En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, y una gran euforia, Emanuel Ginóbili está en la Argentina. En córdoba dará una conferencia y luego dictará una clínica para chicos. Mañana lo recibe el Presidente Kirchner.
Privilegio. Honor. Placer. Un gustazo. Llámelo como quiera. Lo cierto y concreto, más allá del sustantivo que usted haya elegido, es que el bahiense Emanuel “Manu” Ginóbili, el primer argentino en consagrarse campeón de la NBA, llegó ayer a Córdoba –en la Docta volvió a pisar suelo argentino después de 10 meses–, donde hoy realizará una serie de actividades enmarcadas en “Latinos Unidos Tour”, una gira de promoción que organiza la NBA, cuya primera escala fue Brasil y que se cerrará mañana en la ciudad de Buenos Aires.
La agenda de hoy de Ginóbili incluye una conferencia de prensa, una clínica de básquetbol para jugadores de las clases 1988, 1989 y 1990 en el Polideportivo Carlos Cerutti –ambas por la mañana y sin acceso para el público– y la firma de autógrafos en el Córdoba Shopping Center, a las 15.30, la única actividad abierta a todo público que desarrollará “Manu” en su estadía en el país durante esta gira.
Otro actor de lujo de la jornada es Mike Budenholzer, asistente de Gregg Popovich, el entrenador principal del equipo de Ginóbili, los San Antonio Spurs. Budenholzer, que llegó junto al bahiense desde San Pablo, Brasil, brindará una clínica para entrenadores en “el Poli”, luego de la del jugador argentino.
Si bien el público sólo podrá tener contacto con “Manu” en el centro comercial de Villa Cabrera, alrededor de mil personas –que ya fueron elegidas e invitadas– gozarán del privilegio de participar de las las dos clínicas. Son los cinco chicos de cada uno de los 102 clubes de la Federación de Básquetbol de la Provincia de Córdoba y unos 400 técnicos cordobeses, a los que se suman 65 elegidos que estarán sobre el parqué del Cerutti: 25 jugadores de las selecciones masculinas de Córdoba de las categorías infantiles y cadetes, y 25 jugadoras de la Asociación Cordobesa femenina formarán parte de la clínica de Ginóbili, mientras que 15 basquetbolistas de la selección cordobesa masculina de juveniles estarán sobre el campo de juego en la disertación de Budenholzer.
La palabra del Manu
Manu bajó del avión de Varig que lo trajo desde San Pablo, pasó por la sala VIP de la estación aérea y en un utilitario fue trasladado hacia su morada. Pero, pese a las previsiones y a la estricta seguridad montada alrededor de él, se escapó un detalle: la camioneta que lo trajo de Pajas Blancas no pudo ingresar en el garaje del hotel porque era muy alta y entonces el bahiense debió bajar e ingresar en el lobby caminando.
Un imprevisto que puso a Manu frente a los micrófonos para alegría de los periodistas que estaban casi resignados a perderse la entrevista con el campeón de los Spurs. Aunque la gente de la NBA trató de llevárselo a la fuerza frente al asedio de la prensa, por decisión de Ginóbili se armó una improvisada conferencia, en medio de empujones
–¡Bienvenido a la Argentina, campeón de la NBA!
–¡Gracias! La verdad, ya no veía la hora de llegar. Hace casi 10 meses que me fui y si bien disfruté muchísimo de todo lo que pasó, tenía unas ganas terribles de estar acá y compartir un poco con mi gente.
–¿La familia tendrá que esperar?
–Y... sí. Parece que a pesar de todo lo bueno que uno consigue, hay algo que se pierde ¿no?
–Venís de unas breves vacaciones. ¿Tuviste tiempo para pensar lo que te pasó?
–Sí. Cuando uno está solo y tranquilo, y ha pasado un poco más de tiempo, disfruta un poco más. Veo los videos y todavía siento que es realmente increíble.
–¿Qué es? ¿Alegría, orgullo?
–Es un montón de todo. Uno es un elegido. Tener la posibilidad de llegar y que se dé todo tan bien. Ganar el campeonato en el primer año, que todo salga tan bien, mientras que hay tantos jugadores de primer nivel que nunca tuvieron la oportunidad. No sé, yo me siento un elegido por esta posibilidad.
–Te comparan con glorias del deporte argentino.
–Me lo comentaron hace dos o tres días y no me lo esperaba. Realmente no sé qué lugar ocupo en el corazón de la gente. Mi primera reacción es que me parece una irresponsabilidad. Compararme con Monzón, Fangio o Maradona, que fueron múltiples campeones. Sé lo que representa Maradona, que es más de mi época... y me sigue pareciendo una irresponsabilidad. Pero bueno, si alguien lo dijo, me alegra que me pongan en ese grupo, nada más.
–¿Qué tenés en la cabeza, de cara al futuro?
–Seguir jugando y, sobre todo, mejorar. Creo que tengo mucho margen para crecer y quiero lograrlo para darle cada vez más a mi equipo.
–Y encima, con los compañeritos que te esperan para la próxima temporada. Ya está Tim Duncan, podría llegar Jason Kidd...
–Sí, son todos comentarios. Por ahí es más sólido lo de Jason Kidd. Lo que es seguro es que un jugador de primer nivel va a llegar seguramente, lo que nos transforma otra vez en candidatos. Claro que se va Robinson, ¿no?
–¿Y quién puede reemplazarlo?
–Se hablaba de Jermaine O’Neal, pero eso sería si no llega Kidd. Yo tuve la oportunidad de hablar con la gente que está analizando el tema en los Spurs y les puedo asegurar que lo están pensando muchísimo.
–Además de todo lo que pasaste en la NBA, tenés un gran desafío con la selección argentina. ¿Te entusiasma?
–¡Cómo no me va a entusiasmar jugar los Juegos Olímpicos! Con eso se motiva cualquier deportista. Yo tengo muchas ganas, y sé que para lograrlo tenemos que dar el paso del Preolímpico, donde tendremos que dejar todo.
–¿Qué creés que espera de vos la selección argentina en esta nueva etapa?
–Yo realmente no sé qué le voy a poder dar al equipo y qué no. Esta experiencia me ha hecho crecer muchísimo, en cuanto a madurez, a conocimiento de un equipo. Por ahí le podré dar más o menos puntos o rebotes, pero creo que a Argentina le puedo dar otras cosas. Creo que voy a saber adaptarme a lo que el equipo necesite de mí.
Con Marcelo y Oberto
Anoche comartieron una cena privada, en el restaurante que Marcelo Milanesio tiene en el Cerro de las Rosas, Ginóbili, las autoridades de la NBA, Marcelo, Mario y Fabricio Oberto. La velada fue en un VIP del local M&M, y a Manu lo cuidaron, como en toda su estadía en Córdoba, ocho guardaespaldas. Mañana en Buenos Aires lo recibirá el presidente Néstor Kirchner.
Fuente: Adrián Bassola (La Voz del Interior) y “La Mañana”