Viejo espíritu ganador

Como todo clásico hay mucho del costado anímico y sobre todo de los valores que imponen los intangibles, pero veníamos de un último clásico donde el presente le había dado la mano a la razón. En cambio en este las realidades de los equipos se dejaron de lado. Hace rato que no se veía un partido tan emocional entre estos dos equipos que han hecho reverdecer al mejor clásico de la Liga. Y como tantas otras veces, lo ganó Peñarol empujando, guapeando y viviendo de un error ajeno. Después tiempos de letanía otra vez el resultado final de un clásico hizo arder los corazones de sus hinchas.

Las virtudes de juego de la victoria de Peñarol hay que ponerlas en un hecho básico: sus mejores jugadores fueron el base y el pivote. Esto no le pasaba al “Milrayitas” hace como “mil” partidos. Juan Pablo Figueroa tuvo un juego brillante, el mejor de la temporada, y lo mismo para Juan Manuel Torres, reivindicatorio para sí mismo incluso. Si bien la construcción completa se edificó desde la defensa de conjunto, al básquet se gana con puntos y ellos dos llevaron las mejores opciones ofensivas. Leo Gutiérrez también tuvo lectura de esto y los alimentó de manera permanente.

Por su parte, si bien Quilmes tuvo su goleador en el base, Luca Vildoza tomó erráticas decisiones sobre el cierre (algunas definitivamente malas). El pibe fue con el deseo y el corazón de querer ganarlo pero estuvo muy solo. Por lo general su lugarteniente de aventuras es Eric Flor que tuvo un flojo partido. Y cuando eso no pasa llega Enzo Ruiz al rescate (como contra Hispano y Atenas de visitante) y tampoco ocurrió. La media cancha picante de Quilmes se quedó sin poder lastimar y el resto dio una mano en cuenta gotas. Un partido apenas discreto en ofensiva, consumido por sus propios nervios y la defensa rival.

Suelo no escribir párrafos largos en las crónicas como ocurrió en los anteriores tres, porque las ideas van de a una, pero ahora que los releo en verdad siento que este partido no puede describirse por sus cualidades tácticas/técnicas sino por el cúmulo de emociones que encerró a cada equipo y afectó de manera directa el juego ¿El buen lector de esta página podría describirlo?.

La crónica dirá que el primer cuarto fue un empate técnico en 18 mostrando lo mismo que se vería a lo largo de toda la noche: las rachas. Fue un juego de oscilaciones. Se sacaban 5 puntos y el otro pasaba luego a mandar en el tanteador. Nunca con una gran ventaja del uno sobre el otro y tampoco con dominio del desarrollo. Fueron llevando el partido por el lado que el rival dejaba.

Después del parcial de 5-2 del inicio para el local, Quilmes metió el suyo 0-8 para tomar la delantera (5-10) pero otra vez Peñarol se armó mejor con el ataque del rebote ofensivo (3) y 7 puntos de Leo para devolver gentilezas con parcial de 7-0 y pasar al frente 14-12. Lo dicho iban y venían según podían más que querían.

En el segundo cuarto Quilmes pareció reaccionar con su banco de suplentes que entró bien parado en el juego y sacó ventajas (21-25) pero Peñarol se metió en el juego con Juan Manuel Torres destrozando la defensa del cervecero en el corazón de la pintura (28-25).

Quilmes bancaba el partido con una formación pesada y más lenta de lo habitual: Cavaco, Maciel y Eslava juntos, pero no lo hacía mal. De alguna manera Bianchelli buscaba compensar la diferencia física a favor del “milrayitas” con Pettigrew jugando de dos.

El partido se hizo una moneda al aire y se prestaron la delantera hasta el cierre del segmento donde Peñarol se fue arriba 40-38 al descanso largo. La diferencia en los rebotes fue grande (23-13) donde el local tomó tantos rebotes en ataque (9) como Quilmes en defensa (9). Peñarol había conseguido 12 puntos de segunda oportunidad y ya que Quilmes no tenía puntos de contraataque el dato luce como decisivo.

Para el segundo tiempo la temática del juego no cambió. Se hizo cerrado, cambiante, emocional. Peñarol salió con un par de grandes combinaciones en el poste bajo para que Torres siga lastimando, pero Quilmes pudo encontrar a Basualdo en la conexión base-pivote para equilibrar las cosas y pasó de perder 46-38 a ganar 46-47 con parcial 0-9 en 4 minutos.

Y desde allí otra vez los vaivenes.
Peñarol arriba 52-47
Quilmes arriba 52-54
Peñarol arriba 61-55

Y el tercer cuarto que se cerraba 61-56 con un mejoramiento muy grande de Peñarol luego del minuto de Richotti para atacar más vertical y fuerte el aro.

Para el tramo final Peñarol manejó por tercera vez una distancia a favor que podría anunciar el quiebre del juego pero Quilmes una vez más tuvo la virtud de volver: de 63-56 abajo pasó a ganar 64-69 con parcial 1-13 para que Richotti frente el juego. La aparición de Tracy Robinson y un triple de Clark, ante lo apagado que estaban los tiradores fue la noticia que necesito el cervecero para levantarse y caminar.

Pero después del minuto Peñarol otra vez salió del encierro con la receta del base y el pivote: Juan Pablo Figueroa y Torres se combinaron con la ayuda de Pettigrew para volver poner el juego de su lado (72-71) a falta de 3:07.

Desde allí al cierre del partido todo se convirtió en una emocionante guerra de nervios, donde los errores fueron los protagonistas contra los escasos aciertos. Un libre de Robinson y un doble de Vildoza lo pusieron a Quilmes arriba 72-74 a falta de 1:08, pero dos libres de Gutiérrez dieron el empate en 74. Y lo cerró mejor Peñarol porque Leo puso la decisión final en manos de Pettigrew. Viejo zorro sabía que no estaba la noche para jugar a la hazaña y le dio al moreno el poste con ventaja contra Ruiz. Falta, tiros libres y uno adentro (75-74).

Vildoza erró de 5 metros en la reposición ofensiva y el rebote de Acuña salió para Leo en la mitad de cancha y el dueño de todo, sin mirar (tal vez) el reloj la tiró para arriba como esperando el cierre. Pero la pelota cayó en manos de Pettigrew para que pusiera cifras finales a la victoria. Luego el pase largo de la salida de fondo quilmeña quedó en manos de Leo que pateó el balón con firma de no regreso. Se cerró un juego increíble desde lo emotivo y jugado con el corazón. Peñarol volvió a sonreir sabiendo que su temporada termina con una victoria en el clásico, ni más, ni menos.

Síntesis

Peñarol (77): J. P. Figueroa 16, S. Pettigrew 11, F. Giorgetti 8, L. Gutiérrez 13 y J. M. Torres 19 (FI); R. Acuña 4, L. Dabney 6, J. Valinotti 0 y V. Fazzini 0. DT: Marcelo Richotti.

Quilmes (74): L. Vildoza 17, E. Flor 6, T. Robinson 11, I. Clark 5 e I. Basualdo 13 (FI); E. Ruiz 10, A. Eslava 6 (x), M. Maciel 3 y D. Cavaco 3. DT: Javier Bianchelli.

Parciales: 18-18, 40-38 y 61-56.
Árbitros: Juan Fernández-Oscar Britez.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.

Crónica: Pablo Tosal @pablotosal
Fotos: Prensa Peñarol