Primeros cómodos

Actitud tienen todos los jugadores, temperamento y coraje también, pero necio sería no reconocer que también hay grandes diferencias en el juego entre unos y otros. Argentina y Brasil presentaron ambos una versión menos cotizada que la real, con el inicio del juego, pero la ambición Sergio Hernández de ganar el juego hizo que mandara a la cancha a su mejor personal en el segundo tiempo y el cambio fue decisivo para torcer la historia de un partido muy raro.

La novela de los técnicos indicaba que debían ocultar todos los sistemas, mostrar poco, luchar mucho en defensa (claro esta que los dos querían ganar) y sobre todo reservar a sus mejores jugadores para no sufrir desgaste, en vista a las semifinales de mañana sábado.

El primer tiempo, salvo por las casacas que llevaban puestas, fue un partido de solteros contra casados. Los dos entrenadores recurrieron a sus jugadores que habitualmente son el relevo desde el banco de suplentes, Brasil lo hizo aún más que la Argentina.

Al no sumar muchos minutos en cancha, en lo individual, las producciones afectaron a lo colectivo, parecía que se fueran conociendo entre compañeros con el correr de los minutos. Entonces el partido se hizo desprolijo y de bajos porcentajes. El primer cuarto terminó con un marcador inaudito: 12-12 y Argentina, mediante un doble de Leo Gutiérrez convirtió sus primeros dos puntos recién a los 5 minutos del primer cuarto.
Salvo Federico Kammerichs, el resto lució discontinuo. Brasil bien utilizó la envergadura de Murillo debajo de las tablas.

El segundo cuarto marcó la apertura del juego a favor de Brasil. Con un parcial de 12-2, el conjunto de Lula Ferreira sacó una diferencia de 10: 24-14, que mantuvo casi hasta el cierre del cuarto (30-20).

El partido seguía con la misma temática. Erráticos los dos, con muchas pérdidas o desprolijidades y Brasil un poco más ambicioso, marcando presión en la salida del ataque argentino. Hasta allí el partido era pobre y la tarde pintaba mal para la Argentina.

Pero todo cambió en el segundo tiempo, cuando el técnico Sergio Hernández mandó de movida a Farabello (de escolta con Porta al lado), Jasen, Lo Grippo y Román González. El cuarteto fue un poker de ases. Impusieron de movida otra dinámica a la defensa. González fue un faro en su pintura y determinante en el cristal ajeno, al tiempo que Daniel Farabello demostró que esta un paso por arriba de casi todos los bases de este torneo.

Brasil pudo convertir sus primeros puntos en el cuarto cuando ya habían transcurrido los primeros 5 minutos (como argentina en los dos cuartos anteriores), y Argentina había tomado una luz de 6: 38-32 con parcial 13-0. ´

Para el cuarto final potra vez, Brasil penó con pobres porcentajes obligado por una defensa nacional que se hizo muy dura. El cuarteto señalado jugó todo el segundo tiempo y siendo sumamente eficaz.

Cuando Argentina sacó la máxima de 11 puntos 59-48, recién los dirigidos por Lula Ferreria convirtieron los dos primeros puntos de cancha (59-50) a falta de 5:00 minutos. Sin Leandrinho, Marcelinho y Tiago Splitter se les hizo cuesta arriba llegar al gol.

En el segundo tiempo Argentina convirtió 46 puntos de los cuales 40 fueron entre Farabello (10), Jasen (12), González (12) y Lo Grippo (6). Quedará para la estadística el resultado final y los puntos de cada uno, pero lo cierto es que cuando Argentina cambió de nombres todo se dio vuelta. Brasil guardó para mostrar en el cruce de semifinal. Por ahora la historia recordará que Argentina fue primera en la fase regular del premundial de República Dominicana.

Síntesis:
Argentina (71): Antonio Porta 3, Paolo Quinteros 8, Federico Kammerichs 9, Leonardo Gutiérrez 0 y Juan Gutiérrez 0 (FI), Julio Mázzaro 3, Martín Leiva 0, Gabriel Fernández 6, Daniel Farabello 10, Hernán Jasen 12, Román González 12, Diego Lo Grippo 6. Entrenador: Sergio Hernández

Brasil (60): Nezinho 5, Marcelo Huertas 9, Guilherme 9, Alex 12, Murilo 9, (FI), Jeferson 11, Caio 5, Rafael 0. DT: Lula Ferreira

Parciales: 12-12, 25-32, 49-47

Pablo Tosal
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