Subidos a la misma ilusión

Ya que estamos en China es bueno recordar viejas lecturas:
“No hay llanura que no esté seguida por una pendiente.
Ninguna partida que no esté seguida de un regreso.
Aquel que permanece perseverante en el peligro
Está libre de censura.
No hay que quejarse de esta verdad;
Goza la buena fortuna que aún posees.”

I Ching

Argentina por fin tuvo un final cerrado con fortuna. Parece que si la generación dorada no gana por 15 puntos de diferencia sus partidos no puede ganar. Contra Yugoslavia en Indianápolis, ante España en Japón, frente Lituania ahora en Beijing. Dios nos ha devuelto una.

Desde que terminó el partido con Grecia hasta el viernes a las 22.15 (11.15 de la mañana en Argentina) habrá tiempo para un bien intangible, propio de los vicios humanos: LA ESPERANZA. Así, con mayúsculas.

Esta versión de un nuevo Dream Team, tan baquetado últimamente, reverdece los laureles de sus notables predecesores (92, 94, 96). Es un equipo que tiene una agresividad bien entendida que le cae muy justo a su ansiedad de salir campeón. Talento individual, físicos privilegiados, lo mejor de la fabulosa competencia denominada NBA.

Y del otro lado nosotros. La mejor selección del mundo de los últimos seis años. No por vender un slogan, sino por la contundencia de los hechos, Sub campeón del mundo 2002, campeón olímpico 2004, cuarto del mundo en 2006 y ahora entre los cuatro en estos juegos de Beijing 2008. Pero la realidad indica que somos un equipo que está muy corto, maltrecho y que no todo se suple con el corazón, la entrega y el alma.

Intuyo que por estas horas no hay un argentino que no le tenga fe a esta selección. Aunque sea una locura ganarle a los Estados Unidos de hoy íntimamente y en silencio nos permitimos soñar, nos permitimos tener esperanzas.

Sobre la misma se ha escrito y dicho mucho. Leemos algo de viejos conocidos y vemos que la esperanza puede ser algo muy bueno o jugarnos en contra, a ver:

La esperanza es el sueño del hombre despierto. (Aristóteles - 384 AC-322 AC - Filósofo griego).

Luego llega el terrible filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) y nos da un golpe en la cabeza con su pensamiento: “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”. Pero el propio Nietzsche no desconoce del poder de la fe. Por eso también dice “La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte”.

Acaso una visión muy interesante del tema, sea para nosotros, la que dio el dramaturgo y actor francés Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière (1622-1673) pues habla de algo que en básquetbol tiene uso cotidiano: las estadísticas. “Salen errados nuestros cálculos siempre que entran en ellos el temor o la esperanza”.

Mientras nosotros, (periodistas e hinchas aquí en Beijing, periodistas e hinchas en la argentina) nos abrazamos a la ilusión, los protagonistas (Cuerpo Técnico y jugadores) son los que deben trabajar para que el sueño se haga realidad. Nadie nos regalará la final.

Que nuestro acto de fe se vea protegido y alentado por los hechos. Argentina no jugó un gran partido ante Grecia. Nos dominaron con su defensa, escapamos por talento individual, Carlitos se recibió de Carlos y ligamos la del final. Los jugadores arrastran dolencias varias, somos un equipo de 7 (siendo generoso) y jugamos contra el peor oponente del mundo. La previa no es la ideal. Pero nadie puede matar en mi alma el sueño grande de una victoria.

Desde Beijing – Pablo Tosal
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