Buena suerte…carlitos

En el fantástico gimnasio de entrenamiento de los Pistons, que cuenta con una pista de atletismo de piso sintético de tres carriles que rodea todo el parquet de basquetbol, incluido un gimnasio de musculación -la NBA siempre da sorpresas-, y los más increíbles adelantos tecnológicos, entre ellos una máquina alcanzapelotas por si algún jugador quiere ir a tirar al aro solo, se efectuó ayer un entrenamiento de casi tres horas que resultó vital para saber si hoy podrá debutar el santafecino Carlos Delfino en el cotejo inaugural de la temporada ante Houston, que comenzará a las 22 (hora de Buenos Aires).

De acuerdo con lo observado y según los comentarios de algunos asistentes de los Pistons, el argentino no será incluido en la lista de lesionados y podrá jugar porque trabajó normalmente junto al resto de sus compañeros y fue uno de los últimos en retirarse de la práctica, pese a que cada tanto realizó ejercicios especiales para elongar la parte baja de la espalda, donde siente dolores, a veces leves y de a ratos agudos.

“Hoy no me molestó mucho, es un dolor soportable. Me muero de ganas por jugar, hasta te diría que con esta molestia podría llegar a jugar todo el año”, aseguró el escolta, campeón olímpico, minutos después del entrenamiento, mientras cumplía con baños de agua caliente y fría en sendas piletas con hidromasaje ubicadas dentro del vestuario.

Mike Abdenour, utilero del equipo, mientras le acercaba a la pileta un café a Delfino, sorprendió a este enviado con un interrogante: “Si me dice a quién votaría en nuestras elecciones yo le digo si Carlitos juega o no?” Aquí las elecciones parece que se vivieran como un River-Boca.

Quizá no entiendan demasiado de política, pero todos toman partido y se enrolan detrás de un candidato. Papá Delfino, el cuarto habitante del ya desolado vestuario de los Pistons, no pudo soportar la ansiedad: “Contestale, mirá que Mike sabe todo”. Nuestra respuesta fue: “Por Bush seguro que no”. Mala elección. “¡No hablemos más!”, dijo Mike, y se fue enojado. Carlitos se rió. “Ahora vuelve”, dijo.

Segundos después, el simpático utilero regresó con un par de cafés más y chocando la mano del cronista agregó: “Va a jugar muchos minutos, quédese tranquilo”. A juzgar por lo que el técnico Larry Brown dijo durante el entrenamiento, Delfino es parte importante del equipo. “Ayudemos a los nuevos? Fíjense en Carlos, esta en buena posición, hagámosle las cosas fáciles”, fue una de las frases que dejó implícita la inclusión del argentino.

“Yo quiero jugar porque me gusta esto y quiero estar siempre, pero no porque sea el debut y la fiesta de los anillos. Para mí el debut ya pasó, fue en el primer partido de pretemporada contra Boston. Aquí, para la prensa y para la NBA el debut oficial sería ante Houston, pero yo no lo tomo así. Igual algo de ansiedad tengo, pero no más que antes de cualquier partido. Yo creo que voy a jugar. Espero que todas las pastillas que estoy tomando me ayuden un poco más”, señaló el santafecino, muy tranquilo y relajado, que no tuvo problemas en correr, tirar, vestirse o sentarse cómodamente a charlar tras retirarse del estadio. Si de arriesgar se trata, puede decirse que hoy, antes de nuestra medianoche, el cuarto argentino habrá debutado oficialmente en la NBA.

Por ahora, sin TV

Hasta ayer, ninguna señal de TV había llegado a un acuerdo para transmitir los partidos de la NBA para la Argentina. Sólo aquellos que tengan DirecTV podrán comprar los partidos que ofrezca esa empresa. Además de Detroit-Houston, hoy jugarán Lakers-Denver y Dallas-Sacramento.

Los Pistons quieren a Sandes

Los Pistons hace mucho que están enamorados del estilo de juego argentino. El seleccionado argentino jugó un torneo aquí en 2002, invitado por los directivos de Detroit. Luego fue contratado Pepe Sánchez, y más tarde, se supo que el técnico Larry Brown (fue DT del Dream Team que perdió con la Argentina en Atenas) copió algunos sistemas de juego del campeón olímpico. Los Pistons también le cursaron una invitación a Rubén Magnano para que los visite cuando quiera. Y ayer se supo que los campeones de la NBA están interesados en seleccionar en el próximo Draft al mendocino Matías Sandes, el alero de Boca, al que también pretende llevarse Tau, de España.

u$s 1700 para soñar tranquilo

Delfino, que sufre dolores en la espalda, fue a un enorme shopping y se compró un colchón electrónico cuya presión de aire puede regularse a gusto

“Anoche dormí en el piso... No aguantaba más el dolor en la espalda”, contó Carlos Delfino mientras conducía su 4 x 4 GMC, negro, con destino a un shopping gigante aledaño al Palace Auburn Hills, donde jugan los Pistons.

En la segunda fila de asientos -tiene tres- el guía que indicaba el camino era Tony Ronzone, jefe de reclutadores del equipo y buen conocedor de nuestro básquetbol pues en tres oportunidades viajó a la Argentina para ver jugadores. “A la derecha. Ahora por allí. Entrá acá. Vengan. Aquí es”. En síntesis, fueron las órdenes de Ronzone hasta que Carlitos ingresó en el local de venta de colchones.

“Necesito un colchón bien duro porque tengo dolores en la espalda”, explicó el santafecino al vendedor, en perfecto inglés. “La rigidez la pone usted”, respondió el fino anfitrión, de gestos delicados y cabello peinado y coloreado en una peluquería.

“¿Cómo dice?”, preguntó asombrado el jugador mientras tomaba un control remoto que le ofreció el señor devenido en rubio. “Acuéstese y pruebe”, dijo con simpatía. Delfino tomó posición horizontal y probó. En el respaldar de la cama, un reloj gigante, grande como uno de pared, registró la presión de aire que el jugador imprimía con el aparatito. “Y si a su compañera no le gusta tan rígido puede manejarlo también con el control”, explicó nuevamente el vendedor. Los ojos de Delfino ya eran como el reloj de grandes. “A ver papá, tirate acá y decime?”, le indicó Carlitos a su padre, Carlos, es jugador de basquetbol.

La fellinesca escena ya contenía ribetes cómicos. Ver a los dos grandotes Delfino jugando en la cama con el control de presión fue colosal. “Acá esta duro y al lado blandito”, Sensacional. Divertido.

Pero las sonrisas se terminaron pronto. “¿Paga Detroit?”, preguntó el debutante de la NBA. “No Carlos, esto es algo personal”, contestó Ronzone. ¿Cuánto cuesta? Fue el siguiente interrogante del argentino. El rubio ficticio soltó la cifra sin inmutarse: “1500 dólares, más impuestos y gastos de envío, un poquito más de 1700”.

Asombro, cabildeos, dudas, sorpresas y cuentas al margen, todo sea por la salud del atleta, que pronto podrá ganar muy buen dinero en la NBA si cuida mucho su espalda. Carlitos Delfino tendrá colchón nuevo en las próxima horas y dormirá sin la necesidad de tirarse sobre el piso. Lo que cuesta, vale? Siempre y cuando no se duerma sobre el control remoto.

Fuente: Miguel Romano - Enviado especial diario La Nación


Los números de Delfino en la Pretemporada