Cierta mejoría

Tomando como referencia los tres partidos de la gira europea y comparando con los tres encuentros disputados en el Diamond Ball, en Nanjing, China, se puede decir que la selección argentina tuvo una leve mejoría en ciertos aspectos.

De las caras largas por las tres derrotas consecutivas por el Viejo Continente se pasó a la alegría por los tres éxitos en cadena que le otorgaron una nueva copa a la generación dorada.

De todas formas, en el bunker del seleccionado, los jugadores no saltaban de alegría ya que saben que todavía faltan un montón de cosas por mejorar y que el Diamond Ball se ganó por el peso de las individualidades y no por la demolición que impone el juego de equipo.

El mejor partido de Argentina por tierras chinas se observó ante Serbia. Los dirigidos por Sergio Hernández impusieron su defensa y dejaron al rival en solamente 60 unidades. La ofensiva lució aceitada por ciertos momentos; aunque nuevamente se optó por el lanzamiento perimetral y se dejó de lado el goleo cerca de los canastos.

El debut ante Irán fue más de lo mismo. El juego de equipo no apareció y por las individualidades Argentina batió al campeón de Asia sin ofrecer mucho.

La final del certamen, ante Australia, bien puede dividirse en dos partes, con una Argentina apática y otra que mostró garra, corazón y actitud, síntomas propios del espíritu ganador de la generación dorada.

El scouting no fue el ideal. Argentina salió a jugar pensando en que Australia sacaría rédito del poder ofensivo de Andrew Bogut, David Andersen y Chris Anstey. Se protegió la pintura y se dejó libre el perímetro pensando en que los oceánicos no tenían lanzadores de temer. Descuidar el perímetro generó sufrir 11 triples y padecer por la buena mano de Patrick Mills, David Barlow y CJ Bruton.

El ataque albiceleste también fue desprolijo. Se optó por no abastecer a los internos y al cabo de la primera mitad el tándem compuesto por Luis Scola, Fabricio Oberto, Román González y Juan Gutiérrez se combinaba para sumar nada más que 2 aciertos sobre 4 intentos.

19 puntos abajo el cuerpo técnico solicitó minuto. Ahí afloró la garra, el corazón, el carácter, el sacrificio y la voluntad para dar vuelta la historia. Se empezó a jugar interno y Scola, como en sus mejores épocas del TAU Cerámica, se hizo un festín en la pintura. Luis concretó 28 unidades en el complemento y contó con la ayuda de Emanuel Ginóbili que se despachó con 20 en la etapa final y con un Andrés Nocioni que voló de lado a lado para capturar rebotes.

En definitiva las individualidades siguen estando por arriba del juego de equipo; algo que deberá cambiar en la última semana de preparación. Argentina dejó en claro que el hambre de triunfos está más vivo que nunca; aunque como dijo Ginóbili no siempre todos los equipos te van a dejar volver al partido.

El rendimiento individual fue en alza. Pablo Prigioni se mostró más afianzado. El base, en los tres encuentros del Diamond Ball, promedió 4 puntos, 2.3 rebotes, 5.6 asistencias, 2 recuperos y 3 pérdidas. El cordobés resultó el mejor pasador del certamen.

De todas formas el tema a tener en cuenta es que Prigioni promedió 29.3 minutos. Fue el argentino que más minutos estuvo en campo y el quinto en la tabla general de todo el Diamond Ball, sumando cuatro minutos menos que el iraní Hamed Afagh.

A raíz de esto y sabiendo que Antonio Porta no está para jugar más de 10 minutos por encuentro surge la siguiente inquietud ¿Aguantará el físico de Prigioni jugar 30 minutos día por medio? Si mantiene dichos números acumulará 150 minutos de juego en 5 partidos. Ante Irán, a priori el rival más accesible de la zona, podría descansar más minutos aunque en la fase clasificatoria sumaría a razón de poco más de 120 minutos de juego en apenas una semana y un día.

