Final Feliz

Quilmes cerró su temporada con una sonrisa, con un gusto personal, y además cumpliendo la premisa más importante, ganar para no depender de nadie. Si bien por una cuestión horaria el partido de Ferro terminó antes (y con la noticia de su victoria Quilmes salvó la categoría) la necesidad era ganar el clásico y lo cumplió.

Jugó un flojo primer tiempo y una mejor segunda mitad, pero antes que nada el partido fue una cabal enseñanza de cómo los porcentajes a veces son para la vida de un equipo la mayor diferencia entre hacer las cosas bien o mal. ¿Cambió mucho el juego de Quilmes en el segundo tiempo?. No. Metió los tiros que no pudo en el primero.

Y esto evidencia lo que fue Quilmes a lo largo de la temporada, un equipo que siempre sacó su mayor brillo del gesto individual. Que tiene al máximo goleador pero también a un jugador que se crea él solo los puntos. Que Vildoza juega más para su tiro que para el equipo, que el resto acompaña y mira desde adentro a esta dos maravillas. Y cuando ellos no están (como en el primer tiempo) todo parece peor.

Por su parte Peñarol jugó un partido raro. Bueno, si, pero más raro que bueno. Perdió muchos balones (17) lanzó con bajos porcentajes (37% de tiros de campo) rotó de forma extraña el equipo, pero siempre estuvo en juego. Lo dominó gran parte y cuando no pudo jamás fue menos. Y lo perdió en el cierre más por fallar los tiros del final que por ser superado.

Las circunstancias de lesiones hicieron que Sergio Hernández tuviera que rotar como puede y no como quiere. Ya lo había hecho en Junín lo de mandar a Winston todo el segundo tiempo sin jugar el primero. Lo mismo que Leo Gutiérrez. Ambos tienen problemas físicos y el entrenador decidió que lo más conveniente era llevarlo de un tirón y no hacerlos entrar y salir.

Debutó el pibe Joaquín Valinotti, la nueva joya de la familia “Milrayitas”, que llegó con sus 17 años de Las Rosas, Santa Fe. El base debutante tuvo una gran experiencia en la madre de los partidos.

Por último en cuanto a conceptos generales: Peñarol no mereció perder. A veces ganó siendo menos, como el anterior, el tercer clásico de la temporada, pero este juego por la innumerable cantidad de imponderables que tuvo que afrontar hizo un juego muy inteligente y lo llevó mejor. Se quedó sin gol en el cierre y lo perdió.

Y finalmente el equipo consiguió más cosas con los suplentes que con Winston y Leo en cancha. La razón: Quilmes estaba más preparado para defender titulares que defender chicos debutantes. El grado de frustración de no poder convertirle puntos (o defenderlo) a un juvenil debutante te rompe la cabeza. Distinto es que Leo meta un triple por arriba de la marca porque es lo “esperable”.

La crónica: Ambos entrenadores tenían su libro muy estudiado, Quilmes lo pondría a Maciel y Clark juntos pero la variante fue Cequeira de titular. Se especulaba con Vildoza pero “Junior” siempre da un plus defendiendo. “Oveja” se jugó la carta más brava. Leo y Winston al banco y lo mandó a Giorgetti y Ale Diez.

Pero la gran variante fue la zona inicial de Peñarol para cortar el ritmo ofensivo de un Quilmes que se quedaba sin manos para tirar. Después de 4 minutos y un parcial 5-7 en contra Ramella no esperó más y lo mandó a Vildoza al campo para bombardear la zona. Peñarol inmediatamente pasó a defensa individual.

La receta de Peñarol ante Vildoza además de la defensa hombre a hombre fue doblar con el pivote al hombre con balón, muy arriba, muy agresivo y eso se cumplió para tomar buenos dividendos. Vildoza eligió penetrar pero no pudo culminar sus acciones (0/3 en dobles) ni dar juego. A Baxley también le fueron 2 x 1 cuando tenía el balón (0/3 en triples).

Al cierre del primer cuarto un triple de Massarelli le dio ventaja de 4 a Peñarol 17-21. Quilmes lanzó 2/10 ante la zona y Tayavek Gallizzi que había cumplido bien (7) salió por faltas.

