Imperativo categórico

Es difícil explicar en una crónica de básquet (al menos para mi) el concepto de Imperativo categórico. Una definición de Wikipedia diría que “pretende ser un mandamiento autónomo (no dependiente de ninguna religión ni ideología) y autosuficiente, capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones”.

No sé porque anoche lo relacioné con Peñarol. Siento que hace rato Peñarol sale a la cancha dependiendo de si mismo, pensando que cuanto más alto es su grado de concentración más cerca tiene el resultado positivo en sus manos. Rige sus propias reglas, las impone, desnuda las debilidades del rival con facilidad. Básicamente, ha logrado que de local, el resultado del partido dependa de si mismo.

Otra vez jugó sin Kyle Lamonte y fue una aplanadora. Peñarol es el único equipo de la liga nacional que apostó a jugar con un solo extranjero. Antes del torneo, de los nacionales del plantel Leo Gutiérrez era la estrella y el resto eran “solo buenos jugadores”. Es innegable la mano del técnico en todo esto. Dos partidos que se definen en el primer cuarto y solo con nacionales, en una liga nacional que es muy pareja no es para tomar a la ligera.

Es cierto también que anoche se topó con un grupo de jugadores que solo tuvo puesta la camiseta de Gimnasia, pero jamás fue un equipo. Perdió el juego, perdió la línea, la fuerza para luchar cada balón y hasta parece que perdió el alma. Por momentos parecieron dos equipos de categorías diferentes.

Una situación aceptable es que este Gimnasia, que ha perdido por completo la línea, se vea superado por el Peñarol titular, pero no es una situación aceptable que Gimnasia no pueda superar a los juveniles y suplentes del milrayitas. Esto tiene una sola explicación: Gimnasia esta destruido mentalmente.

Del mismo modo que fijamos la atención en la confianza y la personalidad arrolladora que hoy el equipo marplatense muestra en cancha, del otro lado hubo un rival que esta desinflado psicológicamente, jugando a no jugar, con miedo escénico, pensando que no puede remontar diez puntos, que no puede atacar bien. Esta entregado mucho antes del final.

Sería inútil (o poco útil) hacer una crónica de un partido de Liga Nacional que tiene 50 puntos de diferencia entre uno y otro equipo porque no es real. Los atenuantes del partido lo podemos enumerar así:

La defensa de Peñarol presionó desde el primer minuto el traslado con el objetivo de hacerle consumir segundos en el armado a su rival. Como Gimnasia es el equipo con menor cantidad de puntos a favor, cuando más difícil tenga la construcción de su juego, menos chance tiene de convertir.

La receta salió bien porque salvo el tandem que intentaron Diego Romero con Rollins el resto forzó situaciones de uno contra uno que derivaron en tiros forzados, sin puntería y lo que es peor, carente de balance defensivo. En su pobre perfomance en ataque comenzaron los problemas de Gimnasia.

Peñarol se divirtió jugando a cancha abierta sobre todo con Sebastián Vega que fue la figura del juego (mientras hubo partido). En el ataque fijo, la atención defensiva a Tato Rodríguez y Leo Gutiérrez liberó a Martín Leiva que fue buscado una y otra vez. El pivote atraviesa la mejor etapa de su carrera deportiva. Más maduro ya no solo asimila su función de rol, ahora asume (por necesidad del equipo) su responsabilidad ofensiva y la cumple con éxito.

Rollins (1/5 de campo) no pudo superar la marca de Leiva (5 pts, 2 reb y una tapa) y con las corridas de Vega (11) Peñarol se fue arriba 26-9 en el primer cuarto. Gimnasia rotó casi todo el banco en el primer cuarto y no hubo respuestas. Con 2/13 en dobles y 1/5 en triples, forzando casi todo en situaciones individuales, los patagónicos quedaron muy atrás.

El partido se terminó en el segundo cuarto. La primera rotación del banco de suplentes Sergio Hernández lo metió cuando habían corrido 13 minutos de partido y la distancia era de 22 (31-9). Entró Campazzo y la dinámica del equipo siguió intacta. Mientras Mc Kie perdió tres pelotas casi consecutivas, metió dos dobles y pidió un ticket de regreso a Ezeiza. Gimnasia probó un ratito con una zona 2-3 (Leo castigó de inmediato con un triple) y la distancia no hizo mas que agrandarse (46-21).

Los hinchas en las tribunas aplaudían los cambios, ovacionaban a los jugadores y hubo una situación muy particular. La gente se paró a aplaudir el equipo cuando terminó el primer cuarto. Es como ir a presenciar una obra en el teatro y aplaudir detrás de cada acto.

El segundo tiempo estuvo de más.

