Cuando cuatro años no son nada

Regatas Corrientes logró la Liga Sudamericana 2012 -su tercer título internacional, segundo en la Liga Sudamericana (el primero fue en 2008)- basado en un tridente perfecto integrado por el base Javier Martínez, el escolta Paolo Quinteros, y el ala pivote Federico Kammerichs.

Categoría, jerarquía, calidad, carácter, personalidad y una inigualable mentalidad ganadora fueron los atributos del tridente “Fantasma” que llevó a Regatas Corrientes a la obtención de la XVII edición de la Liga Sudamericana de Básquetbol, “Copa Arriba Corrientes”.

El experimentado base paraguayo Javier Martínez, símbolo y capitán, fue el gran estratega de Regatas Corrientes. Su personalidad y carácter llevaron al “Fantasma” a muy buen puerto, como en el 2008 en donde, junto a Alejandro “Puma” Montecchia, alzó el primer título internacional, precisamente en la edición XII de la Liga Sudamericana.

Dotado de una mano caliente prodigiosa y de una tremenda jerarquía, el escolta entrerriano Paolo Quinteros fue el gran héroe y el MVP de la Liga Sudamericana 2012. Fue el jugador de los puntos determinantes, logrando hazañas épicas como el triple ante Obras Sanitarias, para ganar después de dos tiempos suplementarios por la mínima diferencia.

El “amo y señor” de la pintura, sin dudas, fue el ala pivote de la selección nacional, Federico Kammerichs. El correntino fue el emblema del equipo, y con su tremenda categoría fue pieza clave del título; como en el 2011 en Xalapa, México, cuando el equipo correntino logró la Liga de las Américas, también con total autoridad.

También hay que destacar a los jugadores foráneos, tales los casos del alero Dartona “Tony” Washam, sumando y aportando en todos los rubros, y el pivote Jerome Meyinsse, un cambio más que oportuno que redundo en beneficio del juego colectivo del “Fantasma”, y siendo un complemento perfecto para Kammerichs.

Además Nicolás Romano, Miguel Gerlero, Nicolás Ferreyra y Pedro Calderón, viniendo desde el banco, siempre aportaron soluciones, ya sea como revulsivos, como variable para llevar al gol (Romano un especialista), para ser picantes en defensa y en la conducción, y para darle minutos de descanso a los titulares.

Un párrafo aparte para el entrenador Nicolás Casalánguida. Un “enfermo”, un obsesivo, de la perfección. Moldeó un equipo que al final de la temporada se quedaría con la triple corona: Liga Sudamericana, Súper 8 y la Liga Nacional de Básquetbol. Conducción, liderazgo, conocimientos, claridad en trasmitir ideas. El profesor fue clave en el proceso.

Fuente: Prensa Regatas.