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12/09/2017 19:03 | Liga Nacional

Corrientes

"Voy a dejar que mi juego hable por mí"

A semanas de la llegada a Corrientes, Erik Thomas se tomó unos minutos para dialogar acerca de su interesante historia. Hijo de padres norteamericanos, se fue del país a muy temprana edad. Después de unos años, volvió a la Argentina de la mano de Regatas y afirma que quiere "dominar" la competencia en esta entrevista exclusiva de Pick and Roll.
Autor:Ignacio Miranda (@nachomiranda14)
"Voy a dejar que mi juego hable por mí"

El reloj marca casi las 12:30 y Erik Thomas es el último en retirarse del entrenamiento matutino en las instalaciones de Regatas. Educado en la escuela norteamericana, la nueva adquisición remera no se la cree y sabe que debe dejar que “la gente” vea de qué está hecho. Con mucha humildad nos cuenta acerca de su pasado en la universidad, sus prácticas con un equipo NBA y la experiencia en la selección nacional.

Luego de hacer los trabajos de elongación con el kinesiólogo y de haber practicado los tiros libres, el alero decide quedarse a hacer la entrevista antes de ir al vestuario a cambiarse y nos recibe con un cálido abrazo. Con timidez, Erik se presta a la charla y hablando del huracán Irma (que ocurrió donde viven algunos de sus familiares) aclara que todos sus parientes se encuentran bien.

Sus raíces argentas le hicieron mantener muchas tradiciones: es hincha de River Plate, le gusta escuchar a Rodrigo y es un consumidor activo de mate. Además, consciente de la leyenda de su papá James, dice ser una “réplica” de él. Sin importarle mucho el frío de la mañana correntina, el oriundo de Argentina se quita su camiseta y con una tonada muy porteña en la que arrastra la “doble L” comienza a hablar.

P&R: A los siete años te mudaste a Estados Unidos, ¿cómo fue esa transición de irte a vivir a otro país?

E: Fue un gran cambio. La familia decidió hacerlo y me costó un poco la adaptación porque al principio no me podía comunicar con las personas. Sin embargo, tardé sólo dos meses en aprender inglés y, al ser muy joven, por suerte eso no fue un problema. Tenía amigos que me ayudaron a adaptarme también con el tema del idioma y además tuve que acostumbrarme rápidamente a la cultura de allá.

P&R: En secundaria empezaste a crecer como jugador, llegando a promediar 32 puntos en una temporada, ¿qué sentiste en ese momento?

E: Cada año en la secundaria siempre traté de hacer algo para ese momento. En mi último año, para tratar de conseguir una buena beca, di lo mejor de mí. Sin embargo, cuando terminó la temporada me lesioné y tuve que tomar otras opciones. Me había torcido el tobillo, pero por suerte a los cinco meses me recuperé y pude empezar de vuelta. Luego seguí trabajando y mejorando mi juego.

P&R: Después de ese gran año en la escuela tuviste un paso por la NCAA junior antes de llegar a la Universidad de New Orleans, ¿cómo es ese proceso?

E: Tenés dos años para jugar en el colegio junior, ya sea por lesión, por las notas o por querer mejorar tu juego, entre otras cosas. Mi motivo fue la lesión en el tobillo y ese año lo tomé para recuperarme y tratar de crecer como jugador. Después fui a la universidad de New Orleans y por suerte ya estaba recuperado, jugamos torneos grandes y gané muchos premios individuales.

P&R: Luego del huracán Katrina la universidad en la que jugaste llegó a estar a punto de jugar la división III de la NCAA. Sin embargo, a partir del programa del nuevo entrenador, Mark Slessinger, el equipo remontó su mal andar. Contanos esa historia.

E: Si bien yo no estuve ahí cuando eran división III, yo sé que hacer eso por la ciudad fue muy grande para la gente, la escuela y los jugadores. El entrenador cambió el programa y cuando él llegó se pudo mantener en la división I y competir en el primer nivel.

P&R: Además pudieron llegar a la famosa “locura de marzo”, ¿cómo se vive por dentro esa experiencia que muy pocos tuvieron la oportunidad de presenciar?

