El regalo de Jimmy

No pasará a la historia por su buen juego, ni por la emoción del resultado. Será el día que Sergio Hernández cumplió 1000 partidos dirigiendo en la Liga Nacional y también será el regalo del extranjero que recibió la confianza del entrenador.

Pero no solo el hecho de haberlo elegido para jugar en Peñarol, sino de depositar la confianza sobre los hombros del foráneo y armar la estructura del equipo en base a él. Jimmy es el goleador del Peñarol (14.8 pts) y jugó 6 minutos menos que Leo Gutiérrez en los 14 partidos. Baxter promedia 31:56 minutos y Leo 32:22. Para Sergio este Peñarol, versión 2015/16 se construye en base a ellos.

En esta ocasión ambos jugaron el segundo tiempo completo, al igual que con Lanús. Lo mismo que Brussino. Peñarol anda muy finito y no le sobra nada. Ni ante un Quilmes que dio ventajas, que cuando lo tuvo a Cequeira dominó el partido, cuando volvió a salir lesionado, otra vez se convirtió en el cervecero de las últimas fechas. Ante esa pobre versión de Quilmes a Peñarol no le sobró nada.

El partido no pasaba de discreto en los primeros cinco minutos cuando Peñarol sacó sus primeras diferencias (10-5). La receta era encontrarlo a Okosa en el poste medio, donde el extranjero rinde muy bien atacando el aro de frente.

Sergio Hernández entendió que la compañía de Okosa no puede ser Leo Gutiérrez. El problema que vislumbra el entrenador es que con Leo y Reggie juntos pierde potencia en el pick and roll. Necesita un pivote que caiga fuerte al aro. Y los dos que juegan esa secuencia están en el banco: Ale Diez y Roberto Acuña. Por eso se decidió por Diez-Okosa como al dupla del juego interior para abrir el partido.

Con Baxter encendido en el comienzo y Okosa sacando ventajas en el juego interior Peñarol vivía de sus foráneos en el primer cuarto. La mala noticias fueron las 5 pérdidas, la buena fue la no dependencia del tiro exterior

Quilmes por su parte, apostó a un juego abierto, a no quedarse trabado en el cinco contra cinco defensivo del rival, abrir la cancha con un tiro de tres, salir a buscar el partido sin tapujos, entendiendo que el que tenía la responsabilidad era el local.

Así lanzó 1/8 en triples en el primer cuarto. Una circunstancia que marcó del desarrollo mismo del juego. El cervecero que toma 27 triples por partido lanzó 38 en la noche del Poli, y lo hizo con la idea de no ser preso de sus propias carencias en el juego de pases. Prefirió tirar a ser prolijo: por ende cuando tuvo porcentajes goleó y cuando erró casi no tuvo alternativas.

El segundo cuarto cambió en virtud de dos hechos decisivos. La rotación de Quilmes tuvo a Romero en el poste bajo y Cequeira en la conducción, y sobre todo jugando similar encontraron porcentajes en el tiro perimetral (4/8 de triples). Peñarol pasó de ganar por 10 (33-23) a perder el primer tiempo 38-40 con un parcial de 5-17. El Oveja había mandado a la cancha la dupla Leo-Acuña, para emular lo de Diez-Okosa, pero esta dupla no tuvo tanto punch como la inicial.

Suele ocurrirle al milrayitas que su juego ofensivo comienza a opacarse y alguna bomba oportuna de sus tiradores o la defensa suelen solucionarlo todo, pero esta vez jugó 5 minutos de confusión (7 pérdidas en el segmento) y Quilmes tuvo la virtud de encontrar gol para darlo vuelta. En un primer tiempo raro, el que se fue arriba fue la visita: 38-40.

En el tercer cuarto Peñarol volvió a poner el partido de su lado. Con Figueroa más metido en el juego ofensivo y un Brussino esplendido anotando y haciendo anotar el milrayitas fue dominador del desarrollo.

