Regatas y sus inferiores

Fue una charla enriquecedora, de ida y vuelta, en donde los jugadores contaron sus experiencias de vida; lo importante de no bajar los brazos y del estudio; de perseguir objetivos, sueños; de hacer casa cosa a su tiempo; del trabajo, del entrenamiento…

El ídolo regatense Javier Martínez fue quién enseguida rompió el hielo al pedir el “grito de guerra Fantasma”, a lo que los chicos respondieron inmediatamente “que de la mano del paraguayo, toda la vuelta vamos a dar”...

Después un carismático Martín Leiva se puso a todos los chicos en el bolsillo, al ser uno más de ellos y comenzar a interactuar, participando, preguntando e integrando a los pequeños y los juveniles del plantel.

Sin embargo la pregunta incómoda de los chicos llegó, “¿vos te peleabas con el paraguayo?”, y Leiva tomó el guante y arremetió “yo antes pertenecía a una familia, y la defendía. Hoy mi familia es Regatas, y junto a Javier, mis compañeros y el cuerpo técnico vamos a trabajar para salir campeones”.

El aplauso fue espontáneo mientras Leiva y Martínez sellaban el acuerdo con un saludo y muchas risas, poniendo en el tapete el objetivo regatense de la temporada, no sin antes dejar bien en claro que nada se logra sin trabajo y sin el aporte de todos”.

“En un equipo todos son importantes. En el nuestro seguramente Santiago (Scala) va a ser el que más triples convertirá, Paolo (Quinteros) será el goleador, Martín (Leiva) el que más rebotes bajará, el negrito Espinoza el que más la va a volcar, y yo voy a ser el que más va a alentar. Pero todos son importantes, por eso somos un equipo”, lanzó el paraguayo.

Así los jugadores fueron hablando sin solución de continuidad, mientras a esa altura las firmas de autógrafos en camisetas era moneda corriente, y los flases de los padres, que iban a buscar a sus hijos y se quedaban, comenzaron a inundar la escena.

“Nada es imposible en la vida. Nunca abandonen sus sueños, sus objetivos. Disfruten, jueguen, diviértanse, y cuando decidan que van a ser, trabajen mucho, con mucha fe y convicción, que van a poder ser lo que quieran”, dijo Paolo Quinteros.

“Lo más importante es levantarse cuando uno se tropieza, nada es fácil en la vida… nada”, remarcó Quinteros, en una de las tantas oportunidades que le tocó hablar, al ser uno de los jugadores más requeridos.

La charla, de más de una hora, terminó con las fotos de todo el grupo, más de cien chicos, entre las categorías mosquitos, premini y minibásquetbol, con más saludos, firmas, fotos y la gratitud de chicos y grandes, en un día imborrable a orillas del Paraná y en donde quedó confirmado que en el parque Mitre nace un nuevo romance.

Fuente: Prensa Regatas