E: Hicimos historia. Hace 21 años que la universidad no llegaba a la “locura de marzo”. Nos divertimos todos y fue una gran experiencia. Viajamos en un jet privado (cuenta Erik con un poco de asombro). No sólo eso, además nos trataron a todos muy bien.

P&R: Alejándonos un poco de la parte deportiva, ¿de qué se trata la vida en las universidades norteamericanas? ¿Es difícil mezclar el básquet con la educación?

E: En las clases los profesores siempre nos ayudaron y cuidaron. A veces cuando jugábamos en lugares lejanos ellos nos permitían mandar los trabajos y las tareas por correo. Nos decían qué teníamos que hacer y en todo momento nos estábamos comunicando. Los entrenadores, además, siempre se aseguraban de que nosotros cumplamos con las tareas y con todo lo que nos mandaran.

P&R: ¿Qué enseñanzas fuera de lo deportivo te dejo la universidad?

E: Estar ahí me hizo crecer no sólo como jugador sino como hombre. Me ayudó a mejorar como persona, cómo hablar con las personas, cómo escucharlas y esas fueron unas de las cosas más importantes que me tocaron aprender y vivir.

P&R: Luego de tu periplo universitario fuiste invitado al campo de entrenamiento del equipo NBA de los Portland Trail Blazers, ¿cómo fue estar dentro de la máxima liga mundial?

E: Fue una gran experiencia, poder competir y estar al nivel de los mejores fue buenísimo. Pasé todas las pruebas y no hubo nada que no haya podido hacer, solamente me pidieron que cambie mi juego para ser un poco más base. Pude mostrar que puedo jugar con ellos y espero que en un futuro pueda demostrar que quiero estar allí. Mi plan es llegar a la NBA y voy a trabajar con todo para llegar a ese lugar.

P&R: Tuviste la chance de ser convocado a la Selección Argentina, ¿qué sensaciones te llevaste de esa experiencia?

E: Poder compartir equipo con Luis fue inexplicable, siempre cuando él hablaba lo escuchaba y aplicaba esos conocimientos en la cancha. Ahora en el equipo voy a tratar de aplicar todo eso que aprendí ahí. Me llevaba bien con todos en el equipo, nos divertimos mucho y es un grupo humano muy bueno y joven que, para mí, va a ser la nueva generación.

P&R: ¿Te sorprendió la convocatoria a los Juegos de Taipei?

E: No mucho. Para ser mi primera participación en una competencia FIBA me fui conforme. Jugué bien y fue una excelente experiencia poder estar con ese gran grupo de chicos. Con Matute (Solanas) pude hablar ayer por su contratación en San Martín y le dije que nos vamos a ver en la temporada.

P&R: Imagino que soñás con integrar la selección mayor en algún momento

E: Sí, siempre mi primera opción es la selección nacional, jugar con ellos y representar a la Argentina.

P&R: En un momento dijiste que uno de tus sueños era jugar la liga argentina, ¿cómo se dio tú llegada a Regatas?

E: Poder hacerlo ya es un sueño cumplido, ahora quiero divertirme jugar y sobre todo ganar. Toda mi familia estaba muy emocionada cuando les conté la noticia. Con mi papá hable antes de firmar el contrato y me dijo: “ahora es una nueva etapa de tu carrera y tenés que tratar de jugar y ganar la liga”.

P&R: Tu papá fue una leyenda acá en Argentina, ¿creés que tu juego tiene similitudes al de él?

E: Creo que traigo en mi juego su sangre. Soy una réplica de él (comenta entre risas) y a la vez trato de agregar lo mío a lo suyo para intentar ser un mejor jugador siempre.

P&R: ¿Qué sentís que le podés dar al equipo con tu juego? ¿qué cosas hacés bien y cuáles tendrías que mejorar?

E: Es algo que quiero que las personas vean, que me conozcan como jugador y quiero mostrar a la liga que tengo muy buen juego y que voy a intentar dominar la competencia.

Nacho Miranda
@nachomiranda14
Pick and Roll
Fotos: prensa Regatas

»Rojinegro13/09/2017 20:22
Que boludos sos papá, a re-GATAS justo vas ?

Al club más amargo y pecho frío de la liga ?
Responder
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»Traverso13/09/2017 23:31
Si, ese que te dio vuelta la final.
Hablame vos de pecho frio.
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