Síntesis
Peñarol (96): Sebastián Rodríguez 12, Marcos Mata 6, Sebastián Vega 13, Leonardo Gutiérrez 6, Martín Leiva 12 (FI); Alejandro Diez 17, Facundo Campazzo 11, Alejandro Reinick 10, Alejo Sánchez 3 y Leonardo Cañete 6. DT: Sergio Hernández.

Gimnasia (47): Nicolás Ferreyra 0, Germán Sciutto 3, BJ McKIe 4, Hakeen Rollins 14, Diego Romero 4 (FI); Nicolás De los Santos 12, Federico Mansilla 2, Martín Miner 0, Leandro Masieri 3, José Alessio 2 y Valentín Burgos 3. DT: Nicolás Casalánguida.

Parciales: 26-9, 46-21 y 75-33.
Arbitros: Roberto Smith y Fabricio Vito.
Estadio: Islas Malvinas

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.net)
Crónica: Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.net)


Terminó recibiendo un fierrazo

Estudiantes pagó caro un extenso período sin anotar en el tercer cuarto y debió rendirse ante el xeneize, que triunfó por 71 a 68

Estudiantes tuvo las dos últimas posesiones. Una, a 14s. y otra a 2s., para, con un intento desde los 6m25, llevar el encuentro al suplementario. Pero ni el envío de Jones (la bola salió de adentro) ni el de Franco le guiñaron el ojo y, de esa forma, la victoria quedó en poder de Boca por 71 a 68, en el marco de la 24ta. fecha de la segunda fase de la Liga Nacional de Básquetbol.

El albo hizo todo lo que tuvo a su alcance para anotarse este poroto: persiguió a Moodie cajón durante la mayoría de la noche, se replegó en zona cuando lo creyó conveniente y dejó el alma en cada pelota, tal cual lo exige su actualidad.

Como ítems en el debe: flojo desde los 6m25 (5-26, el 19%) y Pedro Franco demasiado solitario liderando las ofensivas.

De los foráneos se va a necesitar más de acá en adelante si la idea es esquivarle a la zona roja. Porque si bien Tim Jones se sacrificó (fue la sombra de Moodie), en la segunda mitad solamente anotó mediante libres (5-5); Mike Robinson pasó desapercibido (lo mejor fueron 6 rebotes) y a Reque Newsome se lo nota ansioso (5 faltas en 22m36s) e irresoluto (0-3 t3, 2-7 t2 y 3 rebotes).

Después que se fueron tablas al descanso largo (empataron en 16 y en 35 los cuartos iniciales), la mejor cara alba se observó promediando el tercer chico. Allí, Franco monopolizó las ofensivas (un triple más dos dobles seguidos) a lo que se añadió una aparición de Robinson: arriba los bahienses por 51-44, su máxima, a los 26m. Ello sumado a una intensa y presionante zona 2-3.

¿Qué pasó? Estudiantes se secó, perdió la memoria rápidamente y todo lo bueno que había hecho lo veía cómo Mikulas lo hacía trizas lentamente. Para colmo, apareció un actor secundario que no estaba en los planes: Mariano Fierro. El alero no gravitó mucho, aunque tomó el protagonismo en decisiones clave (un triple y 3-4 t1), demoliendo anímicamente al albo.

Boca escapó 67-61 a 3m49s. Franco --¿quién sino?-- le dio vida a los suyos con un triple (67-64) y, tras 0-2 t1 de Moodie, Amicucci hizo creer que se podía (67-66) a 2m36s.

Aunque varias malas decisiones visitantes provocaron el inmediato corte con falta y que el anfitrión vaya a la línea. Así y todo, Estudiantes llegó en juego al cierre mencionado. Se trató de un final con bronca, impotencia, angustia y que dejó un amargo sabor en la boca.

Síntesis
Boca Jrs (71): Nicolás Aguirre 5, Cedric Moodie (x) 5, Brian Woodward 14, Grady Reynolds (x) 6, Gabriel Mikulas 20 (FI); Fernando Martina 9, Mariano Fierro 10, Sebastián Castiñeira 2 y Federico Villagra 0. DT: Pablo D’Angelo.

Estudiantes BB (68): Pedro Franco 25, Timothy Jones 11, Michael Robinson 5, Cristian Amicucci 8, Reque Newsome (x) 6 (fi); Emiliano Agostino 5, Lucas Faggiano 6, Gerardo Barrera (x) 0 y Leandro Cecchi 2. DT: Marcelo Richotti.

Parciales: 16-16, 35-35 y 54-53.
Árbitros: Osvaldo Bautista y Jorge Chávez.
Estadio: Boca Juniors.

Crónica: Luciano Mutti - Diario La Nueva Provincia