Otro papelón administrativo

“En el futuro harán básquetbol profesional los que puedan y no lo que quieran”, dijo en su momento el padre de la Liga Nacional, León David Najnudel.

Hoy el básquetbol profesional de la Argentina recibió otro cachetazo teñido de “objetividad reglamentaria”.

Colón de Santa Fe, tenía todo acordado para hacer liga en el Torneo Nacional de Ascenso. Incluso, la Asociación de Clubes miró para el costado a la hora de las ofertas, desechó la muy buena propuesta económica de Racing de Gualeguaychú (superior a la de Colón) en beneficio de una plaza que necesita liga: Santa Fe.

Los aspectos reglamentarios para jugar en la segunda categoría del básquetbol subcampeón del mundo cerraban a la perfección. Por infraestructura y capacidad como ciudad Santa Fe es una plaza ideal.

Pero la Confederación Argentina de básquetbol (CABB), la misma que dio un paso al costado a la hora de la creación de la Liga Nacional, se ve muy interesada en que “no se violen las reglamentaciones existentes”.

¿Que reglamentación?. Un club que no compitió a nivel nacional en las categorías obligatorias de ascenso NO puede comprar una plaza de otra categoría.

La traducción sencilla y literal de la regla es la siguiente: Imposibilitar que mañana cualquier ser Humano o asociación de personas con el dinero suficiente compre una plaza de liga, pasando por alto las categorías de ascenso.

Sucede que hay una estructura montada que necesita del dinero de los pases para vivir.

Supongamos que un jugador de la primera local de Viedma, mañana cambie de trabajo y se vaya a vivir a Mendoza. El pase interfederación, cuesta $ 750 pesos. Si un muchacho de Pehuajó (Prov. de Bs As) deja su ciudad para estudiar en la facultad de La Plata y quiere seguir jugando en algún club platense, el pase inter-asociación cuesta $ 300 pesos aprox.

Por lo general lo que se logra es privar el desarrollo deportivo de las jóvenes, que no pueden pagar semejante cánones (ni el club). Aunque claro está, el sistema tiende a “rescatar” el dinero de los clubes que se aventuran a jugar en las diferentes categorías.

Para dar un ejemplo de la desproporción del pago de aranceles, vale aclarar que un pase internacional desde la Argentina a Italia cuesta 103 Euros. Increíble ¿no?, pero para repatriarlo el pase asciende 500 euros aproximadamente. A veces, duele ser argentino.

La estructura de la CABB es cada vez más grande, las federaciones de Provincia y las asociaciones locales deben mantenerse de alguna manera. Secretarios, gastos operativos, pasajes representan un número difícil de alcanzar. Entonces los aranceles a los pases de los jugadores representan un pan caliente.

Supongamos que mañana se juntan dos personas con buen dinero y deciden que Kimberley de Mar del Plata haga Liga Nacional, comprando alguna de las que se ponen en venta. Si la CABB lo permite alegremente sin que Kimberley haya estado en ninguna de las categorías de ascenso, estaría permitiendo, de la misma manera, que toda la estructura de pagos se le venga abajo.

Seguramente habrá una explicación oficial. “Defendemos el derecho deportivo” Bla –bla –bla. Lo único que la CABB no quiere es que se vuelva costumbre comprar plaza y pasar por arriba de la estructura de pagos muy bien establecida.

La AdC, aún en el despropósito reglamentario de aceptar una plaza que ofreció menos dinero, tomó la decisión de aceptar a Santa Fe como plaza TNA. Sin ser Einstein todos saben que era la decisión más correcta de acuerdo a las exigencias modernas de desarrollo.

No obstante, La CABB puso el grito en el cielo. Amenazó a Colón para que revea su impropia actitud de “puntearlo” esgrimiendo que el club sería “sancionado con la desafiliación automática de la institución” y Colón dirimió en beneficio de seguir siendo un club modelo.

La ADC por su parte, digna de sus actitudes de siempre, pone cara de “yo no sé nada, a mi no me pregunten” y desde su web destaca que: “Resulta asombroso e incomprensible que, a 20 años de la creación de la Liga Nacional de Básquetbol, existan actitudes que pretendan entorpecer el progreso del básquetbol nacional. Lamentablemente, un club que contaba con el apoyo de su Asociación de Básquetbol y de toda una ciudad, se ve privado de participar en el TNA”.

Algún día nos quitaremos el maquillaje que nos disfraza y cambia la realidad y nos sentaremos a discutir seriamente que queremos como país organizado en el ámbito del básquetbol.

Estará bien que los clubes sigan siendo entidades sin fines de lucro, el derecho al deporte seguirá siendo laico, mixto, federativo y gratuito, pero el profesionalismo requiere una estructura política sólida y profesional. Muy lejos de las pequeñeces que hoy nos entristecen.

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar