Argentina chocó con una aplanadora

Las expectativas por ganarle al Dream Team no eran menores, porque negarlo. Pero también con la conciencia tranquila del pasaje a Atenas 2004 asegurado, era justo reconocer que un triunfo ante esta versión del equipo de los sueños, más tenía que ver con una baja performance del rival, que de méritos propios.

En todo caso, una gran actuación Argentina, con efectividad y alto esfuerzo defensivo, podría dar como resultado un partido al menos parejo. O casi. Como lo había sido el de la primera ronda.

Pero nada de eso pasó. El partido en su sentido común duró apenas 4 minutos. La selección sub campeona del mundo perdía 15-20 y el “Chapu” Nocioni erró una bandeja en contraataque en superioridad de cuatro contra uno. Fue lo más cerca que se estuvo del Dream Team. Tras esa jugada se terminó el partido; o comenzó el unipersonal, que es decir lo mismo.

Tim Duncan, Tracy Mc Grady y Vincent Carter ofrecieron el show de las volcadas por el mismo precio de la entrada. Todo lo que Jason Kidd y Mike Bibby tiraba para arriba como asistencia, se transformaba automáticamente en un ally up.

Rubén Magnano hizo descansar al mismo tiempo a Fabricio Oberto y Emanuel Ginóbili y se quedó sin gol. Quien iba a imaginar que el aro se cerraría de tres puntos para todo el resto y que Estados Unidos defendería con tal intensidad.

Fue un cóctel explosivo, el Dream Team, inspirado y con ganas, y la Selección Nacional jugando a no querer jugar. La historieta terminó con un parcial de 21-0 en 10 minutos (los últimos 6 del primer cuarto y los primeros 4 del segundo). Pero lejos de bajar el pie del acelerador, el Dream Team siguió a fondo.

Argentina se recostó en zona, pero era vulnerada por los cuatro costados y por la pasividad para ejecutarla.

En ataque estacionado o corriendo el contraataque se podía ver a los Harlem Globbe Troters pero sin la música de los Sweet Georgia Brown. Todo un lujo.

La música apareció en el segundo tiempo, después de que Argentina perdió por 33 puntos el primer tiempo (27-60) y llegó a perder por 41: 38-79, desde las tribunas bajó el canto más conmovedor y valiente de la noche: los casi 100 hinchas argentinos ubicados en la tribuna alta de las populares sabían que los mejores tributos se hacen en vida.

Por eso no permitieron que el baile de la cancha no tuviera la música adecuada. Había que gritar por lo que no se jugaba. Fue así que el público local se contagió del aliento de los hinchas argentino y el equipo respondió. Con los suplentes o los titulares el equipo no hizo tanta agua y defendió más.

Apreció el gol perimetral que no se dio en el primer tiempo (2/10 en triples) y Ginóbili (16 pts) anotó algo más junto con Victoriano (16 pts).

Los segundos 20 minutos dejaron el marcador igualado en 46. Fue un final de 106-73. algo mucho más digno del segundo mejor equipo del torneo, que llegó a Puerto Rico a revalidar títulos y se vuelve con la frente en alto, y un examen muy bravo aprobado.

Quizás no como el alumno sobresaliente del mundial. Esta nueva versión, post Indianápolis, lució mucho más irregular, pero no por eso menos efectivo. Perdió 4 partidos sobre 10 y terminó segundo.

El final fue a puro festejo, toallas, remeras y banderas en mano, todo servía para revolearlo al aire y gritar bien fuerte: “Ohh Argentina, es un sentimiento... que no puedo parar”.

Estados Unidos 106: Jason Kidd (5), Ray Allen (13), Tracy McGrady (12), Tim Duncan (23) y Jermaine O´Neal (12) (FI) Vince Carter (12), Nicholas Collison (2), Mike Bibby (11), Kenyon Martin (6), Elton Brand (4), Richard Jefferson (6).

Argentina 73:Juan I. Sánchez (0), Emanuel Ginóbili (16), Andrés Nocioni (7), Fabricio Oberto (14) y Rubén Workowyski (6).(FI) , Lucas Victoriano (16), Gabriel Fernández (0), Leonardo Gutiérrez (2), Luis Scola (4), Guillermo Kammerichs (2), Leandro Palladino (6),

Arbitros: Juan Arteaga (España) y Juan Figueroa (Puerto Rico)
Parciales: 35-15, 60-27, 83-47

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