Los reyes de la parodia

Hace algunos años tomé la siguiente comparación: El Dream Team Uno, el de Jordan, Bird y Magic Johnson me parecía una remake de los Harlem Globe Trotters pero sin la música de los Sweet Georgia Brown.

Ser contundentes, ganar, brindar espectáculos sin faltarle el respeto al rival, era una tarea que los reyes del básquetbol solían hacer casi a la perfección.

La televisión mundial popularizó el espectáculo del básquetbol casi circense de los neoyorkinos y les quito brillo, y aunque parezca mentira los volvió predecibles.

En 1993 el ex jugador Mannie Jackson compró los derechos del grupo en busca de recuperar la trascendencia perdida. Desde entonces sobreviven cuatro históricos jugadores y el resto se nutre de jóvenes jugadores universitarios.

De todas maneras lo que alguna vez fue imposible “vencer a los Harlem Globe Trotters”, hoy en día no es una novedad. En los últimos años las selecciones del Líbano y Japón aceptaron y perdieron el desafío. Pero muy lejos del nivel de Argentina.

En las oficinas de la Confederación Argentina de Básquetbol se recibió la curiosa invitación de un desafío los Harlem Globe Trotters y la selección campeona olímpica. Incluso con un premio de un millón de dólares para el vencedor.

La magia del play ground, el talento individual contra el espirito asesino de una selección organizada para ganar. ¿Es eso un partido?.

Detrás de los dólares, hay un inconveniente mayor que se trasluce en dos preguntas ¿Dónde y cuándo?. ¿Cómo volver a juntar a Ginóbili, Oberto, Scola, Nocioni, Sánchez Montecchia, Wolkowyski?. ¿Los clubes europeos darán su visto bueno a este espectáculo?.

La selección nacional no podrá ser representada por un combinado alternativo. Los héroes olímpicos del básquetbol son los que se colgaron la medalla. Hasta hoy irremplazables.

El circo es más circo con Emanuel Ginóbili, no porque la selección dependa puramente de él, pero el hombre NBA es el referente. ¿Los Spurs lo dejarán ir a jugar?.

Por último se me ocurre una reflexión aún mas estrecha con la realidad de una parodia que solo beneficiaría a los organizadores del evento.

Reflexionaba Cesar Luis Menotti hace una semana acerca de los entrenadores por la elección de José Néstor Pekerman para la selección nacional de fútbol: “¿Qué es el fútbol? ¿Es cuestión de juntar 11 tipos y ponerlos en la cancha, aun cuando sean los mejores? ¿Es eso? ¿Una orquesta es el resultado de un director que llama a los mejores intérpretes y les dice: “Mañana tocamos Mozart en el Teatro Colón”? ¿Es así? Es probable que con grandes jugadores, grandes intérpretes, esa función se salve. Pero si los jugadores y el entrenador tienen verdadera vocación, aun cuando ganen fortunas, necesitan ensayar, necesitan juntarse con los otros para salir a escena el domingo y, cuando se miren, ya sepan todo de memoria. Como sucede con un centrodelantero y un media punta, o los dos centrales con los laterales en la defensa y así.... Las verdades del fútbol no las tiene nadie, pero hay mentiras evidentes. Son muy pocos los entrenadores que sostienen una línea de pensamiento y de acción. A mí me da vergüenza escuchar las cosas que dicen algunos entrenadores cuando les preguntan qué fútbol les gusta y contestan: “Tres-uno-dos-uno-tres”. Parece que están dando números de teléfono...”

Nuestra selección nacional de básquetbol además de talento individual tiene una enorme capacidad de organización en función de equipo. Con seriedad prepara sus partidos. Analiza al rival, se entrena para jugar en conjunto. En este caso, todo sería muy distinto.

El análisis correría por la exclusiva cuenta si es una difusión importante para el básquetbol argentino, si no actuará como boomerang, si vale la pena.

Los frutos de la medalla de oro empiezan a salir, es hora de saber elegir lo que es bueno y lo que NO.

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