Algunos jugadores lo usaron de vidriera para futuros contratos. Wolkowyski podría ir a Los Clippers y Palladino arregló con el Tenerife. Ginóbili y Nocioni en el quinteto ideal del Torneo. Los jugadores festejaron con los hinchas.
La delegación argentina que llegará hoy, a las 11.55, a Ezeiza, no contará con la presencia de Rubén Wolkowyski, que viajó a Los Angeles porque los Clippers están interesados en contratarlo.
En tanto que el escolta Leandro Palladino, desechó la propuesta que tenía para fichar en el Real Madrid, y firmó contrato por tres temporadas con Unelco Tenerife que en la próxima temporada jugará en la máxima división de España.
Palladino llegó al Tau en la última temporada con la Liga comenzada, procedente del Napoli de Italia y promedió en la poderosa Liga ACB una media de 7,6 puntos con 44 por ciento en triples, más 1,8 rebotes y 0,7 asistencias en 35 partidos y 23,5 minutos jugados .
Un festejo particular y emotivo
Jamás visto. Conmovedor. Lo que provocó la maravillosa hinchada argentina en la final contra el Dream Team, dentro del Coliseo Roberto Clemente, quedará como una de los hitos del deporte nacional y quizá del básquetbol mundial.
Lo que hicieron los hinchas anteanoche fue colosal. Faltaban siete minutos para que terminara la paliza que los norteamericanos le estaban dando al equipo argentino. Unos 10 o 12 minutos de tiempo real.
Nuestro seleccionado perdía por 35 puntos y ellos, en lo alto del estadio, seguían cantando mil estribillos propios del fútbol. Saltando y revoleando banderas albicelestes. Ya hartaban con tanto ruido. Hasta que empezaron con el coro emblemático: “¡Olé, olé, olá.... Argentina... es un sentimiento, no puedo parar!” Siete u ocho minutos después seguían allí, estoicos, admirados por todos.
El partido no importaba. Desde el banco del Dream Team se observaban miradas incrédulas hacia ese sector. De pronto, todo el estadio empezó a golpear sus globos y sus palmas al mismo ritmo. Y a cantar “¡Olé, olé, olá... Argentina.... es un sentimiento, no puedo parar!” De película. Un espejismo. De pronto se levantó todo el banco de suplentes argentino a revolear toallas y cantar al unísono. El contagio llegó hasta los periodistas.
De adentro de la cancha los jugadores argentinos no pudieron abstraerse y saludaron emocionados. Terminó el partido, entregaron las medallas, los argentinos subieron al podio y ellos, allá en lo alto, no paraban. De pronto Luis Scola le hizo una seña a sus compañeros “¡Vamos a subir!”, dijo. “¡Vamos!”, acompañó Lucas Victoriano y encabezó la fila. Quisieron treparse por la tribuna y no puieron. Fueron por el ascensor. Subieron siete y los otros esperaron. El Puma Montecchia, lesionado miraba atento desde el parquet, con ganas de que una grúa lo llevara hasta allí.
De repente, en medio de la hinchada, apareció el Chapu Nocioni, con la 13, y Lucas, con el 8, y Luis y Oberto y Manu, sí el campeón de la NBA, se pusieron en el centro de la barra y siguieron: “Olé, olé, olá... ” No hay más margen para el asombro. El estadio sólo los mira a ellos. La coronación del Dream Team es un anécdota sin sentido.
De pronto se escuchó, “¡Oid mortales el grito sagrado...!” ¿Cantaban el himno nacional? No... ¡Sí, entonaban el himno! La piel se erizaba, se estremecía el corazón... Con respetuoso silencio el estadio entero. Después, los colegas de otros países preguntan sorprendidos sobre si es una costumbre que se haga eso. Ellos tampoco podían creer lo que vieron.
Palabra de “Manu”
“La final con el Dream Team no fue el broche ideal para nosotros, lo acepto. Haber conseguido el objetivo que vinimos a buscar en la noche anterior nos relajó un poco, no defendimos como sabemos y el partido se nos fue de las manos rápidamente.
El balance es muy positivo, conseguimos los dos objetivos: entrar segundos o terceros en la clasificación y ganar la semifinal. Lo que sí fue para destacar es lo de la gente, la barra de argentinos fue impresionante.”
Los mejores
Los argentinos Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni conformaron el quinteto ideal del Torneo de las Américas. Mientras el canadiense Steve Nash fue elegido como el jugador más valioso (MVP) al conseguir 16 votos, superando a Manu Ginóbili, quien logró 12 votos y al ala-pivote Tim Duncan con 11.
El equipo ideal del certamen lo conforman cuatro jugadores que actúan en la NBA; Nash como base, Ginóbili de escolta y los estadounidenses Duncan y Jermaine O´Neal (Selección de Estados Unidos), mientras el único que aún no juega en la máxima Liga del mundo, es el «Chapulín» Nocioni del Tau Cerámica de España.
La intimidad del equipo jamás se vulneró
En el hotel, los jugadores ocuparon seis habitaciones dobles, con las siguientes duplas: Oberto-Wolkowyski; Nocioni-Gutiérrez; Montecchia-Ginóbili; Victoriano-Palladino; Fernández-Sánchez; y Scola-Kammerichs, dos ex Ferro. Siempre hubo mucha tranquilidad en el piso que ocuparon. Tanto después de la dura caída con México, cuando se reunieron para prometerse que no podían jugar así, como después de cada triunfo vital.
Ni amargura ni jolgorio. Serenidad, mente fría y profesionalismo. Aunque siempre hay lugar para las cargadas, como sucedió. Las mucamas habían sacado una cuna al pasillo. Pronto apareció un cartel pegado a los barrotes. “La cama de Pila”, se leía, en referencia a la baja estatura del doctor.
Pepe Sánchez no pasó un día sin mirar sus correos electrónicos en una de las dos computadoras que tenían a disposición en el segundo piso, donde está el comedor. El Colorado Wolkowyski aprovechó las mañanas libres para ponerse la malla y meterse al mar. Varios se compraron zapatillas. Manu recibió la visita de sus padres y de su novia. Y el Yacaré Kammerichs fue el disc jockey oficial del plantel.
Hubo cábalas, o al menos tics repetidos en cada partido. Antes de entrar a la cancha, el canto de guerra eran canciones de Bersuit. Cuando el locutor presentaba a los doce jugadores, el Chapu Nocioni y Leo Gutiérrez se pechaban en la fila. Y Oberto y Palladino se saludaban con una palmada a ras del piso. Y con el partido a punto de empezar, Rubén Magnano recorría todo el banco saludando a todos los suplentes y a sus colaboradores. Después no se sentaría jamás. Es que a la Selección hay que verla jugar de pie.
Fuentes: La Nación, Clarín, La Mañana
»matias02/09/2003 00:00
felicitaciones a los chicos por la clasificacion!!!!!!!!!!, de mas esta decir que los mejores fueron los bahienses y me emocione particularmente al ver la bandera de bahiense del norte flameando en pto rico, aguanten los chicos y sigasn asi,
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»Gaby03/09/2003 00:00
Felicito a todos los chicos de la seleccion y al cuerpo tecnico por la clasificacion conseguida el otro dia para los Juegos Olimpicos. Mas alla de haber perdido con el Dream Team, yo creo que no hay nada para objetar, los chicos fueron por la clasificacion, y eso era lo unico que importaba, despues, ganarle al Dream Team era un premio aprate. Los felicito a todos. Gaby de Mar del Plata