Luis Scola venía sumando buenas y malas, pero la rompió en el segundo tiempo del partido decisivo ante Australia. En ese magistral segundo tiempo ante los oceánicos sumó la misma cantidad de puntos que convirtió durante toda la gira por Europa (28).

El pivot fue el goleador del torneo con una media de 20 tantos por encuentro. Lanzó con gran efectividad (24/36 en dobles) y se mostró confiable desde la línea (12/13). Luis completó su planilla con 2.6 rebotes, 1 asistencia, 0.3 recuperos y 1.6 pérdidas.

El aspecto a corregir por el interno albiceleste pasará por la carga de faltas personales. Scola fue el jugador que más faltas cometió con 4.7. Salió por faltas ante Serbia y Australia y cometió 4 ante Irán.

Argentina podría sufrir en dicho apartado. Scola fue el máximo infractor; mientras que Fabricio Oberto lo secundó con 4 faltas por partido. Los pivots están en alerta y deberán cuidarse.

Justamente Oberto levantó mucho su nivel. Se lo criticó al decir que en la gira por Europa no había mirado al aro (lanzó apenas 2/5 en dobles), pero en China se mostró como una confiable vía de gol. Promedió 9 puntos, 4 rebotes, 1 asistencia, 2 recuperos y 2.6 pérdidas. Tuvo mucho protagonismo ofensivo con 11/17 en dobles, teniendo ante Serbia un destacado aporte en ataque (13 puntos).

Emanuel Ginóbili sigue evolucionando de la lesión. Perdió el miedo y recuperó velocidad y dinamismo a la hora de buscar el aro. El bahiense fue el segundo goleador del seleccionado con 19 tantos. Manu tuvo mucho la pelota y lanzó 9/20 en dobles, 7/13 en triples y 18/22 en libres. Su estadística se completó con 1.6 rebotes, 2.6 pases gol, 1.3 recuperos y 0.6 pérdidas. En el momento que más lo necesitó el equipo siempre aportó soluciones.

Andrés Nocioni volvió a mostrar su fiereza y su espíritu ganador. Promedió 13.3 puntos, 6.6 rebotes, 0.6 asistencias, 0.6 tapones, 0.6 robos y 2.3 errores de balón. Tuvo una media de 29 minutos de juego. Ante la nula participación de Federico Kammerichs, Carlos Delfino por momentos fue su relevo; aunque Chapu también dio una valiosa mano como ala pivot ante jugadores de mayor porte físico.

Román González y Carlos Delfino cumplieron como relevos. El jugador de Peñarol se mostró más confiado y sus números fueron similares a la gira por Europa. La planilla de González fue de 6.6 tantos, 1.3 recobres, 0.3 asistencias y 1 pérdida. Siempre fue el primer recambio y gozó de minutos debido a que los pivots titulares de Argentina se cargaron de faltas. Delfino siempre fue una rueda de auxilio. Fue relevo de Manu, de Nocioni y por momentos tomó la base del equipo. Promedió 24 minutos de juego, 8.6 puntos, 4.6 rebotes, 0.6 asistencias, 2 robos y 0.6 pérdidas. No abusó de su juego individual como lo había hecho durante los tres partidos por el Viejo Continente.

La rotación incluye a 7 jugadores ya que Hernández sorpresivamente le otorgó poco espacio a Paolo Quinteros (1 punto de media en 10 minutos y errático de tres con 1/7), Juan Gutiérrez (2 puntos y 1.3 rebotes en 7.3) y Antonio Porta (0 puntos, 1 rebotes y 1.3 pases gol en 9). Leonardo Gutiérrez (0/2 en triples y 2 faltas) y Federico Kammerichs (0/1 en triples, 2 rebotes, 1 asistencia y 1 falta) solamente jugaron ante Irán y no vieron acción ante Serbia y Australia.

Argentina mejoró. Solo falta terminar de ensamblar el juego de equipo ya que el carácter, la actitud y el hambre de triunfo sigue vivo.


Foto: Gentileza www.fiba.com


Juan Manuel Rodríguez
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