NEUQUÉN (Enviada especial) Por primera vez en la historia, la selección nacional se adjudicó un torneo premundial. El partido frente a Brasil se convirtó en un trámite rápido ganándole 78 a 59. Pero sirvió...
Autor:Pablo Tosal
Demasiado contundente. Argentina aplastó a Brasil de arranque, metió un parcial de 12-0 en 5 minutos de juego gracias a la gran producción ofensiva de Emanuel Ginóbili con una planilla perfecta en el primer cuarto (2 de 2 triples, 11 dobles y 6 de 6 libres). La defensa durísima del equipo dio sus frutos de entrada. Brasil no supo nunca como descifrar el jeroglífico defensivo local. En sólo diez minutos, el 23-6 final era toda una premonición de lo que vendría.
Magnano no quiso que la selección bajara la intensidad defensiva y comenzó la acostumbrada rotación del plantel. Un triple de Ginóbili estiró la brecha y Brasil tardó más de la mitad del parcial para convertir tiros de cancha (sólo sumó a través de tiros libres). El juego decayó más por impericias propias que virtudes de la visita. Brasil se llevó el parcial por dos puntos (16-14) y achicó la diferencia a 15: 37-22
El tercer segmento fue un festival de agresividad defensiva, corridas, pases gol y definiciones para nuestro seleccionado. El pibe Luis Scola tuvo un buen pasaje en el cuarto y además defendió muy bien. Brasil, que sólo metió 11 puntos en el cuarto, achicó en el comienzo del tercero (37-24), pero la reacción argentina lo demolió: metió un parcial de 17-0 y se fue 54-24 arriba. Otra vez baile.
En el comienzo del último parcial, la distancia se amplió a una máxima de 37 puntos (70-33), donde los jugadores argentinos volaban por sobre el rival. Se hace dificil destacar las virtudes, jugador por jugador, pero el carácter de esta selección no es facil de igualar. Cuando un jugador se sentaba en el banco era recibido como héroe por sus compañeros. A falta de cinco minutos, las ganas de festejar podía más que el juego mismo. Las tribunas colmadas contagiaban a los jugadores y los brasileños aprovecharon para dejar la diferencia un poco más decorosa. Neuquén fue testigo de, quizás, la mejor selección nacional de la historia. El tiempo dirá si fue sólo el comienzo.