No por la derrota de anoche frente a Estudiantes de Olavarría 106-59 se puede acusar a Peñarol de estar en un mal momento, pero si por la forma en que se dio. Ante el mejor equipo de la Liga, la lucha desde...
Autor:Florencia Cordero
Las ausencias fueron más notorias que nunca. Es verdad que le faltaba la media cancha con que inició la liga (Sebastián Rodríguez, Juan Manuel Locatelli y Josh Pittman), más su pivote titular (Jared Prickett). También es verdad que la esperanza del tercer extranjero confiable (Tim Moore) se diluyó pronto. Pero este presente de Peñarol, se parece más a una pesadilla que a una realidad.
El técnico Carlos Romano, antes del inicio de liga era conciente de la falta de un base, y anoche Estudiantes le puso enfrente un espejo, tan claro, que le devolvió cabalmente cuales son las miserias y alegrías (muy pocas) que tiene este equipo.
El equipo de Sergio Hernández, le jugó los 40 minutos con la intensidad de un partido parejo, pero a pesar de la clara diferencia en la previa, los resultados fueron más nefastos de lo esperado.
Los dos bases juveniles, León Liguori y Pablo Ortega fueron presas fáciles de la asfixiante marca presión de la media cancha rival y doble marcaje en el perímetro. Les costaron horrores, no sólo poder pasar la pelota interior, sino superar la mitad de la cancha. Fernando Rodríguez, disfrazado primeramente de base, dejó en claro, una vez más, que no siente la posición y también quedó relegado por la marca presión de un especialista (Sepo Ginóbili). A Partir de no poder tener una distribución adecuada del balón, Peñarol atacó mal y su balance defensivo fue desastroso.
Hubo un partido de 4 minutos, en donde el local ganaba 8-4 porque Estudiantes se apuraba en ofensiva y Montenegro lastimaba en el juego interior. Pero fue todo, partir de allí, Estudiantes metió un parcial de 22-0 en menos de 4 minutos y el partido se terminó. Para el equipo del Oveja el Polideportivo fue una peatonal, un correcalles, un recital de cortes en la primera línea defensiva y contraataque. Alimentado por el fastidio de los jugadores de Peñarol y un técnico que le faltó ingresar a él para tratar de buscar una solución que evidentemente hoy no tiene.
Con el ingreso de Quinteros, Mc Cray y Logrippo, lejos de bajar la intensidad, el bicampeón siguió presionando y desnudando las falencias de un equipo que parece no encontrar la vuelta a sus problemas.
Una defensa zonal y un pasaje de inteligente distribución del balón en el tercer cuarto achicó la brecha de 29 puntos a 15. Pero el reingreso de Trelonie Owens y la doble marca al base local pusieron las cosas rápidamente en el mismo lugar de siempre. El aporte del nuevo extranjero, Roberto Amaro, fue la única buena noticia anoche el Poli. Actitud, inteligencia y un interesante tiro de larga distancia mostró el cubano.
No sólo el fastidio se apoderó de los jugadores, da la sensación de que el Cuerpo técnico no sabe cómo dar vuelta la torta. El trabajo en la semana y el tiempo dirá si es posible dejar de vivir en esta pesadilla que envuelve a Peñarol. Pero preocupa la sensación de que no quiere despertar.
Pablo Tosal
Peñarol 59: F. Rodríguez 9, Sánchez 2, Olivares 15, B. Romano 0, Montenegro 14 (exp) (fi) Hedman 4, Liguori 6, Amaro 7, Ortega 2, Abadie 0 y Ayala 0.