Los festejos quilmeños por el triunfo de anoche sobre Gimnasia de La Plata todavía retumban en los oídos. Once Unidos se vistió de fiesta, una vez más, para apoyar a un equipo que por segundo año consecutivo...
Autor:Pablo Tosal
Mas conversado que un partido de truco
Atrás quedaron horas previas de incertidumbre por si el partido se jugaba o no en Once Unidos. Una historia insoslayable es el pedido de la policía de sacar el partido de su escenario natural. Desde la 6 de la mañana los abogados del club redactaron el recurso de amparo, que se presentó a las 8. Luego un directivo viajó a las 11 en avión a Capital y regresó con el permiso a las 19. En el medio, desde la Plata se sucedían las excusas de todo tipo para que Quilmes no juegue en Once unidos. La maniobra original de los directivos de Gimnasia, disfrazada por la Dirección de Seguridad Bonaerense, además de descabellada, no fue fructífera. El principio de la pulseada del último partido estaba en manos de Quilmes.
El infierno está encantador esta noche
Quilmes tiene la localía más fuerte de la liga, y además de a su público se lo debe al estadio de Once Unidos, que reúne mágicamente todas las condiciones para que los muchachos quilmeños potencien su rendimiento mientras que el rival de Superman se convierta en Clark kent. Anoche, el público jugó su partido a parte, alentó sin siquiera escupir, o condicionar al rival más que por sus gritos. Y no es un dato menor. Quilmes venía de ser vapuleado en La Plata y por dos veces consecutivas. Necesitó de un extra y lo tuvo. La serie la definirían los hombres y el final reveló que Gimnasia tuvo tres (Fernández, Gianella y Bulfoni) y Quilmes seis (los seis jugadores sumaron más de 10 puntos).
Un equipo contra tres
Eso fue anoche el partido. En épocas de Espil - Campana o Andrew Moten el “Huevo” Sánchez sentenciaba que era hasta conveniente que un jugador metiera 50 puntos siempre y cuando el resto no apareciera. Y si entre Bulfoni y Gianella hacen 60, la idea era que Roberto López no metiera 35 o Moravansky 19, como sucediera en la serie. Y de movida Quilmes fue un equipo solidario para atacar, donde todos su jugadores tomaban responsabilidades con el aro y en consecuencia, dentro del orden, la defensa era mucho más estable que los patéticos partidos de visitante. Gimnasia dependía en exceso de Bulfoni, ya Gianella era absorbido por la marca de Ibarra y sobre le final del primer cuarto Fernández encontró dos triples para dejar abajo por cinco al lobo.
Lo único que cambió para el segundo cuarto fue la aparición de Nicolás Gianella en el partido con nueve puntos seguidos, aprovechando la transición de su equipo ante el descalabro ofensivo de Quilmes que perdió 5 pelotas seguidas (cuatro por errores no forzados). Boozer dejó de lastimar en la zona pintada, Quilmes se confundió y lo dejó renacer al “lobo”. Pero sobre el final del cuarto dijo presente por primera vez en la noche Daniel Farabello, metió 11 puntos, tres asistencias y gracias a él Quilmes perdió sólo por uno el parcial (20-21).
El equipo del Huevo generalmente viene dormido para los terceros cuartos, pero la tensión de Once Unidos lo despertó a gritos, y el cervecero después de ir perdiendo 58 - 62 a falta de 3 minutos, se salió del libreto, dejó el orden táctico para otra oportunidad y con dos triples de Cavaco y uno del “Lata” Ibarra cerró el parcial arriba por 7 (71-64.)
En Gimnasia, Gonzalo García no sabía como aprovechar a su juego interior (7 puntos entre López y Fisher), inexistente y absorbido por el marco de público y la marca del terceto Cavaco - Arce -Boozer. Y con los triples de Fernández y las mandadas de Gianella y Bulfoni es muy poco para ganarle a un equipo de seis.
Y en la recta final casi de movida, Quilmes sacó diez de ventajas, con el goleo de Cavaco y Gil y los hilos manejados por la dupla Ibarra y Farabello, que a pesar de tener cuatro faltas cada uno, las respuestas visitantes (ya sin piernas) fueron insuficientes para sacarlos de la cancha.
Un final a toda orquesta
El pasaje a semifinales por segundo año consecutivo fue con flores y moñitos, el Ole! de la gente y la satisfacción de haberle ganado a un equipo durísimo que supo levantar la serie después de estar 0-2 abajo. El premio mayor fue para el público, que a contramano de la crisis, colmó un estadio y con todo lo que se entretejió en la semana, sólo se dedicó a alentar, después a soñar y por último a festejar. Con la idea fija de que a esta historia todavía le faltan más páginas por escribir.
Pablo Tosal
Quilmes (99): M. Ibarra (13), D. Farabello (24), D. Cavaco (15), L. Boozer (18), O. Arce (10), formación inicial; P. Gil (19), M. Gagey y L. Cequeira. Entrenador, Oscar Sánchez.
Gimnasia (86): G.R. Fernández (14), N. Gianella (28), J. Bulfoni (29), R. López (2), D. Fisher (5), formación inicial; G. Moravansky (6), L. Lauro y J.M. Rivero (2). Entrenador, Gonzalo García.