En el segundo cuarto Romero no hizo pie en la pintura y tuvo que volver Gallizzi pero el principal problema Quilmes lo tuvo con lo errático que estaba Baxley y Vildoza (inaudito 0/13 de campo entre ambos). Los salvó Ivory Clark que como nunca anotó 3 triples y con 13 puntos en solo el primer tiempo no dejó que el barco naufragara.

En cualquier otro partido Peñarol podría haber hecho un desastre aprovechando esa baja perfomance de los dos mejores atacantes del rival pero en esta versión de “necesidad y urgencia” que tenía en el campo con Valinotti de base y luego rotación de Massarelli, Sahdi, Diez, Giorgetti, Acuña y Moss en verdad hizo lo que pudo. Perdió 12 balones lanzó 1/7 en triples en el segundo parcial y con Moss no tuvo peso en el zona pintada.

El partido se hizo más “natural” en el segundo tiempo cuando saltaron al campo Winston y Leo Gutiérrez para jugar casi todo el complemento de corrido. Allí Quilmes recordó lo que había estudiado en la previa. Sabía que tenía que hacer para defenderlos y atacarlos.

Clark empezó a construir un juego defensivo de ensueño en la segunda mitad (En verdad es para volverlo a mirar) logrando que Winston no pudiera tirar, ni penetrar ni sacar ventajas del posteo. Mientras Cequeira fue dando juego conectándose con Romero para lastimar en el poste bajo.

De todos modos el juego no se dio vuelta hasta que no apareció él. Walter Baxley encontró los documentos, se acordó quien era y sacó lo mejor de su repertorio. Fueron 19 puntos seguidos en el tercer cuarto (lanzado para 24). Superó a sus rivales con tiros en la cara, penetraciones y a la carrera.

Quilmes hizo 30 pero recibió mucho (23) porque Peñarol disfrutó de dos triples de Leo, un buen momento de Acuña y triples de Giorgetti y Diez. De todos modos al cervecero le alcanzó para dar vuelta el juego e ingresar al último cuarto arriba por uno: 61-60.

El segmento final fue una moneda al aire. Fue doble por doble y con varios cambios de liderazgos. Pero el vuelvo decisivo Quilmes lo da sobre el cierre en los últimos 4 minutos donde entró perdiendo por 4 (67-71) y pasó a ganar por 4 (76-72). Allí es donde Peñarol erró todo y Baxley con un triple y Maxi Maciel sin errar libres le dieron el empujón definitivo a Quilmes.

Porque el partido hacía rato que había dejado de ser táctico y se había puesto emocional. Sergio Hernández probó varias formaciones, más altas, más bajas, pero Ramella no se inquietó y le manejó las suyas sin contestarle como espejo. Clark, Maciel y Gallizzi hicieron un trabajo defensivo sobresaliente en el tramo final.

El minuto final fue eterno porque Peñarol quemó las naves convirtiendo rápido mientras que lo mandaba a la línea de libres a Quilmes. Cequeira reingreso cuando el partido hervía a falta de 23 segundos, recibió la falta y metió dos libres de oro. El cervecero tuvo un 12/16 en el último cuarto. También anotaron Maciel y Vildoza con 2/2 para sellar la victoria.

Síntesis
Quilmes (81): Luis Cequeira 3, Walter Baxley 26, Maximiliano Maciel 9, Ivory Clark 13 y Tayavek Gallizzi (x) 9 (FI). Luca Vildoza 10, Diego Romero 8 y Fernando Calvi 3. Entrenador: Leandro Ramella.

Peñarol (78): Fabián Sahdi (x) 9, Luciano Massarelli 13, Franco Giorgetti 7, Alejandro Diez 6 y Roberto Acuña 11 (FI). Chris Moss 6, Joaquín Valinotti 2, Leonardo Gutiérrez 9 y Kennedy Winston 15. Entrenador: Sergio Hernández.

Parciales: 17-21; 31-37 y 61-60.
Árbitros: Fabricio Vito y Oscar Britez.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas.

Pablo Tosal
@pablotosal