El cruce que nadie quiere

Es bueno decirlo, nadie quiere enfrentar a Yugoslavia. El equipo balcánico, plagado de estrellas (de NBA y europeas) perdió dos partidos en el campeonato, ante España y ayer frente a Puerto Rico.

Mientras la euforia de todo el país invade los corazones de los argentinos por el presente de su selección, es oportuno poner un manto de coherencia para descatar que es imposible que los jugadores yugoslavos se hayan olvidado de jugar al básquetbol.

Si Argentina, vence hoy a Alemania, se habrá asegurado al menos el segundo puesto del grupo, por lo que su rival sólo sería el tercero del grupo E. Si además vence a Estados Unidos mañana, será primero y su rival sería el cuarto del otro grupo.

En síntesis, la actuación de nuestra selección invita a pensar que será segunda o primera en el grupo F. Por lo que el rival sería Puerto Rico o Yugoslavia. Hoy todos los boletos para ser terceros en el grupo E los tienen los boricuas, que si ganan un partido mas (seguramente mañana con Angola) se quedan con el puesto.

Increíblemente Yugoslavia, por más que le gane hoy a Brasil y mañana a Turquía puede ser cuarto. Entonces enfrentará al primero del grupo de la Argentina.

El interrogante máximo que se plantea es como habrá actuado las derrotas en el seno del plantel yugoslavo. En la intimidad de ese plantel esta la respuesta. Si los partidos ante España y Puerto Rico fueron consecuencia de un equipo egoísta, poco solidario, despreocupado por ganar o perder, entonces Argentina la puede arrasar. Pero es muy poco probable que el espíritu yugoslavo se corrompa.

Si por el contrario las dos derrotas dolieron al plantel y actuaron como canalizadores para sacarse la presión de encima, entonces se habrá despertado un gigante imposible de detener. Y los play off serán testigos de su hambre de revancha. Ni Argentina podría detenerla.

Como se recordará en Básquetbol es todo mucho más lógico que en otros deportes. Para ganar se necesita, un plantel con riquiza individual, un buen plateo táctico y espírito de lucha. Si esto último se despierta en Yugoslavia sólo espero que no sea por la llave donde Argentina intenta hacer historia. Sería el cruce que nadie quiere.

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