Cuando tenía todo para perder, Estudiantes de Olavarría se hizo fuerte en la adversidad y se aprovechó de una pésima noche de Quilmes para ganar por 96-80 y poner la serie 2-1 a su favor, recuperando la ventaja...
Autor:Pablo Tosal
La presión jugó en contra de Quilmes. Es inevitable no empezar por un razonamiento ajeno a las incidencias del juego para explicar una derrota por 16 puntos de local. Nunca en todo el año, el cervecero fue vapuleado de local (sólo perdió tres partidos con el de ayer), aunque haya jugado en el Polideportivo. Por otra parte, con pocas responsabilidades y entregándole toda la obligación al rival, Estudiantes jugó un partido perfecto.
El tercer capítulo de esta película, como siempre fue distinto a todos. Con Ruiz Moreno como titiritero, manejando los hilos del ataque en rompimiento y descargas, aprovechando el goleo de “Gaby” Díaz, el “Bata” sacó una ventaja de 8 (17-9) cuando restaban 4:30 para el final del primer cuarto. Pero Quilmes ajustó en defensa con presión en media cancha, robó un par de balones y con 6 puntos seguidos de Ibarra cerró mejor el parcial por uno arriba (21-20). Sobre el final de segmento, Leopoldo Ruiz Moreno acumuló su tercera falta personal. Si Quilmes soñaba con una situación favorable en la serie, la tenia servida en bandeja.
¿Pero cómo hizo Estudiantes para ganar si todo decía que era la noche de Quilmes? Los imponderables de todo juego, la jerarquía de un equipo que nunca se supo derrotado, un juvenil como Federico Marín, que se recibió de hombre, una excelente defensa, los nervios de Quilmes, la noche más floja desde la llegada de Farabello jugando como local, la lesión de Ibarra si es que se quieren citar argumentos.
Lo cierto fue que en el segundo cuarto Federico Marín tomó la base del equipo y lo hizo muy bien, con mucha autoridad, a conciencia de que ya nada podía salir peor y sólo restaba que salga bien. Además en defensa el juvenil alternó la marca con Cavaco y con Pablo Gil de manera eficaz. En ataque buscó los huecos defensivos de Quilmes que hacía rato no presentaba semejante pasividad defensiva.
Sin embargo, la principal virtud de Estudiantes fue entorpecer el circuito entre Farabello y el resto de sus compañeros, y los hinchas de Quilmes nunca sabrán porque el entrerriano estaba tan apurado, tomando decisiones sobre los 10 segundos de ofensiva, como si el partido se acabara en ese segundo cuarto. Diego Osella, Diego Logrippo y Mc Cray dominaron los tableros (el propio y el ajeno) y con el rebote en mano, el equipo del “Oveja” sacó el manual del contraataque para lastimar a una defensa que volvía desarticulada. Con las mandadas de Marín y Gaby Díaz, sacaron réditos Paolo Quinteros y Logrippo para convertir. El segundo cuarto entregó dos hechos salientes: primero Estudiantes tomó 11 rebotes en ofensiva y 16 en defensa, en tanto Quilmes 5 y 11 en los mismo rubros y segundo el esguince de Matías Ibarra tras una violenta falta de Mc Cray (que los árbitros no cobraron siquiera antideportiva). El base cordobés hasta su salida era lo más productivo de Quilmes.
En el complemento, Estudiantes se alimentó de cada error del equipo de Oscar Sánchez, que sin Matías Ibarra y con Farabello en un bajo nivel, perdió definitivamente la brújula. Con arrestos individuales, especialmente de Pablo Gil, Quilmes ganó el tercer parcial por 2 (22-20) y descontó un poco. A falta de 7 minutos la ventaja llegó a ser de 23 (60-37) para la visita. Pero estaba escrito que no era la anoche de Quilmes, Daniel Farabello salió por cinco faltas a falta de 2 minutos para el cierre del tercer parcial. Asunto liquidado mucho antes del final.
Para el cuarto final volvió a la cancha Ruiz Moreno y con un parcial 7-0 de movida con una asistencia para Mc Cray y un triple y un doble del propio Leopoldo ahogó todo intento de reacción, enfrió el polideportivo y sepulto las ilusiones de una noche feliz del local. Después se dedicó a manejar los tiempos. Quilmes apostó la resurrección a los tiros de tres puntos pero terminó con 6/15 en el complemento y sin rebote ofensivo todo se le hizo cuesta arriba.
La serie volvió a cambiar de manos. Ahora hay dos bases lesionados, uno por bando. Mientras la gente de Quilmes masticaba la bronca de la posibilidad ida y sus jugadores se iban con la cabeza gacha, los de Estudiantes se fueron cantando “primero hay que saber sufrir” y dejaron un mensaje muy claro de que no están dispuestos a regalar su corona.
Pablo Tosal
Quilmes (80): M. Ibarra (12), D. Farabello (11), D. Cavaco (14), L. Boozer (17), O. Arce (4), formación inicial; P. Gil (16), G.F. Horvath (3) y D. García Merlo (3). Entrenador, Oscar Sánchez.
Estudiantes O (96) : L. Ruiz Moreno (8), P. Quinteros (18), G. Díaz (27), D. Logrippo (18), D. Osella (9), formación inicial; F. Marín (12) y D. McCray (4). Entrenador, Sergio Hernández.
Cuartos: Quilmes, 21-20; 35-48 y 57-68.
Arbitros: Raúl Chaves, Daniel Rodrigo y Eduardo D´Atri.