Desde el alma

En vísperas de que el artista de rock nacional mas grande de la historia argentina vuelva a subirse a un escenario, parece sonar el himno: “Banderas en tu corazón,
yo quiero verlas! ondeando, luzca el sol o no, Banderas rojas! Banderas negras!
de lienzo blanco en tu corazón”.

En la noche de Once Unidos, las banderas volvieron a flamear, y aunque no fue multitud, la buena concurrencia dio un respaldo increíble a su equipo. Mucho color, calor y euforia final en un partido 5 estrellas.

El partido deja aristas tácticas muy importantes para analizar, pero se vivió desde un costado emocional innegable. Ambos llegaban después de perder los clásicos. La frustración como primera característica, y se notó que las ganas de ganar, al final le pesó a los dos.

En principio se vio un partido desvirtuado, fuera de la normal. Bruno Lábaque se encendió con 12 puntos seguidos sobre Leandro Lauro. El tanteador marcaba una paridad en 16 y Lábaque era el corazón de su equipo. Pero Quilmes movía mucho mejor el balón (6 asistencias) y con una gran trabajo grupal en ataque desarticuló la defensa de River. Se puso 28-21 a falta de 1 minuto, pero River cerró mejor y se puso solo a 4: 28-24.

En el segundo segmento, River ajustó la defensa sobre Byron Wilson, y no dejo espacios a los internos. De a poco River se adueño del desarrollo sin depender de Lábaque que fue mucho mejor contenido por Pierdominici. Con la aparición de Spillers la historia se dio vuelta (31-34) con un parcial 3-10 en 5 minutos.

Sin embargo los últimos 5 minutos del segundo cuarto fueron todo de Quilmes. Porque Savoy se encargó de tirar “sus tiros” inverosímiles pero efectivos, porque Quilmes volvió aprestarse la pelota entre todos, porque la defensa de los internos fue increíble, y porque el banco de River en la rotación no le daba nada a su equipo.

Un rato de furia lo puso arriba por 10 al cervecero al final del primer tiempo (51-41), mucho gol en el local, algo no habitual y la misma cantidad de triples tirados que de dobles (10/15 en dobles y 7/15 en triples).

El tercer parcial fue una película con distintos protagonistas, distinto director, actores distintos, nada parecía al partido del primer tiempo. El segmento le favoreció a River 20-8 y hasta faltando dos minutos Quilmes apenas había hecho 3 puntos en todo el cuarto. No le salía nada y su anarquía ofensiva era presa de una defensa de River que se sostuvo con dos internos definidos: Burgos y Cabello.

Es que en el primer tiempo, Mario Guzmán, probó con escaso éxito el cuarteto perimetral: Lábaque, Mázzaro, Ruiz Moreno y Spillers a lado de Burgos o Cabello. Pero con muy poca suerte. En el segundo corrigió y emparejó la lucha con dos internos definidos. River dio vuelta el desarrollo y después tanteador.

En el cuarto final, cuando se moría el tiempo, un triple de bruno Lábaque puso la historia 72-77 a falta de 3 minutos. River tenía controlado a Quilmes mentalmente. Nada le salía al equipo de Bianchelli.

Pero el técnico de Quilmes te metió dos cambios fundamentales. Ante la quinta falta de Pierdominici, lo dejó a Juan Pablo Sánchez de base sobre Lábaque y luego a un terceto alto contra perimetrales.

Fue su gran apuesta y le salio genial. Savoy de alero con Calderón y Chiappero de internos, contra alero mas bajos en River. Luego ingresaría De la Fuente (gran comodín) por Chiappero porque al “Chapa” no el desafiaban el tiro de 5 metros y Lyde o Burgos se hundían en la pintura. Con “Super Esteban”, se generaban mas espacios donde ganaba Calderón.

Contenido Lábaque en el final y una defensa que cambiaba en casi todos los cortes (por talla) River no encontró un solo tiro claro, erró todo y con un tiro por arriba de la marca (su sello de años) Wilson metió la igualdad a falta de 11 segundos en 81. Luego defendió muy bien la última bola y a suplementario.

River llegaba con Lyde, Mázzaro, Burgos y Cabello con 4 faltas. Quilmes solo con Calderón. Pero el envión anímico favoreció al cervecero que con un Juan Pablo Sánchez sensacional (5 pts y 3 rebotes ofensivos), llevando la base y anulando a Lábaque, dio vuelta una historia muy complicada. Calderón (6 pts y 5 rebotes en el suplementario) se unió al la vitrina de los héroes de la noche.

Mázzaro fue víctima de la marca de Sánchez y en los pocos tiros limpios que tuvo los erró, los internos fracasaron (por momentos Burgos fue importante) y Lábaque no pudo seguir goleando, así fueron las aristas salientes de la derrota de River.

Amor propio, mucho orgullo, y una apuesta táctica del banco que salio realmente bien fueron las variantes de Quilmes que se quedó con la victoria que suma en el costado anímico mucho más que dos puntos.

Síntesis:
Quilmes (81) (96): Leandro Lauro 1, Juan Pablo Sánchez 22, Byron Wilson 19, Patrick Savoy 22 y Claudio Chiappero 10 (FI) Esteban De la Fuente 1, Pedro Calderón 16, Esteban Pierdominici 5 (x) y Facundo Piñero 0. DT Javier Bianchelli.

River Plate (81) (90): Bruno Lábaque 28, Julio Mázzaro 7 (x), Maurice Spillers 25, Sebastián Cabello 8, Kevin Lyde 2 (x) (FI); Alejandro Burgos 12 (x), Jorge Sánchez 0 (x), Leopoldo Ruiz Moreno 5 y Nicolás Nudelman 3. DT. Mario Guzmán

Parciales: 28-24, 51-41, 59-61
Árbitros: Settembrini – Chávez
Estadio: Once Unidos (800 espectadores)

Pablo Tosal
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