El Rey en su tierra prometida

Por debajo de los tres grados era la sensación térmica cuando el avión privado aterrizó en el aeropuerto de Bahía Blanca. El hecho es que la mayor admiración no se la llevó la gente con Manu, sino con Popovich que bajó de mangas cortas. Lo recibió una comitiva municipal que lo acompañó hasta el interior del aeropuerto, donde “Obe One” dialogó por más de un minuto con el intendente. De allí se subió al NBA móvil, un coqueto colectivo, donde también abordaron su padre, Daniel Santiago, Gregg Popovich, Samuel Dalembert y el resto de la comitiva.

El trayecto duró poco menos de media hora, hasta que el micro fantástico realizó su primer parada, el Hospital Municipal. Allí los periodistas pudieron esperar en el hall de entrada a que “Manu”, junto con su entrenador, visitaran habitación por habitación a los pacientes que allí se encontraban, para luego establecer un fluido diálogo con el director del nosocomio. De allí los astros fueron a almorzar.

La siguiente parada, el club Bahiense del Norte. La sita era para las 16, pero a las 15:15 la calle Salta ya se encontraba cortada y la gente ocupaba toda la cuadra. Solo ingresaron al club, jugadores, medios acreditados, y chicos del Patronato de la Infancia, los cuales por lapso de una hora fueron enseñados por “Gino” y compañía, en una mini clínica. Mientras esto se desarrollaba, la prensa que había sido ubicada detrás de uno de los aros, ocupando todo el ancho de cancha, entrevistó tanto a “Ice Man”, como a Daniel Santiago, Greg Popovich, y a los otros dos Ginóbili, Leandro y Sebastián.

Ese tiempo transcurrido en el estadio “Manu Ginóbili” fue una verdadera fiesta. Una organización impecable permitió que los chicos se diviertan, al punto tal que tanto Dalembert como Santiago se dedicaron a alzarlos para que ellos, en los aros de mini, volcaran la pelota como quisieran. “Manu”, si bien estuvo ayudando en ese ejercicio de fuerza (para los grandes) se dedicó, junto con Greg, a explicar la técnica de pase y dribling. Hubo espacio para todo, incluso, para que Gonzalo Rodríguez, periodista de Caiga Quien Caiga, le regale al entrenador en jefe de los San Antonio Spurs un vino en tetra brick. Se hicieron las 17, y la cenicienta emprendió la retirada. Ovacionado por todos, “Manú” y el resto de la NBA se subió al micro y se dirigió a su última escala oficial.

En el shopping más retirado de la ciudad bahiense, pasando el 4.000 de la calle Sarmiento, al hijo pródigo lo esperaba una estructura montada, un grupo de baile que animaría y más de 10.000 almas queriéndolo tocar. El frío no fue impedimento. Bahía se dio una gran panzada de su máximo ídolo, y déjenme decirles, es posible que después de la visita del Papa Juan Pablo II, nadie había movido tanta gente, incluso, ni el mismísimo Magic Johnson, ni el último Sudamericano de Básquet.

Muchos se preguntaron cuando paraba Manu, y él contestó esa pregunta para pickandroll. “Hoy por la noche, cuando cene con la NBA paro y me tomo unos días de descanso”.

A título personal puedo contarles que éste es mi segundo contacto con Emanuel, y realmente es tan humilde como se ve por televisión. Lor reyes adquirían derechos por ser de sangre azul, su estirpe provenía de la voluntad de Dios. Hoy 4 de Julio, no me quedan más dudas… Dios existe, y nos regaló a Manu como obsequio.

Emanuel Niel
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