El pibe de los 90 millones

Su madre lo trajo al mundo a los 16 años. Su padre es casi tan famoso por ser su padre como por la cantidad de veces que fue a prisión. Su entrenador lo obliga a hacer diez flexiones de brazos cada vez que insulta. Su vida es puro vértigo.

La prensa estadounidense lo rotuló como “el sucesor de Michael Jordan”, quien no apuesta por el muchacho. Así y todo, la empresa Nike decidió contratarlo por 90 millones de dólares para promocionar sus zapatillas durante siete años. Sin dudas, el acuerdo más lucrativo firmado
alguna vez por un deportista para lucir un calzado.

¿Quién es el protagonista de esta última locura del marketing deportivo? LeBron James, la estrella del basquetbol de los colegios secundarios de Estados Unidos, un pibe de 18 años.

Cuando un joven Michael Jordan firmó en 1984 con la misma compañía, recibió 2.500.000 dólares en cinco años. James arregló con Nike después de descartar a Adidas y a Reebok. La cifra del acuerdo es apenas menor a los 100 millones de dólares que percibirá el golfista Tiger Woods durante diez años, por la indumentaria completa.

“Es una gran oportunidad. Creemos que será un tremendo jugador a medida que crezca y madure en el juego”, sostuvo la vocera de Nike, Celeste Alleyne.

Este pibe nacido el 30 de diciembre de 1984 en Akron, estado de Ohio, está en boca de todo el mundo de la NBA, sin haber pisado una universidad. Y el 26 de junio estará en la mira en el draft (sorteo) de jugadores para la próxima temporada. Es el momento de conocer la historia de esta nueva versión del sueño americano que a los estadounidenses les encanta consumir.

Gloria Marie James dio a luz a LeBron a los 16 años y nunca la tuvo fácil. El padre de su hijo, Anthony McClelland, vive entrando y saliendo de prisión. Como no podía cuidarlo bien, Gloria lo dejó en la casa de su entrenador, Frankie Walker. “Mi vida cambió. Ahí tenía un techo y comida”,
reconoció James, quien después de un tiempo volvió con su madre.

Los familiares que iban a ver al equipo de basquetbol del colegio irlandés Saint Vincent-Saint Mary pronto se transformaron en una multitud. Todos seguían al negro LeBron. El alero guió al colegio a dos títulos consecutivos, con 30,4 puntos, 9,7 rebotes, 4,9 asistencias y 2,9 robos por encuentro en su último año. El furor por James llevó a jugar los partidos de local en la Universidad de Akron, donde entran 6.500 personas.

“Todo lo que necesitan saber sobre mí es que tengo cincuenta fotos de MJ (Michael Jordan) en mi habitación -dijo James-. También hay de Iverson, McGrady, Magic y Kobe. Y mías.” ¿Será duro el paso a la NBA? La respuesta final es suya: “He tomado decisiones más duras: fumar o ir al colegio, robar una tienda o no robarla. Yo fume yerba. Pero cuando entrás a la cancha y no sos vos, ahí es cuando tenés que parar de hacerlo. Por eso, comparada con ésta, ir a la NBA no es una decisión difícil de tomar”.