“Manu”mental

Cualquier periodista que se precie de tal termina cayendo en la trampa de creer que la objetividad es una cualidad inherente a la profesión. Jugamos a ser fríos y analíticos para contar “la verdad” pero si algo tiene de humano el mundo del deporte es la pasión que despiertan sus hazañas. Entonces, cuando uno ve a Manu Ginóbili envuelto en su bandera (nuestra bandera) paseándola en tierra ajena y haciéndola respetar...Al diablo con la cordura...

Me acusaran de chauvinista. Saldrá Marcelo Araujo (si le dieran micrófono) diciendo que es una estupidez mezclar la nación y sus símbolos con el logro de un deportista. Pero ahí está Bahía Blanca, orgullosa de su hijo pródigo. Ahí está la Liga con sus compañeros y sus rivales. Con los técnicos que lo dirigieron y con los que tuvieron que padecerlo. Ahí está él, inmenso, gigante...Con su cara inundada de felicidad tanto que tiene razón cuando dijo: “Necesito otro cuerpo para disfrutar de tanta alegría” y los tiene...El de cada argentino que se quedó en casa hasta la última imágen para decirle “gracias..”

Podría decirle que consiguió su segundo título en tres años. Podría profundizar al contarle que sólo Michael Jordan y Scottie Pippen (¿le suenan?) lograron ganar el oro olímpico y un título de NBA en la misma temporada. Podría acentuar que anoche hizo 11 de sus 23 puntos en el último cuarto, cuando queman las pelotas...Podría contarle el desarrollo del juego pero ¿a quien le importaría...?

El partido fue aburrido en la primera etapa. Con perdidas y malos porcentajes de ambos lados. Goleo pobre, marca férrea y muchos nervios Nadie se acordará que Manu comprometió sus minutos en cancha con dos faltas tempraneras. En alguna charla de café se enojarán con el egoísmo de Parker que en ocasiones evita pasársela para no seguir relegando protagonismo...

La clave era frenar el goleo y la conducción de Billups. Lo lograron. La estrategia era cargar el juego sobre Duncan y que el gran Tim absorbiera las marcas para revertir y así matar desde afuera con los triples de todos. También lo realizaron. Pero el último campeón se resistió a dejar la corona fácilmente y hasta el último cuarto y sus últimos minutos nada estaba definido, pero apareció él. Asumiendo el compromiso y la responsabilidad.

Fue una ráfaga. Triple, volcada espectacular, una bandeja deliciosa entre “mil” manos y cuatro libres certeros al corazón de los Pistons.

Sin embargo el MVP fue otra vez para Duncan como en el campeonato del 2003. Es difícil negarse a esa premiación. El quía es un grosso. Anoche hizo el mejor partido de la serie pero en el resto de los juegos, en modesta opinión (y ahora si estoy despojado de argentinismo) no tuvo la supremacía que de él se esperaba.

En los dos primeros Manu fue la figura. En los dos triunfos de Detroit, que casualidad...Gino jugó mal ¿Y Duncan?...Bien siempre con sus números y su misma cara gélida pero no lo suficientemente determinante para cambiar la historia del partido. En el quinto que era el que había que ganar si no se venía la noche Manu volvió a brillar y Duncan erró seis libres seguidos y la correción de la última bola del tiempo regular. Lo salvó una asistencia de “Obe Wan” y el triple de Horry. En el sexto volvió a perder con Manu jugando mejor que él pero demasiado solo y anoche el nuestro hizo 23 y 11 en el último cuarto...

Lo único que no le voy a perdonar a Ginóbili es ese exceso de profesionalismo equipista que hace que Popovich lo ame eternamente ya que, con el partido definido, le vandean una pelota para que gane las espaldas de la defensa de los Pistons y queda sólo rumbo a la volcada y en vez de elegir romperle el aro para después explotar en un grito de guerrero triunfal y decir “aca está yo soy el mejor” prefirió consumir los segundos que restaban mientras jugaban a la mancha con él para definir desde la línea. Será por eso que tiene dos anillos de NBA: Porque cuenta con un inconmensurable talento, porque ostenta una gran inteligencia pero por sobre todas las cosas y no tengas dudas de eso, cuenta con un corazón humilde.

El 23 de junio del 2005 quedará por siempre en nuestra memoria. Ilusos fuimos en pensar que un producto yanqui como la NBA podría mostrar como estandarte a alguien que no fuera de su país pero interiormente lo saben. Manu fue el mejor y es nuestro...

En tiempos en donde no abunda la alegría y las buenas noticias.....Gracias campeón.

Carlos “cachacho” Pascual
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