NEUQUÉN.- (Enviada especial) Con el triunfo de anoche frente a Islas Vírgenes, el seleccionado nacional está a una victoria de clasificar para el Mundial de Indianápolis 2002. Otra vez, los dirigidos por Rubén...
Autor:Pablo Tosal
No fue partido, sólo sirvió de práctica para Argentina. En el primer cuarto ya estaba definido y los jugadores, concientes de que hay poco descanso y se viene lo más difícil, regularon el resto.
La evidente ventaja se situó en los 17 puntos (36-19) en apenas 10 minutos. Hugo Sconochini fue decisivo en ataque en el primer segmento (fue mucho a la línea y tuvo efectividad). Además cerró el cuarto con un triple sobre el sonido de la chicharra que le dio un total 15 puntos en el parcial. También se destacó Fabricio Oberto, siempre prolijo y certero en los dos aros. Jameel Heywood, uno de los goleadores del torneo, fue la única arma de Islas Vírgenes (seis puntos en el cuarto). Argentina siguió con su fórmula de defensa dura y no tuvo inconvenientes en la resolución de las ofensivas.
Con el partido controlado, la selección siguió defendiendo -pero con menor intensidad- ya no corrió tanto el contragolpe y la rotación desde el banco le dio más vértigo pero también más descontrol. En lo individual, Oberto continuó con un buen trabajo (5 de 6 dobles y 2 de 3 libres). Argentina siguió lastimando desde el perímetro (6 de 10) con dos triples seguidos de Gutiérrez. Todo estaba definido desde mucho antes...
Después del descanso largo, Argentina volvió con un buen pasaje de Wolkowyski en ataque (7 puntos). Hasta hubo tiempo para un alley oop de “Pepe” para Oberto que la volcó hacia atrás, más otra volcada de zurda con el sello de Ginóbili. Así Argentina sacó la máxima: a 4 minutos del cierre del tercer cuarto ganaba por 30 (69-39). Islas Vírgenes, que tardó casi 5 minutos en convertir puntos en el tercer cuarto, con muy poco se acercó a 20.
El último cuarto fue una lágrima. Magnano terminó jugando con Farabello, Palladino, Nocioni, Gutiérez y Fernández. Las casi 2000 personas que asistieron al Ruca Che se aburrieron como en ningún otro partido de esta selección.
La diferencia que hoy ostenta nuestro representativo termina aburriendo por la contundencia. Un paradoja del destino que hasta hace no menos de tres años nadie esperaba.