Maldita zona

El resultado final es un disfraz. Lo peor que puede pasar es que los seis puntos de diferencia actúen como un biombo de la realidad. Fue un papelón la actuación Argentina en Brasil ante el local.

La selección “B” de la Argentina no solo no le pudo ganar a la selección “C” de Brasil, sino que por largo rato fue bailado. En al previa había diferencias a favor de Argentina, a pesar de los tres lesionados (Juan Gutiérrez, Andrés Pelussi y Diego Lo Grippo) en la cancha fue todo lo contrario.

La selección de Fernando Duró se ahogó en una defensa zonal planteada por los Brasileños durante cuarenta minutos. En realidad, todos los equipos de sudamérica le defiende zona a la argentina y siempre se complica.

Como recurso único, mágico, exclusivo, Argentina recurrió a una secuencia de tres o cuatro pases perimetrales y un tiro de tres puntos. Los porcentajes fueron muy bajos y sin rebote ofensivo, Brasil mató de contraataque.

Salvo en el primer cuarto, donde los nuestros fueron un poco más prolijo en la idea táctica, el segundo cuarto y el tercer parcial fueron dantescos. La combinación entre el perímetro y Román González funcionó a pleno en el primer pasaje. Eso equilibró los malos tiros del primer cuarto.

Pero cuando en el segundo segmento el pivote no estuvo, todo fue cuesta arriba. Argentina careció de: secuencias de bloqueos para los tiradores, rompimientos, pase interior, corte de perimetrales y finalmente porcentaje de tiro. Nada nuevo, el abc del básquetbol que practican los cadetes de cualquier equipo del país.

Empecinados en el recurso del tiro exterior, Argentina se nubló, y en el yerro no hubo rebote ofensivo. Brasil se divirtió corriendo la contra. Y en el ataque estacionado, hizo todo más fácil atacando el aro nacional, provocando faltas y encontrado juego interior.

La diferencia, aún jugando mal al cabo del primer tiempo era de seis: 45-39. Pero lo peor estaba por venir.

El tercer cuarto fue de muy bajo vuelo. Las culpas repartidas entre la escasez de idea y la baja performance de algunos jugadores le dio a Brasil la oportunidad de agrandarse. La propia frustración argentina era la comida de Brasil. Por ejemplo un pibe de 17 años como Caio era gigante ante un internacional como Román González.

Pablo Prigioni, sigue sin poder mostrar en la selección todo lo buen jugador que es. Carlitos Delfino luchó contra su falta de puntería y el piso resbaloso (tenía los botines cambiados). Daniel Farabello y Diego Prego peleados con el aro y Bruno Lábaque errático en el tiro de 3 puntos.

Con goleo repartido entre Marcelinho, Fulvio, Caio, Renato y Bambú, con más idea de equipo, el tercer cuarto fue todo de Brasil. Argentina tardó 6:25 en convertir su primer punto. Tiró todo desde afuera y se olvidó de provocar foules, ir para adentro a forzar tiros cercanos al canasto. ¿Por qué? Porque Brasil marcaba zona. Solo por eso.

Entonces, con vergüenza deportiva, Argentina salió a jugar el último cuarto. Fernando Duró mandó a la cancha a un equipo muy bajo para poder buscar con más suerte desde el perímetro.

Bruno Lábaque y Pablo Prigioni se distribuían la base, Julio Mázzaro de alero, Diego Prego de Ala pivote y He man (perdón, Herrmann) de pivote.

Y se produjo una rara paradoja, teniendo 5 tiradores Argentina levantó el partido sin convertir muchos triples. Mázzaro (el tirador más confiable de la noche) metió 2 triples y Herrmann utilizó el rompimiento en el uno vs uno.

En defensa se recostaron en una zona presión que muchas veces dejó mal los emparejamientos para el rebote. Pero Argentina suplió la diferencia de estatura con lucha y corazón. Bruno Lábaque uso las mañas, “embarró la cancha” y los sacó del prolijo partido que venían haciendo.

En una abrir y cerrar de ojos a falta de 4.30, Argentina se puso a 7 puntos con la pelota en su poder. Duró sentó a Mázzaro (uno de los responsable de la levantada) y mando a la cancha a Delfino que venía en mala noche.

Justamente Delfino erró el triple que lo habría puesto a la Argentina a 4 puntos. En la contra Brasil facturó y otra vez a 9.

De allí al final, el partido se equilibró. Marcelinho realizó un cierre de juego brillante saliendo hasta con fajas ante la presión Argentina y chau partido.

En líneas generales fue un mal partido Argentino. Al borde del papelón internacional si es que se mantenía la diferencia del tercer cuarto.

En estas horas, si es que existe un sinceramiento del cuerpo técnico, no podrán echarla la culpa a la ausencia de sus tres internos (Lo Grippo, Pelussi, Gutiérrez).

En defensa, Argentina resolvió casi exclusivamente con cambio el pick and roll y quedó muchas veces atrapado en la salida de fondo de cancha (sobre todo Prigioni), la presión toda la cancha fue vulnerada con un pase largo y nunca pudo salir de contraataque.

En ofensiva, lo largamente expuesto: No supo, no pudo o no quiso buscar mas herramientas que el tiro de tres puntos para vulnerar la zona. Por eso tiró 10/36 en triples y 17/28 en dobles.

Brasil despertó a nuestra selección de un soberano cachetazo. Ojalá haya servido.

Síntesis:
Brasil (98): Nezinho 10 (x), Marcelinho 27, Bambu 12 (x), Renato 15, Estevam 8 (x) (FI), Dedé 0, Wanderson 3, Fulvio 11, Caio 10 y Michel 2 (x). Entrenador: Aluisio Ferreira.

Argentina (92): Pablo Prigioni 15, Carlos Delfino 7, Walter Herrmann 28, Leonardo Gutiérrez 12 (x), Román González 12 (FI), Bruno Lábaque 8, Daniel Farabello 0, Diego Prego 4 (x), Julio Mázzaro 6. Entrenador: Fernando Duró.

Parciales: 21-19, 45-39, 74-54.
Árbitros: Víctor García (Colombia) Pésimo arbitraje. - David Papo (Venezuela) bien.
Ciudad: Campos, estado de Río de Janeiro.

Pablo Tosal
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