ANALISIS. La victoria de Quilmes en tierras del bicampeón igualando la serie en uno, generó una enorme expectativa en el pueblo cervecero, sin embargo la serie no está en manos de nadie, y tal como se presuponía...
Autor:Pablo Tosal
Muchas veces los análisis previos pierden sentido cuando la realidad le deja paso a las distintas variantes producidas por el talento, los errores o negligencia, el espíritu de lucha o la falta del mismo. Quilmes sabía que Quinteros era un gran tirador y que NUNCA tira con la marca encima, sin embargo en el primer juego lo dejaron sólo y se despachó con 9 triples. Estudiantes sabía que Quilmes NO tiene recambio en el Juego Interior, sin embargo no puso la bola en el poste bajo para sacar provecho de la situación en la segunda mitad del segundo juego.
Quizás la lógica indicaba que Ruiz Moreno - que siempre tira por arriba de la cara de su defensor podía dañar desde el perímetro - sería importante en el goleo, sin embargo el entrerriano está 0/9 en triples en la serie y no creo que se haya olvidado de como se tira, mucho menos de jugar al básquetbol. La lógica también decía que Farabello es el estandarte de Quilmes, especialmente en los momentos decisivos, y Con “Chiche” afuera por cinco faltas, lo mismo que Boozer, los nacionales le dieron al “Bataraz” una lección de amor propio sobre el cierre del segundo partido.
Que la serie está para cualquiera, no es una frase devenida de la falta de compromiso para asumir que un equipo es superior a otro. Esta semifinal encontró a dos equipos muy parecidos en su filosofía de juego, que funcionan como espejos y que buscan y viven del error del rival. Y sus presentes también son parecidos ya que con la llegada de Mc Cray, Estudiantes tiene 7 jugadores y Quilmes 6, pero el bicampeón esta jugando al mismo tiempo la Liga Sudamericana.
Para lo que sigue de la serie mucho tendrá que ver “la dinámica de lo impensado” que Dante Panzeri pregonaba con el fútbol, en un deporte donde la lógica hace pata ancha. Lo que se denomina habitualmente “la noche de...” frase que se completa con el apellido del mejor jugador de la noche. La estrategia invita a un jugador a salir libre de una cortina para tirar de tres puntos, el resto depende de la puntería. Lo mismo para un pivote que tenga un mano a mano en el poste bajo. En ocasiones como estas, incluso, es inevitable citar a la Suerte como parte del show. “No me traigan grandes generales, tráiganme generales con suerte” dijo Napoleón Bonaparte antes de conquistar Europa.
El primer juego lo ganó Estudiantes con el uno contra uno de Ginóbili y el tiro de tres de Quinteros, el segundo se lo llevó Quilmes a puro Coraje. Invito entonces a pensar en el último Quilmes – Belgrano S.N. donde Cavaco metió nueve triples en once intentos y en los habituales uno contra uno de Pablo Gil y en el Torneo Súper Cuatro que Estudiantes que se lo quedó de puro guapo. Vale decir, sería un error pensar que un equipo sólo tiene buenos tiradores y el otro sólo mística de play off.
Hay un valor agregado a todo esto: ambos equipos son especialistas cuando tienen enfrente a Atenas de Córdoba. De los cuatro equipos que mejor defienden en la Liga (Estudiantes, Quilmes, Boca y Gimnasia) Sólo el de Sergio Hernández y el de Oscar Sánchez saben como jugarle al favorito equipo cordobés. Y se mueren de ganas de enfrentarlo en la final.
El martes será el capítulo tres de una serie al mejor de cinco. Quizás sea esta última frase la única certeza que envuelve una semifinal tan apasionante como pareja.