Destellos de una noche brillante

Es difícil darse cuenta cuando uno va escribiendo la historia. Son noches que quedan por siempre en la memoria colectiva de la ciudad y se va grabando minuto a minuto en un libro de oro de los recuerdos importante de la vida. Y anoche hubo 8500 privilegiados que fueron testigos presenciales.

Por suerte se pudo ver en vivo por tele para toda Mar del Plata, porque la ciudad también tenía derecho a vivir el fin de un año muy duro para Peñarol, que venía dar batallas en diferentes frentes (Liga de las Américas, Super 8 e Interligas) sin haber podido repetir el éxito del increíble 2010.

La gente entendió que la de anoche también era su fiesta y dio el presente. Si vieron caras de hinchas que caminaban los tablones del Super Domo, con ropa al tono que decía “CCTV” (una reliquia), se vieron familias con chiquitos en brazos, bebes, infantes que crecerán con el gusto de haber presenciado la leyenda. A falta de una hora el estadio ya estaba al 80% de su capacidad.

La procesión empezó muy temprano, con tres cuadras de cola antes que abran las puertas del estadio. Al departamento de Tránsito de Mar del Plata se le ocurrió la brillante idea liberar la avenida Juan B. Justo para generar una rápida circulación y que cuando bajen de los autos no se forme una doble fila que obstaculice el tránsito. Es decir sacaron 200 lugares para estacionar para que la gente baje cómoda de los remises y de los taxis.

Dentro del estadio la gente a pesar de haber sacado la el ticket “escalera” no estaba disconforme, al menos eso pareció a pesar que en algunas bocas de acceso a plateas había triple fila de gente parada. Se sentaron donde pudieron y no se vendió “techo” de casualidad. El estadio estuvo desbordado.

Antes del comienzo del partido hubo un cruce recíproco de plaquetas y remeras entre representantes del Centro de ex Combatientes de Malvinas y los directivos de Peñarol Domingo Robles (presidente) y Daniel Sirochinsky (tesorero) por el apoyo mutuo entre las actividades que el club brinda y el uso de la cancha del Centro de ex Combatientes. A los pocos minutos el locutor del estadio, Carlos Mas, recordó que ayer se cumplieron diez años del fallecimiento de Homero Rasch en un accidente automovilístico cuando jugaba el TNA para San Isidro de San Francisco. Homero era por entonces jugador de Peñarol y estaba a préstamo. Hubo un cerrado y sentido aplauso en su memoria.

Cuando llegó el momento de presentación del equipo, hubo una burla de los hinchas a las directivas del Coprosede que impiden que lancen rollos de cinta al rectángulo. Hubo una lluvia blanca cuando se gritó el ya famoso “peeeeeeeeeeeeeñarollll”, aunque el locutor haya pedido 10 veces que no los tiren. Tardaron un ratito en sacarlos y en verdad, en las dimensiones de la cancha, lejos parece de ser peligroso.

A propósito del locutor, es otro de los que salió Campeón. “Carlitos” Más es uno de los mejores presentadores de la liga, dueño de una voz privilegiada y creador de su propio estilo. Un lujo de persona que además ayer demostró una vez más sus dotes de periodista al hacer las notas finales y la animación post partido. Es propietario de una las de las webs de noticias más vista de la ciudad (www.loquepasa.net)

De todos modos, todas las notas de color que se hayan podido anotar quedaron opacadas por la impactante ceremonia de entrega de Copa. Al mejor estilo Champions League hicieron subir a los jugadores y cuerpo técnico al palco VIP y allí hicieron entrega de la Copa de Liga Nacional con una lluvia de papelitos blancos y azules cubriendo el cielo del Poli. Luego hablaron desde ese palco Tato Rodríguez como capitán, Leo Gutiérrez, Martín Leiva y el técnico Sergio Hernández.

La interna de la ceremonia fue así. El departamento de Marketing de la AdC le pidió a Peñarol que si salía campeón organice una entrega de trofeos “más limpia” para la televisión. Allí nació todo, porque fueron los directivos de Peñarol, los que movilizaron la idea y llevaron a cabo la ejecución. En el trabajo de Domingo Giorgetti y Miguel Belza, con Armando Robles a cargo de la gente de Brocal, se sintetiza el trabajo de un largo grupo de colaboradores que permitieron ese festejo.

Cuando terminó el protocolo en el palco con la entrega de la Copa el plantel bajó a la cancha nuevamente donde solo había fotógrafos y algunos dirigentes para dar al vuelta olímpica con total tranquilidad, con la gente delirando en las tribunas y los jugadores en el parquet, como debe ser, sin que haya furiosos hinchas tratando de desnudar a los jugadores. Una vuelta olímpica muy bien organizada y de corte europeo. Un lujo para una Liga Nacional muy desprolija. Luego la ceremonia del corte de redes le perteneció a Sebastián Tato Rodríguez de un lado y a Leo Gutiérrez del otro, que se subió al aro, se paró con una bandera de Peñarol y desde allí, como el más grande, dirigió los festejos.

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.net)

Pablo Tosal
En Twitter @pablotosal
www.pickandroll.com.ar