Gimnasia se hizo gigante en el poli

Le costó al partido al menos 3 minutos entrar en ritmo. Los dos equipos tomaron decisiones rápidas pero sin porcentajes. De repente el partido se armó. Leo Gutiérrez abrió el juego con una conversión de tres puntos para coronarse como el máximo encestador de triples de la historia de la Liga Nacional con 1946 conversiones. La emoción no tardaba en llegar.

Gimnasia empezó a contestar atacando el canasto desde cerca con Clancy y Orlietti. Sucede que la estrategia de Peñarol era prestar destacada atención a los perimetrales de Gimnasia. El pivote defensor de Orlietti o Clancy, tenía la orden de ir encima de De Los Santos o Schattmann cuando jugaban el pick, para atrapar 2 x 1 en defensa y negar el pase. El resto de los compañeros se montaban en línea de pases y esa defensa agresiva fue la comida que tuvo el local. Este es el estilo inconfundible de Peñarol desde la era Sergio Hernández.

Para salir de la asfixia Gimnasia tuvo talento y paciencia. Claves antes defensa de riesgo. Boccia pegado a Schattmann en todas las cortinas lo perdió dos veces apenas un metro en los primeros 10 minutos y la mano de Leonel no perdonó: sendos triples para darle vida a una ofensiva anémica.

Cuando Rivero vislumbró que el equipo perdía fuerza ofensiva lo mandó a Masarelli al campo y el escolta suplente respondió con 7 puntos en fila en apenas dos minutos. La visita se llevó el primer cuarto 16-20.

No obstante el partido cambió con el ingreso de la armada suplente de Peñarol. Brillante Masarelli, muy activo Konsztadt, fino con el aro Gabriel Fernández y en todos lados Giorgetti. Quizás el único que no estuvo en esa sintonía fue Ale Diez, habitual mejor relevo del equipo, aunque fue un bastión en defensa y los rebotes.

Como se sabe, Gonzalo García juega con una rotación reducida y solo siete jugadores ven minutos. Ante una defensa de presión constante, Gimnasia se quedó sin juego y sin gol. Pasó de ganar 18-23 a perder 31-26 con parcial 13-3 en contra. Pero para cerrar el primer tiempo Santiago Scala apareció con dos triples oportunísimos para darle vida a su equipo y cerrar abajo solo por 5 la primera mitad: 36-31

En verdad la defensa de Peñarol había logrado mucho más que la de Gimnasia. Peñarol pudo acelerar, definir de contra, poste bajo, tiros de frente y penetración. Algunas por la oposición y otras varias por los bajos porcentajes no entraron, pero la gran virtud de Gimnasia fue el rebote. Cerró su canasto para obligarlo prácticamente a Peñarol a atacar a un solo tiro por avance y los bajos porcentajes del local fueron su cruz.

Por el contrario, Gimnasia forzó casi todo, por eso la sensación visual fue que mientras la visita penaba para llegar al gol, el local erraba sus oportunidades. Al menos en el primer tiempo, porque todo eso estaba por cambiar.

Cuando comenzó el segundo tiempo Rivero optó por cambiar la media cancha y mandar a Boccia de escolta y Giorgetti de alero. Dos razones lo fundamentaban. Quería un control absoluto de Schattmann con Boccia y emparejar a Aguerre con Giorgetti al tiempo que le retiró por completo los embajadores a Fisher. Hoy el escolta americano es el sueldo más alto de la liga por costo-rendimiento.

Los frutos en seguida llegaron. Leo Gutiérrez abrió el aro con otro triple y Leiva marcó presencia en el poste bajo. Peñarol sacó un par de acciones rápidas y tomó 10 de ventaja (41-31).

En el polideportivo es habitual que Peñarol con esa distancia comienza a manejar el partido y allí volvieron a aparecer las virtudes de la visita que no perdió el rumbo ni la línea, no dejó de jugar y vía Aguerre y Schattmann volvieron al partido. De repente se sumó Clancy en ataque y Gimnasia estampó un parcial 12-0 para dar vuelta el juego y el tanteador (41-43) para que Rivero recién pare el partido con un minuto.

