Las claves de la serie

Las series de Play Off siempre tienen ajustes de un partido a otro. En las dos crónicas de la final se fue mostrando el eje táctico de la serie y falta desmenuzar los detalles, pero en líneas generales esta claro lo que se está viendo.

Del increíble juego uno al dos no hubo variantes tácticas profundas, esto es para destacar. Lo que cambió fue la ejecución del plan en Atenas. Hubo una concentración y respeto por el plan trazado mucho más grande. Cuando los jugadores de Atenas y su técnico perdieron el control emocional del partido en discusiones se desconcentraron, pero no fue solo eso, lo principal fue la falta de gol en tiros con ventaja.

Hoy la clave y la diferencia de la final, después de ver el partido dos, es: los porcentajes de efectividad en los tiros sin oposición. Y dentro de este ítem se destaca lo que no pudieron hacer los perimetrales de Atenas.

Para ser sumamente veraz en el dato habría que repasar detenidamente el video y contar jugada por jugada, pero pondremos un ejemplo a falta de eso. En el cierre del primer tiempo, después de un técnico que le sancionan a Sebastián González, Tato Rodríguez mete dos libres y en la reposición Leo Gutiérrez mete un triple por arriba de la marca tirando con una altísima parábola. Defendido al máximo Leo facturó igual tres puntos de oro para irse al descanso con una ventaja que no se condecía con el desarrollo del juego.

En cambio en Atenas no hubo ni un solo tirador que fuera una solución. Y digamos de una vez que en las finales los tiros con ventaja, o sin oposición son mínimos. Los dos equipos que llegan a la final tienen que tener jugadores que ya sepan que la van a tener que meter con la marca encima. Si o si. Y en juego equilibrado, de desarrollo parejo el equipo que tenga ese jugador inspirado, con mano caliente, sacará la ventajita que puede dar la victoria.

El repaso en números para los tiros de tres puntos es: Diego Gerbaudo 2/6 (33%), Bruno Lábaque 1/7 (14,3%), Juan Manuel Rivero 0/6 (0%), Miguel Gerlero 0/7 (0%) Lescano 2/6 (33%). Como se ve la media cancha titular-suplente de Atenas lanzó 5/33 (15%). Saco de este análisis la producción de Barovero (2/3) y País (1/3) porque son juveniles que entraron por necesidad y urgencia, fuera de contexto.

Aquí ya hay un dato revelador de la final, porque no sólo es cuantitativo (los puntos que faltan) sino que es cualitativo. Imaginemos tres triples seguidos en Atenas seguramente abrirá la defensa sobre Williams y Lewis donde podrían tener más libertades. La ecuación es: Más erra Atenas de afuera, más respeto pierde la defensa de Peñarol sobre los tiradores y más se cierra. Así termina formando un embudo donde los cordobeses chocan y chocan al punto de generar 64 y 66 puntos en ofensiva en los dos primeros juegos.

El análisis táctico de la serie nos lleva primero a los porcentajes porque en la cancha hubo equilibro por largos minutos en el juego dos. Cuando Atenas pudo respetar un patrón de juego que lo tuvo toda la liga para meterlo en la final. No obstante aparecen algunas circunstancias claves para el desarrollo. A saber: la presencia de Facundo Campazzo.

El pibe de 20 años, que todavía será juvenil la temporada que viene, ya tiene tres finales, fue héroe de varios partidos y muestra una soltura y determinación que enloquece a la defensa griega. Tiene un ritmo impredecible, incluso para instancias finales. Juega con mucho gol en las manos, puede usar el uno x uno, asistir en penetración o lanzar de tres. Sebastián González no encuentra la fórmula defensiva para frenarle el ritmo, para sacarlo de juego.

También es necesario destacar la buena performance de “Tato” Rodríguez, porque si Campazzo es revulsivo, “Tato” es seguridad. El histórico base milrayitas tiene una serie donde logra administrar sus tiros y sus pases. Los dos bases de Peñarol han logrado, mucho más que la dupla Lábaque – Gerbaudo en Atenas. Allí tenemos entonces el segundo punto donde Atenas debe hacer foco para los partidos en el Orfeo.

El tercer punto es actitud mental. Es clave que Atenas haga foco en el juego y no en las circunstancias (árbitros, empujones, localía). Atenas llega a la final sabiendo que el candidato es Peñarol pero no pudo nunca tirarle la presión, por el contrario, se autopresionó. Se habla de la inexperiencia, se habla de la falta de finales jugadas por los jóvenes valores griegos, pero no se habla que Peñarol tiene la obligación de ganar. Entonces es punto a favor de Peñarol como ha sabido administrar sus propios temores.

En el básquetbol argentino los jugadores y los entrenadores insultan a los árbitros. Esto no es novedad. Es un serio y principal tema a discutir por los árbitros tengan más respeto por su propia investidura. Dirigen con el reglamento de básquet pero versión argentina. Así como el público escupe a los jugadores, insulta con las venas desencajadas a los protagonistas creyendo que con eso pueden vengar una cortina en movimiento o alguna falta antideportiva del rival, los jugadores y técnicos hacen lo mismo con los árbitros. Salvo rara excepciones.

Ya sabemos que los argentinos son así (público, jugadores, todos). No es novedad, pero es un ingrediente para tener en cuenta a la hora de saber en que discusiones entrar y en cuales no. Porque protestas existirán siempre, el tema es hasta donde se pretende llegar con ese manual argentino de las protestas, para perder el foco del juego.

Peñarol lució más concentrado a lo largo de los primeros 80 minutos, Atenas lo hizo por pasajes, sin tener continuidad y esto es clave. Necesita el equipo cordobés 40 minutos metido en el partido sin perder el foco. Puede perder por 10 puntos en algún momento pero seguir teniendo claro que debe hacer, si se sale del libreto, Peñarol le saca 20. Y eso fue lo que pasó. Atenas no pudo nunca regresar de una desventaja jugando a lo que quiere.

Lo bueno para la final y la serie es que todos los ítems marcados Atenas los puede corregir. Por este motivo la incertidumbre del resultado crece y la serie sigue abierta. Pero depende de Atenas, que debe una respuesta. Peñarol ya mostró por donde y cómo puede lastimar, falta que Atenas logre concretar lo que insinuó en el juego dos. Y sobre todo pensar que lo más importante del mundo es el juego tres y nada más. Porque viendo para adelante debe ganarle 4 de los siguientes 5 partidos a Peñarol si quiere salir campeón.

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.net)

Pablo Tosal
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