Quilmes salió decidido a atacar el aro más vertical para no depender tanto del tiro de tres (5/16 en el primer tiempo) pero después que la defensa de Peñarol se cerró muy bien sobre su canasto no le quedó otra que tratar de abrirla y fracasó sin remedios: 1/9 en triples. Baxley, sin poder superar a sus marcadores más altos (Baxter y Brussino), ni las ayudas, quería intentar generar gol con el tiro de lejos pero sin suerte, y a su lado tampoco Ruiz (2/7) ni Sansimoni (1/8) tuvieron una buena noche.

Para colmo a Quilmes le pasó lo que no quería. En el partido de regreso se volvió a resentir de la lesión Luis Cequeira quien tuvo que pedir el cambio y pone un cono de duda en su participación de la Liga Sudamericana. Allí Quilmes perdió acaso su última oportunidad de dar vuelta del desarrollo. Le quedaba solo pelearla y meter algún bombazo para ponerse en juego. Y eso hizo.

Para el segmento final Sergio Hernández siguió apostando por su tridente más confiable (Baxter, Leo y Brussino) toda vez que Okosa estaba más tiempo afuera que adentro cargado de faltas en los 14:42 que jugó tomó 12 rebotes y anotó 10 puntos.

Después de estar solo a dos (63-61) con un Sahdi dominante que aprovechó un extraordinario rebote ofensivo de Diez con un triple, Peñarol sacó una distancia de 11 (73-62) y parecía que el equipo se encaminaba a una recta final con tranquilidad, sobre todo porque Baxley seguía sin encontrar puntería.

Pero Quilmes lejos estuvo de rendirse. Con Fernando Calvi, Spalla, Romero, Sansimoni y Ruiz dio pelea y fue recortando la diferencia mientras sus foráneos lo miraban desde el banco. Quilmes achicó la brecha a 4 puntos (78-74) cuando quedaban 1:40 con un triple de Calvi.

Para cerrar el juego otra vez Jimmy Baxter se hizo cargo de todo sacando al cara en el momento que lo llaman a actuar. Y también Leo Gutiérrez que clavó el puñal decisivo a falta de 49 segundos convirtiendo un triple a la carrera, todo de su sello (83-74).

Peñarol se quedó así con un juego mucho más duro de lo pensando. Quilmes le tomó 15 rebotes en ataque y el milrayitas además lo ayudó con 17 pérdidas. El equipo de Leandro Ramella tiró 38 triples pero anotando solo 11 (28%) se quedó corto con los puntos. Muchos lo tomó en soledad y bien tirados, situación en las que debe reflexionar la defensa de Peñarol.

En ataque principalmente con Baxter, Brussino, Okosa y Acuña le alcanzó, por el peso de su jerarquía individual y las ganas visibles de ganar que lo hacen posible. De todos modos el análisis de las formas de las victorias llegarán otro día. Porque cuando se trata de un clásico ganar no es lo más importante, es lo único.

Síntesis
Peñarol (85): Juan Pablo Figueroa 4, Jimmy Baxter 27, Franco Giorgetti 5, Alejandro Diez 7 y Reggie Okosa 10 (FI); Roberto Acuña 9, Leonardo Gutiérrez 6, Nicolás Brussino 10, Fabián Sahdi 7, Luciano Massarelli (-). DT: Sergio Hernández

Quilmes (79): Bruno Sansimoni 3, Walter Baxley 12, Enzo Ruiz 12, Jonathan Durley 15 y Tayavek Gallizzi 4 (FI); Luis Cequeira 5, Diego Romero 11, Ferando Calvi 15, Alejandro Spalla 2. DT: Leandro Ramella

Parciales: 21-14, 38-40, 61-53 y 85 a 79
Árbitros: Diego Rougier y Fernando Sampietro
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas (Mar del Plata)

Pablo Tosal
@pablotosal
Foto: LNB.com.ar