Comienza la cacería de brujas

Cuándo la reglamentación no lo toma como infracción, ¿está mal hacerlo?. Buscar ganar sin caer en infracciones reglamentarias ¿es atentar contra el espíritu deportivo?. Perder sin aprovechar todas las oportunidades latentes ¿es ser buen perdedor?.

El domingo, cuando el marcador se puso 88 iguales en el encuentro que protagonizaron El Nacional y Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia, algunos, la mayoría, pensaron y en voz alta, que lo mejor que podía realizar el anfitrión era marrar los lanzamientos libres, para luego, en el suplementario, buscar la diferencia de seis unidades que necesitaba para ir a otro suplementario y definir la serie.

Eso hizo el celeste, con el agregado que capturó el rebote en ofensiva, revirtió el balón y fue nuevamente a la línea. Repitió la táctica, y luego Cocha no pudo convertir una bandeja que hubiese terminado con el encuentro.

En Venado Tuerto ocurrió lo mismo. Ciclista malogró una ofensiva, cortó a Safar con falta, el juvenil fue a la línea, y por conveniencia marró sus lanzamientos. En el suplementario fue el de Junín el que se impuso.

Ahora, ¿esta mal marrar los lanzamientos si el resultado de esa acción es una victoria, o en estos casos, una posibilidad de alargue? Porque, si eso está mal, también estaría mal convertir uno, marrar el otro e intentar la búsqueda de cachetear el balón para realizar una jugada de tres unidades. ¿Es atentar contra el espíritu deportivo como manifestó Clarín?

Analicemos esa frase, “Espíritu Deportivo”. Si le buscamos un significado, estamos hablando del “alma del juego” de la “esencia del deporte”. Por consiguiente, los que pregonaron alguna vez la frase “si es foul no es doble” están faltando a esta esencia.

¿Por qué? Por que el objetivo del baloncesto es convertir canastas en el cesto rival, sin infringir un montón de reglas, entre las cuales se encuentran las faltas personales. Como ejemplo sirve la acción donde Stephon Marbury le cometió infracción a Fabricio Oberto en los Juegos Olímpicos y lo dejó fuera de la final, tenía en la mente esa frase.

Ahora bien, si la esencia de este deporte es convertir canastas en el aro contrario, está mal también comenzar a pasar el balón sin buscar la canasta, para que el rival no corte con falta, y así consumirle segundos, los cuales son vitales para el adversario, si quiere dar vuelta el resultado faltando poco para que termine el juego.

Peor aún, un hecho que se dio en la final de nuestra Liga Nacional en la temporada 2003/04. Gimnasia y Esgrima La Plata necesitaba cortar con falta para tener segundos de posesión y descontar la ventaja que llevaba Boca. El pivot Martín Leiva se colocaba fuera de la cancha, e incluso, se llegó a poner al lado de su banco de suplentes para que los jugadores del lobo no lo vieran. La pregunta es ¿quién obró peor bajo el amparo del espíritu deportivo? Gimnasia por querer enviar a la línea de libres a un jugador con malos porcentajes desde allí, o Martín Leiva, por no participar de la ofensiva de su equipo, algo vital si seguimos el espíritu de este juego que es obtener canastas.

Pero el espectro se puede ampliar. Pensándolo bien, todo jugador que alguna vez simuló una infracción o provocó que le cometan una infracción no tuvo picardía ni oficio, tuvo una falta grave de espíritu deportivo. Como la tuvo aquel que alguna vez, a punto de salir fuera de la cancha, lanzó el balón para que rebotase en un rival y así no perder la posesión.

Más allá de estos casos, que pueden llegar a resultar absurdos pero que dentro del nombrado por algunos medios, espíritu deportivo, pesan y son válidos, estaríamos hablando de falta de ética deportiva cuando un jugador goza a otro mientras su equipo lleva una ventaja abultada. Estaríamos en ausencia de espíritu deportivo cuando un plateista le enseña a su hijo a insultar a los jugadores rivales. Nos encontramos en ausencia de espíritu deportivo cuando dentro de un campo de juego se quieren resolver las cosas a golpes de puño, se les da a los rivales agua contaminada o se hacen goles con la mano.

Señores, busquemos brujas donde las hay, y no donde las queremos ver. Por sobre todas las cosas, estos hechos se dan porque el reglamento en sí tiene fallas graves y lo permite. Depende de cada uno leerlo, estudiarlo y saber cuales son las ventajas de cada club ante cada hecho específico. Tenemos que comprender que en algunos aspectos, la viveza es sinónimo de inteligencia y asimilación de situaciones, y no, de chantaje y camino corto.

Emanuel Niel
www.pickandroll.com.ar