Alma de campeón

En los pasajes iniciales, y a diferencia del primer clásico, ninguno quiso imprimir ritmo. Es evidente que la consigna era ser fundamentalmente prolijo. Pero fue la defensa de Quilmes la primera que pudo sacar diferencias a partir de la buena gestión en la línea de pases, para anticipar, recuperar y tener ventajas. Llegó el 6-0 apenas en 3 minutos para que Fernando Rivero frene el juego con un tiempo muerto. El técnico sabía que el equipo no respondía.

Peñarol estaba trabado en su ataque y resolviendo todo en lo individual, forzando sus situaciones. El parcial se extendió a 11-0 con Quilmes dominando a voluntad en los primeros cinco minutos, hasta que ingresó Giorgetti por un apagado Fisher.

Franco se ubicó en la posición de alero y Boccia se corrió como escolta. La defensa de Peñarol mejoró desde todo concepto para provocarle a Quilmes 5 pérdidas en apenas 3 minutos y meter un parcial 15-3 en la segunda mitad del primer cuarto. Fue otro partido en el mismo segmento. El milrayitas aceleró su ofensiva y goles en diferentes manos se llevó el cuarto 15-14.

En el segundo cuarto la rotación de suplentes de ambos equipos alteró por completo el partido original. Sobre todo cuando Boccia salió muy pronto por tres faltas y Peñarol buscó soluciones en la dupla Konsztadt – Massarelli, con Giorgetti, Leo y Ale Diez para abrir la cancha en ataque.

A pesar que la zona pintada parecía vedada para Peñarol encontró respuesta en 4 triples (uno de Giorgetti, dos de Leo y otro dos de Konsztadt) para que el equipo tome ventaja de 23-29. Lo que cambió en el partido de manera radical fue la presión al balón que ejerció uno y otro y la respuesta. Mientras Peñarol perdió 6 pelotas en el primer cuarto redujo ese número a solo una en más de 8 minutos del segundo segmento. Mientras que Quilmes no pudo con la anticipación de los largos brazos de Giorgetti y las ayudas del resto para recuperar 8 de las 10 pérdidas de Quilmes.

No obstante no pudo mantener la ventaja. Quilmes trabajó el poste bajo con la insistencia de Maciel, Tayavek Galizzi y los perimetrales yendo para adentro. Fueron importantes los 6 puntos de Vildoza para que finalmente el equipo de Ramella empate en 29 a falta de dos minutos para que termine el primer tiempo.

Cerró mejor Peñarol la primera mitad con apariciones de Ale Diez y Leo Gutiérrez para llevarse el primer tiempo 32-36 en el marco de un partido muy intenso, de mucha fricción pero no del todo vistoso. Errores de dos equipos en formación.

Quilmes mejoró ostensiblemente el tercer cuarto, a pesar que liga dos triples seguidos de entrada en manos de Leo Gutiérrez y Gabriel Fernández que estiró la diferencia a 36-44 (a falta de 8) su defensa fue creciendo hasta anularlo por completo a un desdibujado Peñarol.

En el segmento Ivory Clark fue el cancerbero de su aro con 5 tapas y una gestión defensiva impresionante no permitiendo tiros cómodos de nadie quien anduviera por su zona. A su vez, en ataque Luis Cequeira se puso en llamas con 10 puntos seguidos con penetraciones al canasto o tiros en suspensión que lo llevaron en una ráfaga de 10-0 en 3 minutos para pasar al frente 46-44.

Allí Quilmes cometió el pecado de no encontrar el gol que podría haber abierto el juego a su favor. Porque las respuestas en ese momento de Peñarol era la de un boxeador semi aturdido. No tenía gol, ni forma de llegar a él. No obstante, luchando en defensa y con el regreso de Boccia que aportó dos dobles seguidos. Con apenas cuatro puntos el equipo de Rivero pudo capear el temporal. La salida de Sahdi lo dejería desde allí hasta el cierre a Alejandro Konsztadt en la base del equipo, y estaría llamado a ser protagonista en el cierre.

Habiendo dado vuelta por completo el desarrollo Quilmes no supo dar vuelta el tanteador y aunque ganó 14-12 el tercer cuarto entró al segmento final 46-48 abajo. Principalmente porque tiró 0/6 en triples.

La virtud del campeón es haber salido indemne de su peor momento, porque cuando llegó al cuarto final limpió su cabeza y salió siendo otro. Pasó de dominado a dominador en el momento justo y recuperó su fe en su juego.

