La verdadera autocrítica

Randy Kim, en la página www.nba.com analizó las cinco razones por las que perdió el “Dream Team” de los Estados Unidos, en estos términos:

La no continuidad de un equipo. Estados Unidos no mantiene un equipo año tras año, sino que se presenta a jugar con colecciones de estrellas. Paul Pierce y Andre Miller tuvieron sólo algunas semanas para conocerse con los otros, mientras que Argentina viene jugando como equipo desde que sus jugadores terminaron sus competiciones internacionales.

La habilidad le gana a lo físico. El básquet es más libertad y menos uno contra uno. Estados Unidos tiene el equipo más fuerte atléticamente, pero la Argentina o Yugoslavia son muy habilidosos y hay que jugar en equipo para ganarles.

Estados Unidos necesita empaparse de las reglas internacionales. Los jugadores de Estados Unidos deben jugar más tiempo bajo las reglas internacionales. Lo más evidente se mostró en los tiros libres. Por ejemplo, cuando la pelota rodeaba el aro, ningún norteamericano pensó en saltar y barrerla con fuerza. Argentina, en cambio, nunca dudó en golpear la bola para robarla. No fue algo determinante, pero no obstante influyó en el juego.

El nivel del resto del mundo ha subido. La diferencia entre el talento de los Estados Unidos y el resto del mundo solía ser muy grande. Ahora, la distancia es menos pronunciada. Jugadores como Wolkowyski o “Pepe” Sánchez no fueron los mejores en Estados Unidos, pero les alcanzó para jugar en NBA. Y eso que ellos no son los mejores de su equipo. Jugadores como Ginóbili –el mejor de Argentina– Peja Stojakovic, Dirk Nowitzki y Paul Gasol son talentos como cualquiera en la NBA, y en el básquetbol uno o dos así son suficientes para ser exitoso.

Las competencias internacionales significan más para el resto del mundo. El mundo del básquetbol norteamericano todo gira en torno a la NBA y a la Liga universitaria (NCAA). Estas competiciones están tan arraigadas en la cultura norteamericana del “aro” que, incluso hasta los Juegos Olímpicos son dejados de lado. Pero en Europa, Sudamérica y otras partes del mundo, las competiciones internacionales están entre las más altas prioridades. La medalla de oro en los Juegos Olímpicos y en el Mundial son los estándares a los que se aspira. Estados Unidos todavía no ha sentido esa urgencia, pero lo recibido el miércoles por la noche podría cambiar este pensamiento.

Ajeno a este análisis el periodista deportivo del diario indystar (de Indianápolis EE.UU.), Bob Kravitz, dejó algunos pensamientos para conmoverse; por ejemplo:

Entendamos algo: Esto no fue una especie de “Milagro en el bosque”. No fue una noche aberrante en donde cualquier equipo jugo se salió de quicio y provoco una situación ridícula. Fue mucho mas sustancial que eso. Los argentinos no simplemente les ganaron a los americanos. Les dieron una clínica de pick and rolls, anotaciones y juego interno. Una vez mas, nos confrontamos a una verdad permanente del deporte: el gran juego en equipo triunfa sobre los talentos individuales la mayor parte de las veces.

Continuó con autocrítica en primera persona :

Los americanos? sin excusas. Ninguna. No ahora. Estos no eran chicos del colegio deslumbrados por logros internacionales. No eran marginales de la NBA /CBA, como el grupo que cayo en el campeonato del mundo de 1998. Estos eran los mejores americanos, o al menos lo mejor que América pudo encontrar para confirmar su supremacía en el básquet. Y saben que? Estos argentinos pudieron haberle ganado a un equipo de megaestrellas de la NBA incluyendo a Kobe y Vincent Carter. Porque fueron lo suficientemente buenos para eso.

Y en el marco de una extensa nota finalizó con: Estos hombres, Emanuel Ginóbili, Oberto y los demás, les dieron a la juventud sudamericana una razón para abrazar este juego y esforzarse para ser los próximos en batir al Dream Team.

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