Santiago Querido

La particularidad de la final de la 07/08 fueron sus sedes. Sunchales y Santiago del Estero son dos lugares que levantan las banderas de los pueblos del interior. El fin de mayo actual encontró a Santiago del Estero en un cálido otoño, con temperaturas que superaron los 30 grados. Noches de verano, sin viento, con la gente en las veredas, y más ganas de tomar algo en algún bar que de irse a dormir. Santiago no se enteró que está por llegar el invierno.

También es notorio que la costumbre adaptada al clima hace que la vida cotidiana vuelva pasadas las 18 horas, cuando renace la ciudad. Puede haber siesta o no (es un mito que todos la duerman) pero el habitual calor aleja la gente de las calles por las tardes. Así cuando la ciudad vuelve a cobrar vida, ya son las 19. Los partidos no tienen otro horario que el de las 22 y estas finales jugadas a las 21 descolocó un poco a la gente local. Demasiado temprano para sus gustos. Incluso la cena siempre es después de las 21.

Santiago vive tiempos de cambios y de acuerdo a lo que aseguran la mayoría de los lugareños, la ciudad comienza a estar más limpia ahora y quiere mejorar. Es mucho lo que tienen para hacer, pero en breve inauguraran una nueva Terminal de Ómnibus, que alteró en parte el tranquilo ritmo santiagueño ya que por disposición municipal cambiaron los sentidos de las calles en pleno centro. Se dice que será una de las terminales más bonitas del norte argentino.

Según lo que viví fue muy extraño llegar todo el día al Hotel Coventry, sobre la calle Chacabuco, y bajar siempre del taxi caminando hacia la derecha y luego a la mañana siguiente, cuando bajé al Lobby del Hotel la calle iba para el sentido contrario. De repente la ciudad se había dado vuelta o yo estaba loco.

La dirigencia de Quimsa se encargó de presentar una fiesta y montó un espectáculo digno de la final. Todas las buenas voluntades siempre chocan con la carencia de la infraestructura, pero 140 periodistas acreditados son muchos para cualquier estadio. Además se debieron improvisar una suerte de palcos VIP par las autoridades y palcos de prensa especiales. En el patio del estadio se levantó una carpa grande con sillones para prensa y VIP donde se podía esperar el partido o concurrir en el entretiempo para un refresco.

De todos modos nada hubiera sido cómodo sin la buena atención. Los estadios en la Argentina no tienen el glamur de los europeos y ni las dimensiones de los de NBA pero se suple bastante de las carencia de infraestructura con la amabilidad y la predisposición de los anfitriones.

El martes a la noche, en el intervalo del juego tres al juego cuatro, se dispuso un agasajo para devolver gentilezas de la atención en Sunchales. En un bonito restaurante llamado “Sasha” Se dieron cita autoridades, dirigentes de ambos clubes, la prensa nacional que cubrió las finales, algunos representantes y también estaba como invitado especial el técnico Rubén Magnano.

Luego de la comida llegó el tiempo del show con una coreografía de danzas típica a cargo de Luis Ruíz y su grupo de artistas. Una puesta en escena con Bombos, boleadoras, zapateo y baile (gato y chacarera). Una delicia.

Luego llegó el grupo local Raíces, integrado por 5 jóvenes valores que deberían romperla en Cosquín el año que viene. La gastaron. Dos guitarras, un bombo, dos voces. Hicieron temas propios y canciones populares autóctonas. Cerraron con “Entre a mi pago sin golpear”. Se fueron acompañados de una larga ovación.

Luego los presentes, ya entonados de tanta música, toreamos al crédito local, Roly Navarro, quien debió subir a cantar dos tangos. Lo hizo con la dignidad de los grandes y la voz de los quebrados. Tal vez por la angustia del 0-3. A propósito: el comentario general fue “si festejan así un 0-3 como será cuando estén 3-0”.

Una curiosidad para los que venimos de Buenos Aires: el valor del taxi. No hay dos que te cobren lo mismo por el mismo viaje. En principio algunos usan el reloj, otros ni eso. El precio del taxi es barato y el valor de la bajada de bandera es de 2 pesos y luego tarda como 10 cuadras empezar a caer el resto de las fichas. Una viaje de 15 a 20 cuadras puede salir 3.00 a 3.50 pesos. Ir de Santiago a La banda en taxi sale 10 pesos para algunos, 15 para otros (por ejemplo para el tachero que nos paseó cuando llegamos a la termina de Santiago hasta el Hotel).

Finalmente sin dudas asombro completo fue la relación con los mozos santiagueños. Yo tomo el café cortado mitad y mitad en jarrita. En mi estadía lo pedí tres veces, a tres mozos diferentes y nunca me trajeron lo que pedí. Primero hay que hacer un curso para llamarlos, luego cuando llegan no pueden descifrar algo tan simple como “café cortado mitad y mitad en jarrita”. Dos veces me trajeron cortado común, la tercera es increíble, se lo remarqué dos veces para que no se equivoque y el mozo llegó con un cortado en pocillo. Obvio que jamás lo devuelvo porque me da vergüenza, pero me dan ganas de llorar.

Lo mejor fue Edgardo, el mozo del restaurant del Hotel Coventry. Además de muy buena onda, no hizo saber rápidamente (a Juan Manuel y a mi) que Quimsa no pierde de local, y de paso nos convidó a pensar que si perdía era por nuestra presencia. Después de perder el tercer juego de la serie más bien nos aconsejó no ir al juego final de Olímpico y Lanús por miedo a que le pongamos la piedrota a club bandeño.

Le explique que en mi caso mis preferencias en la final de la Liga eran por una serie corta, por lo tanto más bien era un talismán. De todos modos fuimos a la final de TNA y Olímpico ganó y dio la vuelta. Zafamos.

Pero luego llegó lo más curioso. Edgardo seguía insistiendo en nuestra condicionante presencia para el triunfo santiagueño sobre Libertad. Mejor que ganara el cuarto o no cenaríamos esa noche. Luego de la derrota en el juego cuatro volvimos al Hotel a ver que pasaba. Llegamos y logramos cenar, pero la tele indicaba que San Antonio le ganaba por 15 a Los Lakers. Desde que llegamos, Kobe Bryant fue una maquina y Los Spurs se cayeron a pedazos. Cada doble de Los Lakers era una mirada cómplice de Edgardo hacia nosotros.

Cuando llegó la pizza y el triunfo angelino sobre los San Antonio le aclaramos algo indispensable: nosotros íbamos a manos de los Lakers.

Pablo Tosal
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