Rivero apostó por Konstadt, Boccia, Giorgetti, Leo y Ale Diez. Este fue el quinteto que más le rindió siendo protagonistas el base y el ala pivote suplente. Con una mirada especial en Alejandro Diez.

Lo del olavarriense fue para consagrase como figura de la noche. Metió 3 triples en el cuarto y 11 puntos en total. Fue la solución a la presión asfixiante que metió Quilmes sobre Boccia y Leo. Peñarol tuvo la virtud de rotar el balón con precisión y paciencia para que Diez ponga dos o tres estocadas finales demoledoras.

A su vez Ramella tomó otra decisión clave. Le dio la mano a la lógica al sacar a Ivory Clark que era el gran bastión defensivo de Quilmes pero estaba seco en ataque (0/3 en triples) y buscó gol en Maciel como ala pivote. Allí se deshilachó la defensa de Quilmes permitiendo 26 puntos en el último cuarto cuando había defendido para 16 de promedio los tres cuartos anteriores.

Con Peñarol dominando una distancia de 9 puntos (60-69) a falta de tres minutos parecía que el partido no brindaría ninguna sorpresa. No obstante Baxley descontó con un triple y Estevez le bajó un a Ale Diez una antideportiva por quedar enganchado con Cequeira. Quilmes no pudo aprovechar el 2 + reposición y solo descontó un punto (64-69).

Otra vez un triple de Ale Diez entró como un mazazo al corazón de las intenciones del cervecero (65-72 a falta de 1:10). Fue una mala decisión de Diez, que tiró por arriba de la marca con tiempo en el reloj y sin rebote ofensivo pero con la confianza de un león que sabía que su presa no podía escaparse.

No obstante el final depararía más emociones. Luca Vildoza metió dos triples seguidos para achicar la brecha y desde la línea de libres Peñarol fue dejando puntos valiosos, tres de cuatro en la mano de Leo y uno de dos en las de Konsztadt para que el cierre le quede la pelota a Quilmes perdiendo por 3 (71-74).

Por eso inteligentemente Konsztadt lo cortó con falta a Ivory Clark que había retornado para el cierre a falta de 6 segundos. Clark erró los dos pero en el rebote Galizzi recibió la falta de Diez. Taya desde la línea metió el primero (72-74) y tiró a errar el segundo. La cachetearon todos, se fue por el fondo y reposición para Quilmes con 3 segundos. El cervecero podía meter un triple ganador o un doble para el empate. La pelota fue al corazón de la pintura donde Marín cayéndose ensayó un tiro forzado que terminó por pasar el aro y decretó la victoria milrayitas.

Para Quilmes quedó la sensación de haber mejorado muy poco con respecto al juego del lunes. Otra vez el equipo trabado, encontrando esta vez una sobreproducción de Vildoza viniendo desde el banco (18 puntos) pero muy poco más. Incluso con solo 5 asistencias de todo el equipo. Fue poco aporte el de Marín, Clark (casi no recibe el balón) y Maciel en lugares claves del partido. Y con problemas que resolver en defensa donde Romero pocas veces se pudo poner a tono con el partido.

Peñarol no por la victoria sino por el juego lució mucho mejor que el lunes. Estuvo más solidario para buscar el aro, se pasó mejor el balón y por eso levantó sus porcentajes (12/27 en triples, 44% contra un 20% del lunes). Tuvo 38 puntos del banco de suplentes que fueron decisivos en el desarrollo, mientras que otra vez disimuló el pésimo partido de Forrest Fisher (-9 de valoración) que aún no inició la liga, la está padeciendo.

Síntesis
Quilmes (72): Luis Cequeira 12 (x), Walter Baxley 19 (x), Federico Marín 7, Ivory Clark 0, Diego Romero 4 (FI) Luca Vildoza 18, Maximiliano Maciel 6, Tayavek Galizzi 6, Rubén Wolkowyski 0 y Bruno Sansimoni. DT Leandro Ramella.

Peñarol (74): Fabián Sahdi 0, Forrest Fischer 0, Adrián Boccia 12, Leo Gutiérrez 18 y Gabriel Fernández 6 (FI) Franco Giorgetti 8, Luciano Massarelli 2, Alejandro Konsztadt 11, Alejandro Diez 17. DT Fernando Rivero

Parciales: 14-15, 32-36, 46-48
Árbitros: Pablo Estévez y Fabricio Vito
Estadio Polideportivo Islas Malvinas

Foto: Majo Gil (@MajoPick)
Crónica: Pablo Tosal (@pablotosal)