Un papel para el olvido

El desempeño de Serbia y Montenegro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 empezó mal y terminó de la peor forma. El último campeón del mundo se presentó en la competencia sin varias de sus figuras determinantes y lo pagó caro, muy caro si así se quiere llamar.

Zelimir Obradovic por lesiones, problemas personales y otros contratiempos que afectaron a los jugadores debió formar prácticamente una selección nueva, sin varias de las figuras que festejaron en Indianápolis 2002.

Las ausencias de Predrag Stojakovic, Vlade Divac, Darko Milicic, Sasha Djordjevic, Dragan Lukovski, Zeljko Rebraca, Dragan Tarlac y otros dejaron en baja el potencial de Serbia que tuvo un papel para el olvido en los Juegos Olímpicos.

La preparación del campeón del mundo no fue de las mejores. Problemas, discusiones y en el medio una goleada ante España que dolió y mucho. El título en el Diamond Ball, disputado en la ciudad de Belgrado, apenas sirvió calmar las aguas de algo que se veía venir y tocó fondo tras las derrotas ante Nueva Zelanda y China.

El camino en Atenas no varió en absoluto. Perdió en el último segundo ante Argentina, y luego coleccionó derrotas ante España, Nueva Zelanda y China. En la ronda preliminar apenas pudo superar a Italia y con record de un triunfo y cuatro caídas se quedó fuera de los cuartos de final, algo que no ocurría desde el Europeo de Helsinki en 1962, cuando por aquel entonces se llamaba Yugoslavia.

Su peor resultado en competencias internacionales la obtuvo en el Europeo de Praga 47 cuando finalizó decimotercera. En el historial Olímpico la posición más baja había sido un séptimo puesto en Tokio 64.

La victoria ante Angola, por 85-62, lo ubicó undécimo en la tabla en lo que significó el peor desempeño del equipo europeo en un Juego Olímpico.

Sin dudas que para Obradovic o el próximo entrenador de la selección el Europeo de 2005, clasificatorio para el próximo mundial y a jugarse en Belgrado, será una verdadera prueba de fuego.

Juan Manuel Rodríguez
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