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05/03/2002 09:07 | Liga Nacional

Deseo y decepción

Los primeros dos partidos de la serie entre Gimnasia y Esgrima de La Plata y Peñarol de Mar del Plata reflejaron los momentos de cada equipo, las expectativas de cada uno para lo que resta del campeonato y...
Autor:Pablo Tosal

Personalizaré la nota. Cuando llegué a la ciudad de La Plata, no menos de tres periodistas locales se apuraron a decirme que Gimnasia no estaba bien, que no eran solamente las tres derrotas en fila y que el grupo estaba desmoralizado. 72 horas después reconozco que no se notó para nada. Sí se notó, en cambio, un grupo con muchas ganas de revertir una última imagen de Fase Regular que no fue positiva. Gimnasia mandó el mensaje que estaba vivo y con ganas de seguir.

Confieso que mis expectativas con Peñarol eran grandes. Porque detrás de todos los problemas que el equipo tuvo en la temporada, intuyo que hay un plantel con hambre de ganar y sed de revancha. Y los play offs tienen muchos vericuetos tácticos, pero también el costado anímico del grupo juega su papel fundamental. Entre las cosas que sabemos de Peñarol, admito que era imposible ver un equipo que de la noche a la mañana juegue bien, lindo y gane. No obstante, la victoria (en este caso anecdótica) podía sustentarse en la fortaleza espiritual. Y en este punto el grupo hizo agua por todos lados.

Carlos Romano demostró ser un técnico que sabe motivar a sus dirigidos, que a veces comete errores tácticos, que es muy temperamental y que, especialmente, le gustan los play offs, en el medio de todo esto, se encontró con un grupo que no tiene identidad y ni siquiera un líder. “Todavía nos estamos conociendo”, dijo Fernando Rodríguez minutos antes del segundo partido de la serie. Y el tiempo se acaba para todos.

Es sabido que la química de un equipo nuevo tarda en llegar, y el play offs con Gimnasia lo tiene en jaque, pero mucho más preocupante es recibir como respuestas a tanta expectativa, caras largas para cada cambio, fastidio por las cosas que no salen, falta de actitud, desconcentraciones (traducidas en torpes pérdidas de balón) propias de quien está jugando un partido de pretemporada.

Para Peñarol las salidas de este laberinto no las encontrará en los reproches, y tampoco tiene tiempo para experimentar más soluciones, entonces, como dijo Leopoldo Marechal: “del laberinto se sale por arriba”. Sólo con temple, espíritu fuerte, voluntad, solidaridad y dientes apretados, podrá suplantar la ausencia de juego. Es más que un deseo, es casi una doctrina para que el invierno no les llegue tan rápido.

Pablo Tosal

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