La victoria de Atenas de Córdoba sobre Peñarol por 94-81 tuvo aristas diferentes a lo largo de los cuarenta minutos. Por momentos el griego disfrutó del mejor juego de defensa dura y contraataque, y por momentos...
Autor:Pablo Tosal
Desde el vamos era una verdadera lucha de clases. El norte rico y el sur pobre. El multicampeón, en su casa repleta de pergaminos y esperando acercarse a Estudiantes de Olavarría en la primera posición, recibió a un Peñarol cansado de tantos palos en contra. Y así fue el partido.
Las diferencias de jerarquías entre uno y otro terminaron dando la victoria final para el local, que nunca pudo dominar por completo ni relajarse en el juego.
Los primeros 10 minutos del partido, invitaron para la ilusión milrayitas en Córdoba. Aunque el parcial lo perdió por uno (25-24) el desarrollo lo favoreció y sólo por peso propio Atenas se fue arriba al final. La visita encontró gol desde todas las posiciones, contuvo a Milanesio, y fue prolijo en defensa y en ataque. Atenas, sobrevivió con Herrmann (10 pts) y Easterling (8) por arrestos individuales.
Pero en los segundos 10 vendría el quiebre definitivo del partido; consciente Atenas de su falencia defensiva decidió cambiar la defensa zonal de cajón y uno sobre Fernando Rodríguez, por un hombre a hombre muy fuerte, con presión toda la cancha. El local laburó 10 minutos muy duro en defensa y cortó línea de pases para ejecutar el contraataque deseado. 28 a 14 fue el parcial donde Peñarol le costó horrores superar la primera línea defensiva y fue víctima, además, de su propia pasividad, careciendo de balance defensivo y rifando el juego en en el cuarto.
El resto era de regalo. Peñarol no tuvo nunca las armas necesarias para ganar, pero si para vender cara la derrota. Salió en le tercer parcial dispuesto a no retornar a defensa desarticulado y a cortar el circuito ofensivo de Milanesio y compañia. Y algo salió hasta que Quesada decidió no cobrar una claro foul de Gutiérrez sobre Juan Pablo Sánchez y de la acción derivaría un triple de Herrmann. En vez de ponerse a 7, en la misma jugada el local se fue a 12. Podrían haber jugado toda la noche que iba a ganar Atenas igual... pero siempre hay una mancha en el legajo.
El pasaje final fue el único que ganó Peñarol (18-13) cuando el ingreso de los pibes en el griego les dio un poco de respiro y Fernando Rodríguez abanderó la insurección en Córdoba (10 pts). El nacionalizado Easterling tomó muchas segundas instacias (5 en el parcial) y lastimó en el juego interior como sus compañeros en el resto del partido (46 pts entre Easterling, Pelussi y Gutiérrez). A falta de 1:50 la diferencia era de 12: 93-81. Pero increíblemente el técnico Romano inclinó su rey y dió por finalizado el juego sacando a Hedman y principalmente a Fernando Rodríguez por los juveniles Bruno Romano y Emiliano Jaime Ayala.
Ya era tarde para todo. Para Atenas, que tuvo lujos, era tarde para ser contundente, para Peñarol que estuvo en juego, era tarde para querer ganar. Para ambos era tarde para lamentos pero con una imagen final: Atenas consiguió lo que quiso: ganar y estar a medio punto del “bata”; Peñarol, en cambio, afirmó que puede, a pesar de todo, dar pelea, parecerse a un equipo y pensar en el futuro más dignamente.