El momento más deseado

La trayectoria de Emanuel Ginóbili reconoce varias graduaciones. En Europa, con el Kinder Bologna, dio suficientes muestras de que su talento podía ser el dueño de un equipo y llevarlo hasta los estándares más altos. Luego, en su primera temporada de la NBA, en la que ganó el título con los Spurs, se recibió de jugador solidario, de equipo, que sabe adaptarse a un bajo perfil dentro del campo de juego si el conjunto así lo requiere.

Casi en paralelo, con la selección argentina, confirmó que también posee hambre de gloria, que su voracidad ganadora no está motorizada por el dinero sino por el orgullo de estar siempre bien arriba; el subcampeonato mundial de Indianápolis 2002 y, en especial, la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 lo refrendan.

Pero ahora está ante una graduación distinta, como un Máster en el mundo del basquetbol. Este bahiense de 27 años, cultor de frases sin estridencias y con enorme sentido común, dueño de un estilo explosivo y singular en la cancha, estará junto a otras 23 figuras de la NBA. Y en esta ciudad, que recibe este año al espectacular Juego de las Estrellas, Manu recibirá el diploma que lo distingue como una de ellas, con un brillo especial, intenso, a la par de otros soles en el universo de este deporte.

El partido entre los equipos de la Conferencia Este y de la del Oeste (donde jugará Manu, junto con Tim Duncan y Kobe Bryant, entre otros) comenzará a las 22 de nuestro país; América transmitirá en directo.

Ginóbili recibió la invitación para esta fiesta no como primera opción, ya que no figuró entre los cinco más votados por el público para el equipo titular del Oeste. Pero, en cambio, tuvo otro espaldarazo importante: Manu fue elegido por los entrenadores de esa Conferencia. La distinción no es menos importante, porque los técnicos reconocieron su talento y el sacrificado aporte que hace en los Spurs.

Entonces, Gino -como lo llama Gregg Popovich, coach de los Spurs y del Oeste esta noche- estará en ese espectáculo que él consumía con devoción en su Bahía Blanca natal, cuando ni siquiera imaginaba que sería protagonista en los mismos estadios donde Michael Jordan volaba. Será, por si hacía falta, la confirmación de que pertenece a la elite del basquetbol.

Se trata de un peldaño más en el crecimiento sostenido del bahiense. Hace dos años fue elegido para integrar el equipo de los rookies (jugadores en su primera temporada), pero una lesión en el tobillo izquierdo lo dejó afuera. En 2004 participó en los sophomores (jugadores en el segundo año en la NBA).

Pero ahora jugará en el encuentro central, el que millones de espectadores ven en los Estados Unidos y en todo el mundo. Hay otras atracciones, es cierto, como los concursos de volcadas y triples. Pero es eso, el Partido de las Estrellas, lo que todos esperan.

Es una fiesta, “casi un circo”, como suele decir Ginóbili. Pero un show en el que todos quieren estar. Y que comenzó anteanoche con el habitual duelo entre los novatos y los sophomores.

Antes más de 18.000 personas, en un atractivo duelo, ganó el equipo de los más experimentados por 133-106, luego de que los rookies les dieran un buen susto a los más grandes. En la primera mitad, los chicos entretuvieron a la gente con un show de jugadas fantásticas y volcadas, y se fueron al descanso con una ventaja de 64-58.

Pero los sophomores mejoraron la defensa en la segunda mitad y se llevaron un triunfo holgado. En gran parte, por la buena tarea de Carmelo Anthony, de los Nuggets, para delirio del público local.

Anthony fue elegido el MVP (Jugador más valioso) del partido: anotó 31 puntos (12 de 17 en dobles y 5 de 5 en libres) y tomó cinco rebotes en 25 minutos. Los otros hombres que se destacaron en ese equipo fueron Chris Bosh (Toronto), que sumó 26 tantos y 14 rebotes, y LeBron James (Cleveland), con 20 puntos. James y Dwyane Wade también jugarán el partido principal del Juego de las Estrellas.

Entre los novatos sobresalió Luol Deng, compañero de Andrés Nocioni en los Bulls, con 17 tantos, cinco asistencias y cuatro rebotes. Tony Allen y Al Jefferson (ambos de Boston) también sumaron 17 puntos.

Kyle Korver (Philadelphia) fue otro que se destacó en los sophomores: los 21 puntos que anotó fueron producto de siete triples, sobre diez intentos. Y anoche aparecía como el máximo candidato para llevarse la competencia de tiros desde afuera del círculo, una de las principales atracciones de la segunda jornada.

Steve Kerr, ganador de esta prueba en 1997, lo dio como el favorito, por encima de los otros cinco participantes: Ray Allen (Seattle, vencedor en 2001), Vladimir Radmanovic (Seattle), Voshon Lenard (Demver, defensor del título), Joe Johnson y Quentin Richardson (Phoenix).

Las otras pruebas de anoche eran la de volcadas, la de habilidades (en la que debían hacer figuras y superar obstáculos) y la de las estrellas, que reúne a equipos integrados por un jugador de la NBA, una de la WNBA (la liga femenina de los Estados Unidos) y un ex jugador (ver aparte).

Pero todo ello funcionaba, apenas, como la antesala del encuentro principal, el de los 24 mejores jugadores de la NBA. Una selecta reunión de los más destacados. Y entre ellos, como si fuera una de sus graduaciones, un argentino, Emanuel Ginóbili, que vuelve a probar que de la combinación del talento y el esfuerzo surgen los resultados más importantes.

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