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15/05/2001 12:03 | Liga Nacional

Libertad se metió en la Final por la puerta grande

Cuando parecía que la epopeya de levantar partidos se volvía a repetir, cuando Libertad se quedó sin su jugador más desequilibrante, cuando la gente en Once Unidos despertó la noche de Mar del Plata con...
Autor:Pablo Tosal


Quilmes vivió un mes de película. De Hollywood. De final feliz. Fue el típico muchachito que estando en desgracia saca fuerza de su alma y termina dando vuelta la historia y besando a la princesa. Y la gente se identifica con este tipo de gestos. El cuarto juego de la serie con Libertad no escapó a esta premisa. Hubo un partido que fue dominado 30 minutos por el visitante.

Con inteligencia, sacrificio y juego sacó una luz de 20 puntos al comienzo del último cuarto. Y en cinco minutos Quilmes metió un parcial de 19 - 0 que lo dejó a uno. Y con cuatro minutos por jugar. Pero no alcanzó. La razón le dio la mano a este deporte tan lógico. El que mejor jugó durante el partido se llevó todo. Y esta vez, sólo por esta vez, el corazón no alcanzó.

Desde el incio se notó que Libertad iba a suplir la ausencia de Evric Grey (su jugador más desequilibrante) con astucia para manejar los ritmos del partido a través de su base, Facundo Sucatzky; defensa con Farabello anulando a Bell y Carter a Yaya Dia, más el sacrificio de todos; y con un juego muy equilibrado en ofensiva con la rueda de auxilio que fue Benitez.

El primer cuarto fue parejo. Por desarrollo y tanteador. El senegalés Yaya Dia encontraba espacios de 5 metros para lastimar la defensa sunchalense, más el aporte de Pablo Gil. Y con la ausencia de Bell en ofensiva, bien tomado por el Lolo Farabello. Libertad, por su parte lastimó en la pintura con Benitez por la espalda de todos y Cerutti en el Goleo (16 pts entre ambos). Las 4 asistencias del base visitante y los 4 rebotes ofensivos de equipo fueron la diferencia.

Pero en el segundo segmento, Sucatzky se vio beneficiado por la tercera falta de Pablo Gil, que se fue al banco, y se quedó mas libre para jugar. Entonces también goleó y siguió manejando los ritmos del partido. Sebastián Ginóbili (tan importante en la estructura de Quilmes) no daba pie con bola. El huevo Sánchez probó con muchos cambios pero nunca encontró respuestas. La firmeza de Libertad para sumar cuatro rebotes ofensivos más (aprovenchando todos) más la fuerza interior de Carter terminó por sacarle una luz de 9 puntos al final del pirmer tiempo.

En la segunda mitad vendría lo más emocionante. El estadio de Once unidos repleto, prácticamente enmudeció cuando se dio cuenta que la Diosa Fortuna esta vez no acompañaba. A pesar de hacer un esfuerzo enorme en defensa con ayudas permanante, desdoblándose para cubrir espacios y dejando a Libertad en 22 puntos en el cuarto (lo que no es poco), no pudo sumar más que 13 puntos en el segmento. Víctima de un aro que parecía cada vez más chico. Quilmes tiró 5/15 en dobles 0/2 entriples y 3/4 en libres. A esta altura entre Bell y Ginobili sumaban 15 puntos y habían tirado para 58. El ingreso de Ferrari en Libertad le dio en el parcial 2 asistencias, 4 rebotes ofensivos, 1/1 en dobles y una tapa. Enorme, tanto como el juego prolijo de su equipo.

De arranque en el último cuarto Ferrari convierte un doble y la diferencia se estiró a 20 (55-75). Y como tantas veces, sólo cuando Quilmes se dio cuenta que habia tocado fondo, salió el corazón a flote. Su gigantesca personalidad, guiado por el empuje de su público, torció el rumbo de la historia. Dos triples de Bell, más dos correcciones de Poole lo pusieron a 10. Lo presionó. Lo confundió, Le ahogó el trabajo claro y prolijo de su base. Libertad quiso responder desde el perímetro pero le fue mal. Cinco triples errados y cinco réplicas de Quilmes. a falta de 4 minutos la diferencia era de uno 74-75. Once Unidos era testigo de su mísitca. Pero Sucatzky clavó un triple para alejarlo a 4. A partir de allí Quilmes se apresuró. Y apesar de la salida por cinco faltas de Farabello. Libertad tuvo en su base un líder espiritual para defender el temporal. Quilmes había dejado todo. Y no pudo en cinco minutos épicos dar vuelta una historia de 30 minutos de espanto.

La serie se quedó en manos del equipo que mejor jugó. Que pudó prevalecer y mandar en el juego. Que tuvo al mejor jugador del play off : Facundo Sucatzky. Que se sobrepuso a la salida de su mejor arma ofensiva por una lesión. Y para Mar del Plata, para la gente de Quilmes, a pesar de la derrota, en el fin de una ilusión, quedó la conciencia de saber que en los play off, en lo momentos más importantes del año, sus jugadores respondieron como casi nadie en la liga. La dignidad de un grupo con coraje, orgullo y vergüenza deportiva. Amor propio y la lista sigue. Porque lo de Quilmes en esta temporada no se puede encerrar en un comentario final. Se atesora como lo que fue: la epopeya de un milagro.

Los equipos:

Quilmes: Ginóbili 7, Gil 17 (x), Bell 22, Poole 15, Yaya Dia 17 (fi); Cavaco 5, Ibarra 0, Espeche 1 y Arce 1. DT: O. Sánchez.

Libertad: Sucatzky 19, Ceruti 22, Farabello 4 (x), Benítez 16 (x), Carter 15 (fi); Ferrari 6, R. González 10 y Cordero 0. DT: D. Maffei.

Parciales: 24-26, 42-51 y 55-73.