Al ritmo del uno

Fue un partido que regaló sólo en parte lo mucho que se espera de esta serie. No fue un desecho de emociones donde seguramente la ventaja de 20 puntos que tomó Libertad en el último cuarto conspiró contra el espectáculo.

La remontada final de Peñarol buscando poner incertidumbre en el resultado, y la destreza de Libertad para cerrar el juego fueron puntos altos, tanto como el pletórico tercer cuarto que jugó el local donde puso el juego de su lado. El resto fue mucha lucha, protestas y nervios para atacar y defender. De todos modos es innegable que Libertad jugó mejor que su oponente y eso se reflejó cabalmente cuando encontró los porcentajes.

El juego fue cambiante en el primer cuarto. El partido abrió con Peñarol dominante imponiendo con su defensa la ventaja inicial. Fue 10-2 en una corrida de 4 minutos donde Libertad tomaba tiros incómodos pero sobre todo permitía que Peñarol disfrutara de una ofensiva con gol en todas las posiciones. Lamas pidió minuto y se enojó.

Libertad salió del minuto convencido que debía cambiar su defensa para emparejar el juego y fue lo primero que hizo. Logró frenar el goleo de Peñarol ajustando las marcas. Al mismo tiempo comenzó Sebastián Ginóbili a hacerse dueño del partido de apoco.

La aparición de “Sepo” en el juego le dio más tranquilidad para atacar y a su equipo mejores opciones ofensivas. Con un cierre muy desprolijo, donde mandó a cortar con falta, Peñarol cerró el primer cuarto sufriendo dos libres de Moldú y una distancia que se redujo solo a uno (19-20).

Para el segundo cuarto comenzaron a jugar los árbitros quien mantuvieron una constante a lo largo de todo el partido: se olvidaron de cobrar las faltas disciplinarias pero cobraron cualquier tipo de faltas deportivas que encontraron. Así, un cachetazo en las cortinas era falta y una protesta al árbitro nada.

Esto provocó un partido donde todos protestaban y luego se cobraban faltas que en la serie regular no existen (el sistema de tres árbitros no trae más faltas sino distintas). De todos modos los árbitros no incidieron en el desarrollo, solo fueron parte de la desprolijidad del partido.

Libertad jugó mejor en el segundo cuarto que Peñarol no obstante el equipo de Sergio Hernández se lo llevó 23-21. ¿Desde donde un equipo juega mejor y pierde?. El concepto es el siguiente: Libertad se apoyó en su juego de conjunto y consiguió tiros más cómodos. Peñarol forzó más las situaciones ofensivas y dependió de las individualidades. No fueron ventajas absolutas ni sustanciales, quizás pequeñas pero perceptibles. Libertad jugó mejor al básquet que su oponente.

Es un error habitual contar el partido por el resultado. Peñarol ganó el primer tiempo pero no fue más que Libertad. De hecho, el local fue el que encontró más situaciones positivas de su planificación que Peñarol que debió sortear obstáculos sobre la marcha. Dos datos del primer tiempo. Peñarol apoyó su ofensiva en el 6/11 en triples (55%) y Libertad sufrió con el 3/13 (23%).

Los porcentajes son situaciones de juego que tienden a acomodarse de acuerdo al desarrollo. Esto fue claramente visible en el tercer cuarto. Llega un momento que tirar incómodo no provoca puntos, por el contrario, el lanzamiento a pie firme como consecuencia de una buena dinámica de pases hace todo más fácil con el aro. El tercer cuarto fue un claro ejemplo de esto. Con un agregado. Mucho no creen en ella, pero la “suerte ganadora” es todo un misterio.

Libertad siguió mejor en el desarrollo, jugando bien con los pases, encontrando bueno tiros, y ahora si, a diferencia del primer tiempo, tuvo altísimos porcentajes y tiros convertidos inverosímiles como el triple de 9 metros de Moldú después de una doble tapa de Mata y González a Profit y Pelussi.

Peñarol no tuvo respuestas en sus bases, que no daban de comer al equipo, porque fue imposible que lo sacaran “limpio” a Locatelli o Wadley, ambos absorbidos por la marca. Incluso Picarreli y Rodríguez como tándem del 1-2 tampoco funcionaron.

Sergio Hernández probó todas las variantes (incluso con Mata de 4 y Román de Pivote) pero Libertad fue una maquina de defender y jugar bien en ataque. La distancia en el segmento (35-17) abrió una brecha de 15 puntos al nacimiento del último cuarto.

Con un parcial inicial de 8-3 Libertad sacó 20 (83-63) al inicio del último cuarto. Un pequeño parcial 5-0 hizo que Lamas pidiera minuto. Frenó rápido el juego porque no quería ni pensar en una remontada de Peñarol. Acaso lo más importante que mostró el milrayitas en la noche haya sido sus ganas de ganar.

No se dio por vencido, tuvo orgullo, vergüenza deportiva y fue para adelante. Descontó y se puso a 11 con dos libres de Marcos Mata para ponerse a 9 a falta de 3:30.

La distancia se mantendría entre los 10 y 14 puntos en el final porque Sebastián Ginóbili y Pablo Moldú fueron los titiriteros de las acciones. Manejaron los hilos de la victoria de Libertad en el cierre del partido.

El banco de Peñarol que había dado 18 puntos en el primer tiempo en tres jugadores apenas tuvo 7 puntos de Marcos Mata en el segundo tiempo. Osborne no pudo aprovechar más la doble marca a Román y los perimetrales titulares de Peñarol fueron los grandes ausentes del juego uno.
Libertad disfrutó de un Andrés Pelussi a pleno, no guardándose nada y un equipo que jugó como tal para cerrar un juego importante. Pero que en una serie de alto nivel solo dice lo siguiente: Libertad 1 -Peñarol 0.

Síntesis
Libertad (93): Sebastián Ginóbili 13, Pablo Moldú 14, Laron Profit 13, Andrés Pelussi 20 y Robert Battle 13 (FI); Jorge Benítez 12, Juan Pablo Sartorelli 0 y Marcos Saglietti 8. DT: Julio Lamas.

Peñarol (84): Sebastián Rodríguez 6, Quincy Wadley 9, Juan Manuel Locatelli 8, Jason Osborne 11 y Román González 25 (FI); Marcos Mata 7, Lucas Picarelli 9, Alejandro Diez 7 y Jervaughn Scales 2. DT: Sergio Hernández.

Parciales: 19-20, 40-43 y 75-60.
Árbitros: Alejandro Chiti, Diego Rougier y Fabricio Vito.
Estadio “Hogar de los Tigres”.

Foto: Gentileza de Demián Schleider (infoliga.com.ar)

Pablo Tosal
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