo ganar el último (ante Peñarol) y el 6-28 que ostentaban los entrerrianos por ese entonces era una clara señal de que la cosa no caminaba. Faltaba mucho, pero el panorama era muy oscuro para el histporico equipo entrerriano.

Dos alegrías aisladas (ante Instituto y Obras en Paraná) fueron lo poco que pudo cosechar Echagüe luego de esa seguidilla de partidos en casa con la que Najnudel comenzó su trabajo. Casi como una decisión lógica teniendo en cuenta el panorama, Iván fue cortado y en su lugar retornó Barsanti, ya que reglamentariamente estaba habilitado tras pasar más del 75% del campeonato.

Poco, por no decir nada, cambió sobre el cierre de la serie regular para Echagüe de Paraná. El equipo entrerriano no ganó más, sin embargo, dejó una mínima luz de esperanza en el partido disputado ante Boca (futuro rival por la permanencia) en el Luis Conde. El Negro peleó de igual a igual, e incluso ganaba faltando un minuto, pero cayó gracias a un gran cierre de Gianella.

La final por la permanencia: Tan cerca, tan lejos

Precisamente ante el Xeneize fue la tan esperada serie por la permanencia. Con 56 partidos sobre el lomo sabiendo que debería disputar esta instancia, el Negro llegó a la Bombonerita pero fue borrado de la cancha en los dos primeros partidos. Ya 0-2, el equipo de Barsanti demostró juego (en el tercero) y coraje (en el cuarto) para regalarse la vuelta a Buenos Aires a jugarse la vida.

Un enorme marco rodeó al quinto y definitorio punto de la final por la permanencia. Afuera de la cancha se empezó a vivir desde un buen rato antes de empezar, e incluso adentro el comienzo fue parejo. Sin embargo, una entrada letal de Delfino, más una enorme noche de Gargallo definieron la llave en favor de Boca. Echagüe cerraba su temporada sin victorias de visitante y descendido.

Balance final: No estuvo a la altura

Dentro de lo casi nulo para resaltar de forma positiva que dejó la temporada de Echagüe, una de las pocas cosas interesantes fue el paso del equipo entrerriano por la Liga de Desarrollo. Se sabe que Paraná y sus alrededores son una fuente inagotable de talentos jóvenes, y el Negro estuvo a la altura de las circunstancias clasificándose entre los cuatro mejores, para luego perder con La Unión.

Lo otro interesante que dejó el efímero paso de Echagüe por la Liga Nacional es la mejoría edilicia del Luis Butta. Reacondicionado para disputar la máxima categoría de nuestro básquet, el estado de Echagüe fue amoldado a los tiempos que corren. No tapa la tristeza del descenso deportivo, pero es algo interesante y que quedará a futuro para la institución de la capital entrerriana.

En relación a lo deportivo, casi todo fue negativo para la institución entrerriana. Desde la decisión de jugar en Liga Nacional ya sin la posibilidad de armar un plantel competitivo, hasta el quinto partido de la serie ante Boca, fue casi todo un cúmulo de errores que culminaron en un descenso casi cantado. Para destacar, Solano, Buemo, y muy poco más. El resto, para olvidar.

Muchas cosas más se podrían destacar como negativas, aunque sería recaer en cosas que fueron dichas hasta el hartazgo durante la competencia. Los idas y vueltas con los entrenadores, el no haber ganado nunca de visitante en 31 partidos jugados lejos de Paraná, y una larga lista de etcéteras que se podrían ir agregando. Un combo demasiado duro que terminó en un descenso más en la historia de Echagüe.

Desde dos situaciones puntuales tendrá que trabajar Echagüe para la temporada 2017/2018. Su gente que no cometió desmanes y que incluso fue a la Bombonerita en el último juego es una. Y las lágrimas de muchos jugadores en pleno quinto punto en La Boca. Si se sostiene en bases sólidas y no en ilusiones pasajeras, este histórico de nuestro básquet puede volver a ser lo que en algún momento fue.

Fotos: Prensa LNB.

Leonardo Chianese (@leodeflores)