Una guerra en los escritorios

Cada vez que hubo un muerto en el fútbol, todos los periodistas corrían a la oficina de Julio Humberto Grondona (Presidente de la AFA), entonces, “Don Julio” decía: “Es un problema de la policía, no del fútbol”.

La imagen gira y se vuelve sobre los estamentos del básquetbol. “El problema de la seguridad no es del básquetbol”, parece decir la AdC, “es de la policía”, que haya muertos no está contemplado en el reglamento.

La noticia pura indica que dos asesores letrados viajaron a Mar del Plata para ponerse a disposición del Juez Juan Manuel Fernández Daguerre, y presentar todos los papeles que fueron pedidos. Mientras tanto, el presidente de la Asociación de Clubes y el vice, Eduardo Bazzi y Leonardo Minivervini, se fueron a Uberlandia (Brasil) para ver un partido de básquetbol.

El partido de mayor convocatoria en la Liga Nacional esta trabado, y los dirigentes de la AdC dan una clara señal de: “Nosotros ya dijimos todo lo que teníamos que decir”.

En que se basa la AdC para decir que su proceder fue correcto: El tribunal de penas es un ente autárquico, recibió la suspensión del partido y obró en consecuencia de acuerdo al estatuto. Partido perdido, multa económica, clausura de estadio. ¿Estuvo mal?. Hizo lo que el reglamento indica.

Como todo, los reglamentos son falibles, de hecho, nuestra carta magna, la Constitución Nacional, fue reformada para reflejar el advenimiento de los tiempos que corren.

El reglamento no tiene, o no contempla, la posibilidad del riesgo que implica la sanción. Pero lo hombres si. Los hombres son los que hacen los reglamentos. El reglamento tampoco indica si la suspensión de la cancha significa que se pueda jugar sin público. Todo sale de los hombres.

Ningún otro partido de la liga Nacional, ninguna otra serie, sería capaz de llevar 30 mil personas en cinco juegos. Peñarol y Quilmes si. Si no se piensa y protege primero en la salud del espectáculo, ¿En quien se piensa?. ¿En el reglamento?.

No hay competencia organizada en el mundo que no tenga un buen reglamento, ni situaciones que escapen a él. A esta altura es bueno aclararlo. No se trata de pasar por arriba de los reglamentos, se trata de una instancia superior. Se trata de proteger el espectáculo y la seguridad de la gente.

Que a 15 años de establecido el clásico entre Quilmes y Peñarol, se le deba explicar a los directivos de la AdC que significa el riesgo y la fiesta del clásico suena a peyorativo. Quilmes y Peñarol no es Boca y River en Básquetbol.

Pensemos: si el reglamento dice, que un partido se suspende, y el equipo además de perder los puntos, los hinchas deben tirarse de cabeza por la escollera sur ¿Qué se hace? Van todos y se tiran de cabeza al agua ¿Por qué lo dice el reglamento?.

Es una obviedad tan grande la imposibilidad de trasladar el clásico que raya lo absurdo. Entonces, ¿Por qué a la AdC no le interesa en lo mas mínimo que se juegue en Mar del Plata?.

Aquí es donde entran a rayar las verdaderas razones de la historia. Y la verdad no tiene color.

La lógica dice: dos de los socios más importantes de la liga (Nota: llámese “importante” que Peñarol y Quilmes en los últimos 6 torneos terminaron entre los cuatro primeros en recaudación) están en un problema, tiene el play off que urge de una respuesta.

El presidente de la AdC (que no define situaciones reglamentarias), parte rumbo a Brasil, para ver un partido de básquetbol. Lo Acompaña el vicepresidente, entendiendo que el que juega es su equipo. ¿Está mal? No. Pero tampoco está bien. Ellos deberían estar en Mar del Plata, paleando una situación increíble.

En la NBA, se armó un “piñerío” bárbaro entre jugadores y público. ¿Se suspendió la cancha?. No, allí piensan primero en el espectáculo.

La AdC muestra cartas claras. Pone en el tapete de la evidencia en falta de los dos clubes de Mar del Plata: “Hay disturbios, yo suspendo, ellos van a la justicia civil, yo no reprogramo, total el resto se jode y la culpa la tienen uds”.

Como una maniobra política digna de elecciones, la AdC expone a Mar del Plata como los malos de la película. Y la gente compra.

Claro, sería injusto para ellos medir la incapacidad de volver atrás el fallo y hacer lo que hubiese sido razonable desde el primer momento. Pero volver a tras significa exponer el error. “Y no mijito, acá el reglamento es claro”.

Quizás, en Junio, cuando se replantea el reglamento, y haya que cargar con algún muerto y varios heridos, alguien levantará la mano y dirá: “Che, al artículo 71 (o el que fuere), ¿por qué no le agregamos un inciso que evite el quilombo de Mar del Plata”. Un poco tarde tal vez.

Como corolario de este sin sentido, la gente se queda en el medio como pieza de peón de un juego perverso.

El partido, (finalmente se trata de un partido) no se sabe cuando, ni donde, ni cómo se jugará. Quizás mañana miércoles se tenga una idea más aproximada. El viernes, sábado y domingo, el Polideportivo estará ocupado. El viernes debería empezar los cuartos de final, en situación de desventaja deportiva, tanto para Peñarol (con Libertad) como Quilmes (con Ben Hur), dependiendo de quien sea quien avance.

Una vez leí: “Un gran político es el que sabe poner la astucia al servicio de unos principios inviolables que, en última instancia, inspiran y deciden todas sus actuaciones. Y el mejor político de todos es el que mejor elige sus principios.”

¿Será tan difícil entenderlo?.

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar