¿Son los árbitros o es la gente?

Es el tema del momento. La temperatura con respecto a la actuación arbitral es cada vez mayor. Preocupantemente mayor. ¿Hay vicios, incapacidad?. En la tarde de ayer hubo temas que ya fueron tratados en la ADC.

Muchos aspectos son los que se tejen en medio de un juicio de opinión sobre los árbitros. El Más rápido que uno tiene que entender es que en caso de error de los árbitros existe incapacidad antes que deslealtad.

En primera persona debo aclarar por conocimiento de la interna de la Liga que jamás llegué a un caso de árbitro comprado, sobornado o alentando algún poderoso por dinero. Existe temor a los poderosos, existe temor a ciertas localías y sobre todo existe incapacidad.

De parte de la Asociación de Clubes no existe ninguna medida de publicidad para enseñar a los espectadores como es la mecánica del arbitraje, cuales son las responsabilidades, las reglas, etc.

Como en todo orden de la vida, es posible que si la gente también sabe mucho no sea muy conveniente. Hay una línea general de conocimiento que exime a cualquier espectador de leer un reglamento.

Por ejemplo: cuando un árbitro cobra una cosa en un costado de la cancha y 10 segundos después por una jugada de igual características no cobra nada, entonces no hace falta ser académico para saber que incurrió en un error.

El otro gran error de los árbitros es la ley más vieja y más funcional del mundo: la ley de la compensación. Dos males no hacen un bien, sin embargo los árbitros lo hacen como si fuera su Ley primera: “¿Me equivoqué?, no te hagas problemas, ahora te compenso”, parecen decir. Esto solo provoca irritación en la gente y confusión en el juego.

De la ley de compensación se desprende una cadena inmediata de problemas: Si el árbitro compensa es porque tiene sentido de la INFLUENCIA. Esto indica debilidad, y ya sabemos, que la debilidad es carne de cañón para los que tienen poder. Esto es: para las localías hostiles, para los jugadores y técnicos con chapa o para las camisetas con peso en la AdC.

Es muy posible (casi seguro diría) que el ciento por ciento de la gente que va a la cancha no sepa que el chequeo en el poste bajo para el jugador defensor (cuando el rival tiene la bola en mano) no puede ser con la palma de la mano. Apenas apoya la mano en la espalda del rival debe sancionarse con falta. Así, como este sencillo ejemplo hay infinidades de casos.

Pero después incurren en mil detalles que van de la mano de la interpretación. Una falta violenta a la pelota, a veces la cobran antideportiva y a veces no, cuando la antideportiva debe juzgarse por la rudeza y por el gesto de querer defender. También agarrar de la camiseta en un contraataque es antideportiva y no es una falta violenta.

Sin dudas de todas las reglas la más increíble es la que prohíbe a lo técnico chiflar para manejar a sus equipos. Oscar Sánchez y Néstor García fueron expulsados por este “motivo” el pasado fin de semana. Ambos entrenadores (y varios más según manifestaron) no se sienten siquiera protegidos por su propio ente: La CODITEP.

Se me ocurre que la regla debe responder a la idea que el técnico ejerce una suerte de protesta contra los árbitros con el chiflido. Además de local, arenga a la gente a que chifle también. Como sea no encuentro más explicaciones para la aplicación de esta regla que en el ámbito FIBA no existe.

Surge una pregunta irónica al mismo tiempo: si un técnico digamos tiene un enorme vozarrón y grita mucho, ¿no es peor a que Chifle?. Los técnicos usan el chiflido a modo de arenga de sus jugadores y dan órdenes desde el banco de un partido que se vive a mil revoluciones. De lo contrario estarían jugando al ajedrez.

Se puede escribir un libro sobre las reglas, la interpretación de los árbitros y luego lo que finalmente sancionan. Tienen derecho al error porque el básquetbol es una disciplina que se ejecuta cada vez con mayor velocidad. No tienen derecho al error constante y permanente, en algunos casos descarados.

Un tercer árbitro es prohibitivo para una liga que se cae en lo económico. Pero a esta altura de los acontecimientos, con árbitros tan confundidos para sancionar lo simple, sería peor el remedio que la enfermedad poner un tercer árbitro.

Como en cualquier trabajo hay patrones que juzgan la función de uno. Si alguien hace las cosas mal, debe ser sancionado, si las repite entonces ya no sirve para ese trabajo.
Lo que la Liga debe hacer es comprometerse a dar en conocer los lineamientos de mecánica del arbitraje, para que la gente conozca el reglamento y tome conciencia.

En el partido Peñarol – Argentino de Junín, Fernando Sampietro le bajó una sanción técnica al utilero de Peñarol. Nadie en el banco de suplentes del equipo puede estar parado salvo el Entrenador. Pero para que se sancione un utilero tiene que estar o protestando o dando indicaciones. Suceden cosas que son raras, que no se explican bien y que después derivan en violencia. Otra posible solución es que cada sanción de los árbitros sea comunicada por los altavoces del estadio, para que todo el mundo entienda que se sancionó.

Si no se hace algo rápido por parte de los estamentos oficiales: ADC, CODITEP, AAAB, las actuaciones de los árbitros, la inestabilidad emocional de los protagonistas, la irascibilidad de ciertos periodistas y la locura de la gente hacen un caldo de cultivo propicio para que pase cualquier cosa, entendiéndose por esto que lastimen a algún árbitro.

Lo cierto es que los árbitros cuando cobran bien no son entendidos y encima son dispares en sus actuaciones de una fecha a la otra. Son localistas o sacan chapa de guapos pitando en contra del local. Aplican reglas absurdas y se dejan llevar por el temor. En medio queda el basquet y la gente: que cada vez entiende menos y al mismo tiempo se calienta más.

Pablo Tosal
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