El técnico ya había ordenado el regreso de Konsztadt y Masarelli pero la suerte no cambió hasta que en el cierre del tercer cuarto a falta de 1:45 en el marco de un partido parejo y emocionante los árbitros se equivocaron de medio a medio con la sanción de falta técnica a Sam Clancy y Martín Leiva por “hablarse” en el campo. Como Leiva ya tenía asignado el cambio y se sentó en el banco la sanción no le recayó encima, pero si a Clancy quien lejos estuvo de incitar a cualquier tipo de violencia.

Una acción que debe describirse puntualmente como una de las más conocidas y reiteradas situaciones entre jugadores. De las que hay en todos los partidos pero en este caso para Smith y Castillo valió la pena la sanción de un técnico y continuidad de otro más para que Clancy termine descalificado y fuera del juego. Inadmisible el cobro. En un par de acciones anteriores, con Peñarol atacando un lanzamiento al canasto que pegó en el aro y rebotó, con rebote ofensivo para el local, fue invalidado por Castillo por 24 segundos. Luego se dio cuenta de su error y corrigió el fallo. Fue una mala noche arbitral que no favoreció el espectáculo.

Para el segmento final Gimnasia quedó condicionado sin su pivote titular y esencial buque insignia como es Sam Clancy, pero en una decisión que es para destacar, Tulo Rivero, acaso por razones deportivas, emparejando las circunstancias determinó que Leiva tampoco vuelva a ingresar al juego.

La visita se hizo gigante para el cierre. Se liberó de tensiones y apostó al juego de pases. Peñarol a medida que avanzaban los minutos entró en una vorágine que no se le conocía en mucho tiempo. Erró algunos tiros propios de sistemas (una noche negra en porcentajes) pero tampoco tuvo la inteligencia de ir a comer de donde más se nutre. Gimnasia, por el contrario tuvo un triple de Cavaco y dos seguidos de Santiago Scala para quedar arriba 62-65 a falta de tres minutos.

Por entonces Peñarol era más una emoción que un pensamiento. Quería llevarse puesto al rival pero desnudando que no tenía el escolta goleador (que no lo tuvo en todo el campeonato) más allá de la tremenda noche que gozó Masarellil, ni su pivote titular. Leo fallando de lejos y Boccia de cerca. Situaciones que llevaron a un permanente plan B en la ofensiva milrayitas. Fue el momento donde Gimnasia sintió que a través de su defensa lograba construir su posibilidad de triunfo.

De repente De Los Santos erró dos libres claves (64-65 a falta de 1:30) pero Peñarol malogró su ofensiva y el propio Nicolás se redimió de la mejor manera: triple devastador a falta de un minuto para poner 64-68 para la visita. Lo que hizo Gimnasia fue ser muy inteligente en el cierre. Por el contrario, Peñarol terminó tirando dos triples de la mano de Boccia, que ya no pudo penetrar y eligió el lanzamiento que menos confía. Con la clase de tiradores que tiene Peñarol ponerlo a Boccia a resolver el juego con dos triples explica un poco lo desorientado que lució el local en el tramo final.

La victoria de Gimnasia llegó sellando el resultado con una volcada de Aguerre que jugó un gran partido y festejando todo el equipo la revancha del partido perdido en casa. Sabiendo que aún le falta un extranjero en la rotación y la chance de tener mucho más para crecer. Peñarol sabe que también le falta un extranjero y que partidos tan erráticos, se dan muy pocas veces en el Poli.

Síntesis
Peñarol (68): Fabián Sahdi 3, Forrest Fischer 0, Adrián Boccia 6, Leo Gutiérrez 11 y Martín Leiva 7 (FI) Franco Giorgetti 8, Gabriel Fernández 11, Luciano Massarelli 20, Alejandro Konsztadt 2, Alejandro Diez 0. DT Fernando Rivero

Gimnasia Indalo (74): Nicolás De Los Santos 14, Leonel Schattmann 11, Federico Aguerre 15, Pablo Orlietti 6 y Sam Clancy 11 (FI) Santiago Scala 14 y Diego Cavaco 3. DT Gonzalo García.

Parciales: 16-20, 36-31, 50-47
Árbitros: Roberto Smith - Rodrigo Castillo
Estadio Polideportivo Islas Malvinas

Foto; Prensa Peñarol
Crónica: Pablo Tosal (@pablotosal)